La selección boliviana ha demostrado en sus últimos partidos que tiene la capacidad de levantarse ante la adversidad.

11 de octubre de 2024, 14:14 PM
11 de octubre de 2024, 14:14 PM

Es un equipo joven, pero muestra una madurez sorprendente. Esa es la selección boliviana de Óscar Villegas, un plantel con un promedio de edad de 23,7 años que, a pesar de su juventud, ha mostrado una notable fortaleza mental para enfrentar los desafíos.

Este aspecto es digno de resaltar, ya que varios jugadores han sumado sus primeros partidos con la selección y han demostrado tener la madurez necesaria para afrontar los retos.

Esta selección no se derrumba emocionalmente con facilidad; lo demostró primero ante Chile en Santiago, donde abrió el marcador a través de Carmelo Algarañaz. Sin embargo, poco después ocurrió la desafortunada lesión de Carlos Lampe, lo que derivó en el empate chileno.

Muchos pensaron que el sólido planteamiento presentado por Villegas se desmoronaría en ese momento; sin embargo, no fue así. Bolivia se sacudió los raspones y dijo “aquí voy de nuevo”. En un abrir y cerrar de ojos, tras una magistral jugada, llegó el gol del triunfo, obra de Miguel Terceros.

Luego, el equipo se dedicó a defenderse con la pelota y lo hizo a la perfección, mostrando orden y temple.


La segunda muestra de carácter se dio contra Colombia, un partido sumamente complicado ante una de las mejores selecciones del continente que llegaba a El Alto como favorita e invicta. En los primeros minutos, Bolivia tomó la iniciativa y mostró superioridad sobre su rival.

Sin embargo, a los 20 minutos del primer tiempo hubo un punto de quiebre: la expulsión de Héctor Cuéllar dejó a la selección con un hombre menos por el resto del partido.

A pesar del desconcierto inicial, los jugadores lograron neutralizar las arremetidas de figuras como James Rodríguez y Luis Díaz. Al irse al descanso con el marcador en cero, tuvieron la oportunidad de replantear su estrategia.

La Bolivia del segundo tiempo fue otra; recuperó su identidad de lucha y garra que mostró frente a Chile y logró el tan anhelado gol que encaminó la victoria. Fue una obra maestra de Miguel Terceros que revitalizó y elevó aún más la moral del equipo.

La capacidad de este plantel para mantenerse firme frente a situaciones adversas es un testimonio del trabajo realizado por Villegas y su cuerpo técnico. Cada partido se convierte en una lección sobre cómo enfrentar desafíos y superar obstáculos. La juventud del equipo no es una limitación, sino una fuente de energía y determinación.

Con cada victoria, Bolivia se acerca más a su objetivo: clasificar al Mundial. La fortaleza mental demostrada en estos encuentros es un indicativo claro de que esta generación está lista para grandes cosas. El hincha boliviana puede sentirse orgulloso de un equipo que no solo sabe a lo que juega, sino que también sabe levantarse cuando las circunstancias son difíciles.

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