Nos duele, pero sí, son ellos, los campeones del mundo
Bolivia no pudo ante una Argentina superior que le ganó por 6-0. No hubo forma de parar una selección fuerte que dominó los dos tiempos del juego
En medio del “vení, vení, cantá conmigo”, los bolivianos llevan la pelota al medio para sacar una y otra vez. La goleada de Argentina por 6-0 no admite discusión. “Que de la mano, de Lio Messi…” siguen cantando mientras desde la platea alta, los hinchas bolivianos miran desconsolados. De a ratos viene un “no es para morirse, aún tenemos chance”.
Bolivia sabía a quién se enfrentaba y el DT Óscar Villegas diseñó un esquema que pronto fue roto por un Messi descomunal que terminó siendo ovacionado por el Monumental. “El que no salta es un inglés”, se divertían, en medio de la desazón nuestra. Medina se hincó y agradeció a Dios, mientras Haquin y Suárez, miraban con las manos en la cintura.
Fue casi imposible encontrar una forma de detener a los argentinos, bien aceitados y empujados por un público que no paró de alentar. Para Haquin, Suárez, Medina y Sagredo, fue difícil contener a Álvarez, Messi, Lautaro y por momentos De Paúl. La caída ante la Albiceleste luego de tres victorias al hilo, dolió, pero las esperanzas aún están intactas.
Fue por eso que los jugadores apenas acabó el partido, se acercaron hasta donde estaban los bolivianos, para agradecer por el apoyo. La goleada trajo consigo otra mala noticia: Carmelo Algarañaz fue amonestado y no estará ante Ecuador en noviembre; fue por eso que Villegas apostó por el roce a Enzo Monteiro en el tramo final, para que vaya ganando minutos.
La primera etapa fue un calvario para Bolivia, no hubo forma de controlar los embates de un rival superior, que atacó hasta con cinco hombres y que golpeó al mínimo error. Marcelo Suárez resbaló, y al rebote el balón le quedó servido a Messi (18’) -justo a quien no tenía que caerle- y marcó el 1-0 parcial. No hubo forma de contenerlo y Argentina se puso en ventaja.
Para la Verde era difícil salir del atosigamiento, Diego Medina estuvo ocupado con Julián Álvarez y por izquierda entre Fernández y Sagredo se turnaban para contener a Messi y De Paul que presionaban. El balón no le llegó a Ramiro Vaca y así era difícil asistir a Carmelo Algarañaz que corría como un león de un lado hacia otro en procura de apretar en salida.
El 2-0 llegó a los 42’ tras una mala entrega en ataque de Medina que Tagliafico aprovechó para dársela a Messi, y éste, con campo a disposición, habilitó a Lautaro Martínez que marcó. Nada que hacer, difícil para Bolivia porque encima, a los 47’, Álvarez puso el 3-0 que ratificó la supremacía de Argentina. Para Bolivia fue complicado en ese primer tiempo de tormento.
En el complemento el panorama no varió mucho, porque Bolivia continuó encadenando goles en contra. A los 69’ Thiago Almada y luego, otros dos más en el concierto de Messi (84’ y 86’) que enloqueció al público. Fue en realidad muy complicado para la Verde, que planteó tener vías de escapes con Lucas Chávez y Luis Paz, que pese a todo, mostraron hombría.
Corrimos siempre detrás de la pelota, viendo cómo los argentinos tocaban de un lado para el otro. Ramiro Vaca, Robson Matheus y Miguel Terceros no pudieron controlar nada, y así, era difícil generar riesgo en la portería de Gerónimo Rully, que fue prácticamente un espectador más, en una cancha que a cualquier rival, le hace sentir quién es el local.
A la Verde le toca pensar en Ecuador, en Guayaquil, y luego en Paraguay, en El Alto, ahí, en nuestro fortín donde se puede volver a sumar, para seguir soñando con un Mundial, que pese a la goleada, sigue siendo palpable. Lautaro Martínez fue y saludó a cada uno de los bolivianos mientras Villegas levantó el ánimo. Ya está, no hay vuelta; duele, pero sí, son ellos, los campeones del mundo.