El miércoles jugará su último partido como profesional. Lo hará vistiendo la camiseta de su querido The Strongest, el club del que se convirtió en un símbolo. “Fue clave perseverar y no desistir”, sostuvo.

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17 de diciembre de 2018, 17:06 PM
17 de diciembre de 2018, 17:06 PM

El líder de la manada, el hombre que en los últimos años se convirtió en el corazón del Tigre, dirá adiós este miércoles al fútbol activo ante Blooming. “Es una decisión bien pensada y analizada”, dice Pablo Daniel Escobar, el 10 de un The Strongest que con él vivió momentos inolvidables. Es que Pablo le dio al Tigre la identidad perdida, manejó el vestuario y dio un ejemplo de cómo ser un líder positivo cuando hay objetivos claros.

¿Por qué decides irte este año?

Me voy antes de que el fútbol me deje, no quería hacerlo cuando la gente me diga ‘andate, ya estás grande, dale la oportunidad a otro’. Yo creo que en el fútbol las oportunidades se ganan, si tiene que aparecer un joven, que lo haga, pero que antes luche por esa oportunidad. Empecé a analizar, y como digo, es el fútbol el que decide por mí. Fue el fútbol que me dijo hace 21 años que me vaya de Paraguay, que llegue a Jujuy, que era un nuevo desafío por la dinámica, la pasión, las ganas y el amor por este juego. De ahí a Oruro, a La Paz, a Paraguay de vuelta, o sea, fue el fútbol el que siempre dominó mi vida.

Y ahora es el momento de irse...

Sí, lo decidí, el saber imaginarme que estaba finalizando mi ciclo como jugador profesional, que son pocos minutos los que me quedan por jugar, pero a la vez es una decisión bien pensada, analizada y que ahora intento disfrutar. Me encuentran dos sensaciones un poco distintas, porque también hay nostalgia, no lo voy a negar.

Te vas con la camiseta atigrada, ¿cuánto significa este club?

Yo pasé por otros equipos, otros lugares, otros países, pero evidentemente mi lugar afectivo como profesional es The Strongest por todo lo que me brindó. Siempre voy a estar agradecido con esta institución, con este club que me brindó cosas básicas cuando yo no era nada y cuando no tenía nada. Me brindó la posibilidad de trabajar, de mostrarme internacionalmente en lo deportivo, de tener un techo donde vivir, donde mis hijos puedan estar, la posibilidad de alimentarlos y darles educación, entonces esas cosas son únicas.

Hablaste de una decisión bien pensada y analizada...

Sí, porque lo vengo preparando hace tiempo, no es que de la noche a la mañana lo decidí o que se trate de que alguien me está echando o que existe presión de gente para hacerme ir, muy por el contrario. El haberlo analizado bien, hace que lo maneje bien, pero evidentemente es de mucha emoción porque la gente en todos lados me trata bien, y me doy cuenta de que ellos me quieren dar cariño, sobre todo los hinchas de The Strongest en La Paz. Son sensaciones únicas.

¿Cuándo lo decidiste?

Cuando firmé mi contrato para este 2018 lo comencé a analizar, por la forma en cómo quería sobrellevarlo. Es lógico o evidente que por mis 40 años iba a experimentar algunos cambios, hasta en el físico, porque este es un deporte de mucho físico. Pero gracias a Dios, es mínimo lo que he sentido porque hoy me siento bien, estoy entero en todo sentido, prácticamente no tengo lesiones, pero evidentemente que el paso del tiempo es real y nos pasará a todos. Fue ahí cuando comencé a proyectar mi salida.

¿Vas a dirigir a The Strongest?

El profesor César Farías (actual DT del Tigre y que en enero asumirá la selección) me invitó a trabajar con él como un asistente si es que yo decido abocarme a esa tarea, y por su puesto que me encanta la idea de dirigir a un equipo, por el día a día, la cancha y poder enseñar lo que he aprendido en tanto tiempo. Sé que no es fácil, que hay que tener experiencia, pero bueno, hay tantos años en esto que eso me puede ayudar. Sí, es una gran posibilidad que pueda ser entrenador y me gusta la idea. Entrenador o asistente del profesor César Farías, pero el miércoles termina esta etapa y a partir de ahí comenzaré a analizarlo de manera más concreta.

Dentro del Tigre hablan de que puedes llegar hasta a ser presidente, ¿cómo lo tomas?

(Sonríe). Lo tomo con agradecimiento. Es que ellos ven en el día a día el cariño que le brindo al club y no solo en lo futbolístico. Yo vivo en la puerta de The Strongest, mi casa es en la puerta del club, entonces es fácil estar atento porque prácticamente pertenezco al complejo. Y cuando hablo de estar atento me refiero a los chicos que viven ahí, a los empleados del club. Me gusta compartir con todos porque es gente que nunca aparece en los diarios, pero cuyo trabajo es muy importante. Quizá por eso es que surgen esos conceptos, pero no lo hago por eso, sino porque me sale. Y bueno, a futuro veremos cómo se encamina todo.

¿Te imaginabas un desenlace como el que has tenido cuando llegaste a San José?

No, si yo hubiese escrito lo que deseaba, jamás habría pensado en que iba a pasar por todo esto. Pero ojo, también hubo momentos difíciles y quizá es por eso que todas las cosas que me han pasado se han vuelto más gratificantes, le dieron más valor a los momentos lindos porque hubo sacrificio. En las historias siempre se conocen las partes más bonitas, pero en 21 años de carrera han pasado muchas cosas que las tengo yo, que sé cómo las pasé para llegar a momentos bonitos. Todo ha sido a base de sacrificio, como lo hicieron todas las personas que llegaron a tener una carrera larga y con buenas cosas.

