Como la situación se fue de las manos, el equipo de seguridad del estadio decidió cerrar las puertas del estadio durante una hora. La policía intervino, utilizando cargas y gases lacrimógenos,

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31 de mayo de 2022, 8:18 AM
31 de mayo de 2022, 8:18 AM

Las autoridades francesas apuntan a los simpatizantes ingleses y a una “falsificación industrial” de billetes para explicar los desmanes en la final de la Liga de Campeones el sábado en los suburbios de París. La oposición fustiga la mala organización, la falta de preparación del dispositivo policial o la actuación de bandas locales fuera de control y exigen una investigación parlamentaria.

La final de la Liga de Campeones comenzó con más de 30 minutos de retraso. Los aficionados se agolparon contra las puertas del Stade de France, donde no pudieron entrar. Los hinchas que acudieron con sus familias fueron rociados con gases lacrimógenos por policías sobrecargados de trabajo, mientras que jóvenes trepaban por las puertas del estadio. Estas escenas de caos empañaron el mayor evento anual del fútbol europeo. La fiesta podría haberse convertido en un drama si la gran mayoría de los aficionados en cuestión no hubieran mostrado una gran calma ante los acontecimientos.

Todos los que estuvieron allí y conocen el lugar coinciden: el origen de este desorden absoluto es la gestión, o más bien la falta de gestión, del flujo de hinchas que llegan al Stade de France y la desorganización de los puestos de control para acceder a su perímetro inmediato, explica Eric Chaurin, periodista deportivo de RFI.

 

Testimonio del empresario argentino Martin Varsavsky

Un fiasco en tres actos

Fue un fiasco en tres actos que comenzó en la estación de Châtelet. El tren RER B, el medio de transporte más cómodo para acceder al Stade de France, estaba en huelga el sábado por la noche, por lo que se invitó a los aficionados a utilizar el RER D, cuyo acceso era mucho menos cómodo.

Al salir de la estación, los británicos debieron atravesar un túnel para acceder a las puertas reservadas para ellos. Un primer filtro, con controles de billetes y un cacheo superficial, se encontraba unos metros más adelante. Pero con sólo cuatro carriles y una veintena de empleados dedicados a esta operación, el punto de paso se convirtió rápidamente en un cuello de botella en el que 15.000 aficionados se encontraron atascados durante varias horas, cuando podrían haber sido redirigidos a otra entrada donde las operaciones de control eran mucho más fluidas.

Con este atasco, la situación no hizo más que agravarse. Mientras los poseedores de las entradas estaban atrapados allí, muchos jóvenes locales aprovecharon la caótica situación para entrar por la fuerza colocándose entre los controles y la multitud. Los empleados del estadio se vieron desbordados y alrededor de las 20:00 horas, cuando sólo faltaba una hora para el inicio oficial, los controles fueron desbordados. A partir de entonces, cualquiera podía acceder a la esplanada del Stade de France.

Como la situación se fue de las manos, el equipo de seguridad del estadio decidió cerrar las puertas del estadio durante una hora. La policía intervino, utilizando cargas y gases lacrimógenos, principalmente para disuadir a los que trepaban por las puertas. Según los periodistas presentes, había muy pocos ingleses entre ellos. Pero los aficionados del Liverpool que se agolpaban en las puertas no se salvaron.

Los aficionados ingleses en mira

Inmediatamente, los aficionados ingleses fueron señalados como los principales, si no únicos, culpables de los estallidos. La nueva ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, denunció el sábado por la noche "los intentos de intrusión y estafa a miles de aficionados ingleses" y mencionó 30.000 entradas falsas. Una cifra que de momento no ha sido comprobada.

El ministro de Interior subrayó por su parte que la “causa principal del retraso del partido”, previo a los hechos de violencia y robos registrados en el Stade de France, se debió a “un fraude masivo, industrial y organizado de entradas falsas".

Pero este tipo de fraude no es ajeno a este tipo de eventos y no explica por sí mismo las disfunciones que han estropeado la velada.

Los ingleses, especialmente los de Liverpool, no han olvidado los fallos y las mentiras de su propia policía durante la tragedia de Hillsborough, donde murieron 97 personas en 1989. Esperan más explicaciones de las autoridades francesas.

Un debate político

El Senado francés, dominado por la oposición de derecha, escuchará esta semana a los ministros Gérald Darmanin y Amélie Oudéa-Castera sobre los incidentes ocurridos el sábado cerca del Estadio de Francia durante la final de la Liga de Campeones. Los ministros del Interior y del Deporte declararán conjuntamente ante las comisiones de Derecho y Cultura, anunció el Senado en un comunicado el lunes 30 de mayo.

La controversia por las responsabilidades ha tomado rápidamente un cariz político. " La realidad es que sin duda hay billetes falsos, pero no en esta proporción. Y la realidad que se oculta es que ha habido asaltos, que ha habido robos por parte de gente de estos barrios", enfatizó el diputado de Los Republicanos (oposición conservadora), Eric Ciotti, quien denunció "una delincuencia especialmente presente en Seine-Saint-Denis", al tiempo que pidió una comisión de investigación de los incidentes.

Eric Zemmour, presidente ultraderechista de la Reconquista, declaró en Europe 1 que "el problema no son los hinchas ingleses o la policía, el problema es que Seine-Saint-Denis se ha convertido en gran medida en un enclave extranjero".

Desde el otro extremo del arco político, el líder de La Francia Insumisa Jean-Luc Mélenchon, deploró "un completo fracaso de la estrategia policial".

Los detenidos

Mientras la polémica no ceja, un tribunal de Bobigny, al norte de París, juzgará este martes a seis hombres por robar a aficionados al fútbol durante el caos registrado el sábado.

Los seis individuos eran los últimos en custodia policial por los hechos ocurridos cerca del Stade de France, durante la final del reputado campeonato europeo en la que se impuso el Real Madrid al Liverpool (1-0).

De los seis, tres de 21, 26 y 39 años comparecen por robos en grupo. Cuando fueron detenidos, se encontraban en posesión de gran número de celulares.

Los investigadores pudieron identificar a dos víctimas británicas, que denunciaron los robos, pero no lograron localizar a los propietarios de otros 14 celulares.

Un hombre de 25 años deberá responder de robo con violencia a un espectador mexicano. A otro de 34 años se le acusa de arrancar el collar de una víctima británica y de morder el brazo de un amigo que intentaba interponerse.

El último, de 24 años, está acusado de robar el teléfono móvil de un aficionado británico tras el partido, en el andén de la línea 13 del metro parisino.

"No se detuvo a nadie por colarse o por hechos vinculados a las falsas entradas del partido", los dos principales motivos del caos según las autoridades, precisó el lunes la fiscalía.