El miércoles el parlamento griego aprobó una ley que prevé endurecer las sanciones contra los 'hooligans'. Observadores consideran que ninguna ley anterior fue eficaz para erradicar esta lacra en el fútbol griego.

11 de marzo de 2022, 10:18 AM
11 de marzo de 2022, 10:18 AM

Las autoridades griegas han prometido medidas contra la violencia en los estadios de fútbol tras un nuevo asesinato de un hincha en febrero en Salónica, pero los observadores han acogido el anuncio con escepticismo ya que ninguna ley anterior fue eficaz para erradicar esta lacra en el fútbol griego.

"Cuando escuchamos que el Estado griego iba a tomar medidas contra la violencia en los estadios, simplemente reímos porque sabemos que, una vez más, no se hará nada", dice a la AFP un aficionado de 63 años y destacado dirigente de un grupo de animación en Grecia, que prefiere mantener el anonimato.

El miércoles el parlamento griego aprobó una ley que prevé endurecer las sanciones contra los 'hooligans', con penas de hasta cinco años de prisión, y aumentar el control sobre las actividades de los grupos de ultras.

El pasado 1 de febrero, un joven de 19 años fue mortalmente apuñalado cerca del estadio del Aris de Salónica, llevando a tres el número de hinchas asesinados en los últimos tres años en la segunda ciudad del país.

"El 'hooliganismo' es una plaga mundial, una triste pandemia que ha matado a decenas de personas. Debemos unir nuestras fuerzas", declaró el ministro de Protección Civil Takis Theodorikakos.

Las autoridades decidieron prohibir todos los clubes de aficionados, a la espera de que con la nueva ley estos grupos estén más regulados.

La policía "no necesita una ley, ya que en el momento que quiera puede detener en todo momento a todo aquel que actúe de forma criminal", añade, escéptico, el sexagenario que ahora ya no va a los estadios.

"Puedo asegurarle que, después de 40 años en las gradas, que ellos (las autoridades) conocen su identidad. No son aficionados, son pandilleros", asegura.

- Sin voluntad política - 

Para este aficionado, "no hay una voluntad política real de afrontar esta violencia", puesto que "el sistema político está cómodo con el hecho de que los estadios sean una válvula de escape social y que las causas reales de esta violencia no se conozcan".

Salónica ya fue el escenario de enfrentamientos entre los dos clubes de la ciudad, Aris y PAOK.

Una ley aprobada en 2006 ya preveía medidas estrictas, pero fue abolida.

Tras una veintena de detenciones, se constató "una reducción del 80% de incidentes relacionados con la violencia de los hinchas", se felicita George Orfanos, antiguo viceministro de Deportes, promotor de la ley de 2006.

"Fui muy criticado en aquella época, que se demostró que la ley funcionó. Entonces, ¿por qué se cambió?", se preguntó antes de añadir a la AFP que "estos fenómenos de violencia se amplifican por la impunidad".

- "Hooligans mimados" -

Después del asesinato del pasado 1 de febrero, la policía ordenó el cierre de trece grupos de aficionados y doce hinchas del PAOK fueron detenidos, pero era la primera vez que se llevaba a cabo una operación de este tipo.

En 2012, cuando tomó el puesto de director de seguridad de Salónica, Athenagoras Pazarlis dirigió "registros en las asociaciones de aficionados, se incautaron grandes cantidades de droga y armas, y se detuvo a decenas de personas, algunas de las cuales recibían pagos de un equipo en particular de Salónica".

Después llegó la época de las "amenazas", recuerda a la AFP este antiguo oficial de policía. "Tenía miedo, no por mi integridad física, sino por mi hijo menor, porque sabía a qué tipo de personas me enfrentaba. Me sentía solo en esa guerra (...) Nunca comprendí por qué estos 'hooligans' eran mimados", explica.

La nueva ley restablece un marco penal estricto y prevé la prohibición de toda "suspensión" o "conversión de una pena de prisión en trabajos de interés general".

El exfiscal Vassilis Florides no "entiende por qué la ley precedente fue derogada". "La cuestión estaba resuelta y casi no había incidentes", añade en referencia al periodo de dos años como fiscal encargado de deportes.

"La experiencia (...) muestra claramente que cuanto más estricta sea una ley (...) menos personas son condenadas por haberla violado", asegura.