El guardameta del Alianza Lima le tapó un penal clave al delantero del Barcelona Luis Suárez, para la clasificación de su selección. El portero peruano apunta al clásico del Pacífico.

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29 de junio de 2019, 18:21 PM
29 de junio de 2019, 18:21 PM

El fútbol, como la vida, es una maratón y no una carrera de cien metros. El arquero Pedro Gallese quemó los recuerdos de aquella tarde negra ante Brasil y, con sus atajadas, metió a Perú en semifinales de la Copa América-2019.

En la era de las redes sociales cualquiera tiene voz. Y cualquiera pide, sin clemencia, el retiro del jugador de turno que no estuvo a la altura. Al portero de Alianza Lima más de uno lo culpó de la paliza 5-0 que le ajustó la Canarinha a los incas en la última salida del Grupo A, en Sao Paulo.

Dos días después de la goleada, el lunes 24 de junio, Gallese practicaba junto a un miembro del cuerpo técnico que dirige Ricardo Gareca. En una esquina del estadio Pacaembú, donde se ejercitaban los peruanos, el guardameta tomaba y devolvía el balón.

No musitaba palabra y tampoco nadie le hablaba. Alguno que otro cruce con el hombre con quien entrenaba. La voz sobraba en momentos en que la herida seguía abierta. Aquel sábado pifió gravemente ante los anfitriones y abrió la puerta a la caída estrepitosa del equipo de la banda cruzada.

"Estoy en un puesto en el que un día puedes ser un héroe y otro día puedes ser un villano", aseguró al término de la derrota en el Arena Corinthians. En la casa del elenco de Sócrates, en un intervalo de 13 minutos, cedió un tanto a Roberto Firmino y otro, por mala ubicación, a Everton.

Los peruanos, en cabeza del capitán Paolo Guerrero, cerraron filas en torno a él. Aunque callados, salieron del estadio en bloque. Gallese, en la mitad, caminaba con la cabeza en alto.

"Todo el grupo le ha dado la confianza", dijo Guerrero. "Él ha sido figura muchas veces, una falla la puede cometer cualquiera".

Revivir el recuerdo

Pero levantarse de dos fallos que le dieron la vuelta al continente no lo hace cualquiera. Hay que tener cuero para cruzar la página y tomar venganza. Más cuando se ha sido actor protagónico de una gesta: el regreso de Perú a un Mundial, el de Rusia-2018, tras 36 años de ausencias.

"Me responsabilizo por el error que tuve pero tengo que hacerme fuerte por mí, por el grupo y ahora queda levantar la cabeza", avizoró el portero, titular indiscutible en el proceso que lidera Gareca desde principios de 2015.

La revancha la cobró en mano propia a 1.500 kilómetros del Arena Corinthians, en el estadio Arena Fonte Nova de Salvador. 

Su arco se fue con la valla invicta por segunda vez en la competición. Sus reflejos y extremidades fueron vitales para repeler tres llegadas con sello de gol de Uruguay.

En la primera, en el minuto 23, ataja un zurdazo de Luis Suárez cuyo rebote Diego Godín mandó a los cielos brasileños.

Trece minutos después, Nahitan Nández filtró un balón entre los centrales andinos con destino a Edinson Cavani. El ariete del PSG remató, también de zurda, y la pierna del guardameta de 29 años se encontró con la pelota.

Al inicio de la parte complementaria, en el 46, voló para despejar un tiro libre bien ejecutado por Federico Valverde.

También tuvo suerte. Cuando los reflejos no alcanzaron, el juez decretó tres fueras de lugar en momentos en que su arco ya había caído a manos de los temidos Suárez y Cavani, que se regresaron a Uruguay con dos tantos en su bolso cada uno.

Debajo de los tres palos blancos se agigantó ante el Pistolero. Con su estómago le atajó el penal al delantero del FC Barcelona. Y los mismos hombres que lo respaldaron sin chistar tras sus noche ya olvidada se encargaron de marcar un tiro tras otro para poner a Perú a pelear con Chile en semifinales de la Copa América de Brasil.