Para los elencos brasileños, ganadores de cuatro de las cinco últimas ediciones de la Copa Libertadores, ese modelo de transferencia ha sido ideal para fortalecerse ante sus pares sudamericanos

1 de julio de 2022, 12:32 PM
1 de julio de 2022, 12:32 PM

Desde hace un tiempo a Guilherme Momensohn los clubes le ponen una "condición inicial" para negociar el fichaje de un futbolista: debe estar libre. "Si tiene contrato vigente, ni interesa", cuenta el agente brasileño.

Con las finanzas aún golpeadas por la pandemia y debido a un cambio de mentalidad de muchos futbolistas, la contratación de los llamados jugadores libres aumentó las pasadas dos temporadas en todo el mundo.

Para los elencos brasileños, ganadores de cuatro de las cinco últimas ediciones de la Copa Libertadores, ese modelo de transferencia ha sido ideal para fortalecerse ante sus pares sudamericanos y atraer atención hacia su campeonato al contratar estrellas globales en la recta final de sus carreras.

"Cuando se trata de un jugador libre, los equipos tienden a arriesgar porque no tienen que desprenderse de dinero para hacer la transferencia", dice a la AFP Momensohn, representante desde hace una década de futbolistas en Brasil.

El año pasado el 66,8% de las transferencias mundiales se hicieron con atletas libres, frente a 62,7% de 2020 y 64,3% de 2019, según un reporte de la FIFA.

La llegada bajo ese modelo de Lionel Messi al PSG, en agosto de 2021, fue la operación más conocida. Valorado entonces en 80 millones de euros por el portal especializado Transfermarkt, el astro argentino se marchó sin dejarle un centavo al FC Barcelona por su traspaso.

Y ahora, entre otros, el alemán Antonio Rüdiger replicó la jugada con el Real Madrid y el francés Paul Pogba lo hará presumiblemente con la Juventus.

- Todos ganan -
El crecimiento de ese tipo de fichajes en Brasil puede evidenciarse en las seis escuadras brasileñas que disputan los octavos de final de la Libertadores: Atlético Mineiro, Athletico Paranaense, Corinthians, Flamengo, Fortaleza y Palmeiras.

En la temporada 2018-19, antes de la pandemia, el 26,7% de los 112 jugadores fichados por esa media docena de clubes no tenía vínculo con ningún club. En la 2021-22, fueron el 40% de los 75 refuerzos, según datos de Transfermarkt con corte al 27 de junio.

En ese lapso llegaron libres mundialistas como Willian, Paulinho, Renato Augusto, Hulk, el uruguayo Diego Godín, el hispanobrasileño Diego Costa, el chileno Mauricio Isla, así como David Luiz y Fernandinho.

"El club consigue un refuerzo, el atleta logra seguir jugando en una competición que conoce y en un club de alto nivel. Es una combinación que agrada a todo el mundo", explica Cesar Grafietti, socio de la consultora Convocados, especializada en inversiones en el fútbol.

Para los expertos, ese tipo de veteranos migran o regresan a Brasil porque salieron del mercado de alto nivel en Europa, les ofrecen salarios altos para la media local o incluso mayores que en un negocio club a club y pueden retirarse en onces con los que tienen vínculos afectivos o les atraen las ciudades.

"Para los futbolistas el tema pasa más por poder decidir su futuro que simplemente por la cuestión financiera.
Si están 'presos' en un club, siempre van a tener que preguntar a un tercero sobre la decisión que pueden tomar. Si están libres, la decisión es de ellos", apunta Momensohn.

Fernandinho, de 37 años, justificó su regreso al Paranaense, donde empezó su laureada carrera, en "un deseo personal".
"La decisión más sensata fue la de volver a casa", dijo el lunes durante su presentación, tras acabar su relación con el Manchester City (2013-22).

- Efecto paradoja -
Aunque buena parte de las estrellas que llegan libres a un elenco brasileño están cerca de retirarse, la dinámica incluye a cualquier tipo de jugador, incluso jóvenes prometedores de otros países sudamericanos.

En ocasiones, esas promesas -y también las brasileñas- negocian con su equipo de origen la ruptura anticipada del contrato a cambio de darles un porcentaje de una venta futura.

"Con la diferencia financiera entre clubes de Brasil y del resto de América del Sur quedó más claro
que los agentes prefieren hacer la transferencia primero para el fútbol brasileño y después buscar el fichaje para el fútbol europeo", asegura Grafietti.

Pero el modelo tiene un efecto paradoja: así como los brasileños se benefician de su poderío económico en Sudamérica, el Viejo Continente toma ventaja para adquirir a un jugador de Brasil.

"Al llenarse de atletas veteranos que vuelven de Europa, los jóvenes tienen menos espacio en los clubes. Muchas veces será más interesante para ellos esperar a que termine el contrato y luego ser transferidos con 21 o 22 años a Europa, que renovar y depender de que el club quiera venderlo más adelante", explica Grafietti.

El desafío para evitar la fuga gratuita de talentos, según Momensohn, es establecer mayores salarios, contratos longevos, cláusulas de rescisión altas y saber cuándo vender. Aunque, asegura, cuando aparezca una joya, los europeos, como siempre, no vacilarán en pagar la multa.

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