Cuándo recibiste el Premio Mayor de EL DEBER hubo una frase tuya que llamó la atención: “Persevera y triunfarás”. ¿Cuánto te ayudó seguir por ese camino?

Con total certeza puedo decir que además de perseverar no hay que desistir; es una frase que también me impulsa. Perseverar fue fundamental porque hubo momentos en que uno quiere tirar la toalla, cuando uno piensa ‘esto no se va a dar’ y que incluso hay gente que te mira y te dice lo mismo. Pero bueno, ahí es donde aparece la perseverancia y por supuesto la familia, que es el soporte para que te brinde esa palabra de aliento. ‘Tranquilo, eso va a pasar, vamos a salir adelante, todo estará bien’. Así fue dese el inicio, porque lo mío fue perseverancia, no fue de la noche a la mañana o algo que explotó y listo, fue con perseverancia que comenzaron a aparecer los objetivos cumplidos.

¿Qué momento de tu carrera fue de verdad duro?

Tuve tres momentos en los que prácticamente estaba dejando el fútbol. El primero, cuando no pude debutar nunca en Olimpia pese a haber hecho todas las inferiores y al final acabé yéndome. Fue muy frustrante porque trabajaba en la mañana y estudiaba por la noche. Las tardes se las dejaba a las prácticas, pero ya me estaba encaminando para otro lado. Era agotador, y fue entonces cuando sentí que la familia era vital, mi padre que vino y me dijo ‘vamos, vamos, no aflojes’, y al final hubo otro club donde se me abrieron las posibilidades y pude debutar en primera. De un momento a otro pasé de casi dejar el fútbol a ser de primera. Luego me fui para Argentina (Gimnasia de Jujuy), donde estuve por cuatro años y donde igual pasé momentos duros, más allá de que conocí a la que hoy es mi esposa, que me ayudó mucho porque hubo momentos sin cobrar y en lo deportivo no tenía repercusión o al menos la que yo quería. Me estaba preparando para otra cuando de nuevo apareció la familia para apoyarme, para alentarme a no claudicar en lo que uno quiere.

¿Ahí se da tu venida a San José?

Estábamos en una época complicada en Gimnasia y Esgrima y tocó jugar un amistoso con San Martín de Tucumán; me acuerdo que fue en Jujuy. Ahí estaba presente -quien hoy en paz descanse y al que le voy a estar agradecido siempre- Carlos Ángel López, un número 10 que tuvo Bolívar y que al final del partido me invitó a ir a Oruro. Me acuerdo que me dijo: “Veo mucho potencial en vos, muchas condiciones, parecido a mí en cómo jugás”. El técnico de San José en ese entonces era Fernando Salinas, que le había pedido un jugador como yo y fue así que llegué a San José. Fue algo increíble par mí porque yo me sentía ‘enterrado’, pero hice un amistoso en el tercer equipo de Gimnasia y Diosito mandó al ‘Zurdo’ López para verme.

Y acto seguido, el Tigre...

Es difícil hoy medir el cariño que me expresa la gente, ¡es terrible! (sonríe). Y no solo la gente stronguista de La Paz, sino de otros clubes también. El respeto, el cariño que me brindan es muy grande. Hay gente que se me acerca y me cuentan cada historia que han vivido con sus padres en las tribunas que la verdad, no sé medirlas. Lo único que tengo en claro es que por mí han hecho cosas invalorables.

Has ganado cinco títulos con esta camiseta, ¿cuál de ellos tuvo una cierta particularidad?

El tricampeonato fue memorable porque en 40 años de Liga fuimos el único equipo en lograrlo. Es algo que perdura hasta ahora, fue algo que construimos con un grupo de jóvenes pero que era bárbaro, que a medida que fue pasando el torneo fue creando una identidad que permanece hasta ahora. Fue hermoso. Pero tampoco me puedo olvidar del 24 de diciembre de 2016. Así como hace poco Boca y River jugaron la final del mundo, para nosotros, dentro de nuestro ámbito, fue una final especial ante Bolívar. Veníamos atrás en todo el campeonato, los alcanzamos y tuvimos que jugar al mediodía en Navidad por un tema dirigencial; no me pareció justo, pero igual lo jugamos y lo ganamos, y creo que eso siempre quedará en la memoria de los atigrados; cada Navidad vamos a levantar una copa para festejar ese título.

¿Quiénes han sido claves para hacer del Tigre lo que es hoy?

Chumacero es un claro ejemplo porque salió de la cantera. Pero también hay gente identificada, que hoy no está pero que ha sido clave para iniciar todo esto. Te escriben mensajes y están pendientes. Nelvin Soliz es otro caso, Daniel Vaca y otros que se han ido como Sacha Lima o Marco Paz. Como te digo, no me quiero olvidar de nadie, pero han sido muchos los que han aportado con su granito para encontrar la identidad del club, un buen vestuario. Lo único que puedo decir es gracias a cada uno de mis compañeros, a cada DT porque cada uno me enseñó algo e intentó sacar siempre lo mejor de mí.

Además te sacaste la espina de jugar en Paraguay...

Tuve la gran oportunidad de volver a mi país y ser campeón del Clausura 2006 prácticamente invicto. Eso nadie me lo quita. De niño jamás me imaginé que me iba a pasar todo esto en Bolivia, siempre lo imaginé en Paraguay y gracias a The Strongest también lo viví en Paraguay. Por eso estoy aún más agradecido con este club.

¿Y en la selección?

Me convocó Erwin Sánchez por primera vez para jugar ante Panamá. Vestir esa camiseta y cantar el himno estando parado, es algo único, algo increíble. Ha quedado marcado en mi corazón.