Los triunfos le devolvieron la ilusión, pero está obligada a ganar de visitante y a triunfar de local para pelear por un lugar en Catar

18 de octubre de 2021, 8:56 AM
18 de octubre de 2021, 8:56 AM

De la incertidumbre a la desazón, de la desilusión a la esperanza. Así va Bolivia. Ahora a esperar lo que viene en noviembre, cuando enfrente a Perú y Uruguay en otras dos fechas decisivas. La perspectiva es distinta, alentadora, porque la Verde tiene en sus manos el futuro al enfrentar a rivales directos.

Dependerá de sí misma que la última parte sea una etapa ilusionante o un final decepcionante. Los triunfos provocaron este momento casi impensado, transformando la pesadilla en sueño placentero.

La gente se enamora de los éxitos, y la Verde logró dos seguidos; suficiente para vivir un mes primaveral en una eliminatoria en la que las selecciones se juegan la vida en cada fecha.

Todavía está debajo de la línea del quinto puesto, que otorga media plaza y la posibilidad de disputar la repesca con una selección de otra región, está en el séptimo lugar, pero con posibilidades de pelear aunque sea medio sitio.

Lo más importante que genera este momento es la virtud de la esperanza. El renacimiento de la posibilidad, aunque sea remota, de llegar al Mundial le cambia el ánimo a todo el mundo, al hincha, al que no es muy hincha y hasta al indiferente.

Ahora tendrá que valorizar sus triunfos ganando a Perú en Lima, de lo contrario, volverá al penúltimo lugar. Y luego deberá volver a hacerse fuerte en La Paz, ante Uruguay.

En el último partido, mejoró la definición y la eficacia, fue más agresiva, argumentos fundamentales para convertirse en un equipo con aspiraciones. Era lo que le faltaba, por eso le costaba ganar incluso de local.

A partir de ahora no puede perder ninguno de los que le queda por jugar para fortalecer sus posibilidades.

César Farías, quien hoy respira aliviado, tendrá tres semanas para revisar lo sucedido a lo largo de la eliminatoria para corregir lo que no se hizo bien y encarar esta última etapa equivocándose lo menos posible.

En las doce fechas, el entrenador armó doce quipos distintos. Eso no es común ni normal. Refleja inseguridad y cierta desorientación.

El triunfo ante Paraguay tiene rasgos de hechos fortuitos, como la inclusión de Enoumba de central porque no había otras alternativas, y fue uno de los mejores. Para Farías, en condiciones normales, el camerunés es lateral, donde fracasó ante Uruguay.

Empezó a confiar en los jugadores del Preolímpico de Colombia cuando parecía que el barco se hundía, y lo terminaron salvando: Villarroel, Fernández y Ábrego. Este último, injustamente postergado en todo este proceso.

Para Bolivia empieza jugarse un torneo aparte de acá hasta el final. Enfrente tendrá a Perú en Lima, Uruguay en La Paz, Venezuela de visita, Chile en La Paz, Colombia en Barranquilla y Brasil en el Hernando Siles.

En Lima cerrará la puerta a la ilusión o la abrirá de par en par.