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“Los árbitros juegan en esta última etapa del torneo”

Carlos Saucedo dijo que hay sueños de ser campeón con Guabirá, pero que en la fase final de los campeonatos influyen los jueces y se ensucia todo. Aseguró que tuvo poca chance en la Verde.

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1 de mayo de 2017, 3:30 AM
1 de mayo de 2017, 3:30 AM

El goleador de Guabirá tiene mucho que decir y se lo nota en cada respuesta que da. Es más, cuando se le tocó el tema de la selección, Carlos Saucedo pareció calentarse un poco por las injusticias que vivió, pero que con casi 38 años cumplidos está dispuesto a seguir intentándolo para que se repita el sueño de ser llamado a la Verde. Su actual momento es dulce con las redes, lleva nueve tantos convertidos y es uno de los artilleros del torneo Apertura, pero el  inicio de su segunda etapa en Guabirá no fue bueno. La sufrió, pues le dijeron que iba a alternar, pero el ‘Caballo’ Saucedo demostró rápidamente con goles que su lugar está dentro de la cancha.

Desde su casa, ubicada en el barrio 10 de Octubre de la avenida Luján, el atacante que está cerca de llegar a los 200 goles (191) en su carrera profesional, aseguró que el Rojo tiene con qué clasificarse a un torneo internacional, pero que hay intereses oscuros que perjudican a los equipos chicos en las fases finales de los campeonatos.

¿Está es tu mejor versión?

No sé si la mejor, pero sí estoy pasando un buen momento. Me están saliendo las cosas, así como también el grupo está respondiendo. Para ello no hay secretos, pues uno trabaja en el día a día a consciencia y sobre todo teniendo muy cuenta el cuidado personal, como el que tengo dentro y fuera de la cancha, se puede rendir bastante.

¿Te costó ser titular?

Sí. No arranqué de titular, pues alternaba. Luego jugué algunos partidos de titular y a pesar de hacer goles, me tocó descansar nuevamente. Poco a poco me gané la confianza del profesor Tucho Antelo, y no desaproveché las oportunidades que me dio.

¿Sabías que llegabas a pelear un puesto?

De entrada el profesor habló conmigo y fue muy claro. Me dijo que tenía que ganarme un puesto, que  iba a ser una opción más. Además que en algunos partidos no me iba a necesitar, y que en otros ingresaría en el segundo tiempo.

¿Te frenó un poco?

Cuando pasó eso ya estaba en el equipo con contrato, pero uno se pone a pensar que no va a tener continuidad y eso lo frena.

¿Los goles te salvaron?

Seguro que sí, pues los goles me han dado confianza, tanto a mí como al profesor para que yo me quede de titular. Y así es en cualquier equipo, siempre al delantero le exigen goles.

Es la cuarta vez que te dirige ‘Tucho’ Antelo...

Sí, pero siempre le respondí, de lo contrario no estaría hoy de titular. Si no haya hecho goles, no me iba a querer ni él ni otro técnico.

¿Qué tan estricto es?

Es uno de los más estrictos que he tenido y al que no se le pasa una. Pienso que debería ser así en todos lados. Además que él lo hace por el bien del jugador, del equipo y no es con mala intención. A veces nosotros estamos acostumbrados a tomarlo a mal. Ya lo conozco y por ello nosotros los mayores hemos tratado de meterle esa disciplina a los más jóvenes, que quizás en algunos casos lo toman a mal. Le hemos explicado al grupo que es un carácter que el profe tiene y hay que saber aprovechar sus enseñanzas.

¿Con casi 38 años, tu efectividad ha aumentado?

Me siento con mucha más confianza que antes. Esto permite que no me desmoralice cuando fallo goles, al contrario quiero mi revancha al momento. Antes me desesperaba y me ponía nervioso. Hoy sé que si no entra en la primera y en la segunda, en la tercera será gol. Pero sí o sí tiene que entrar el balón.

¿Influyen bastante Saucedo, Aguirre y Mojica en el camarín?

Eso ha sido fundamental. Recuerdo que cuando llegamos a Guabirá había otro ambiente. Hoy se mejoró en muchas cosas, el camarín cambió, pues ya hay asientos, casilleros, heladera, cafetera, televisor y no falta la fruta. Esas cosas se las pedimos al presidente, Rafael Paz, y él por su voluntad nos las dio. Eso ayuda, pues no es lo mismo llegar a un camarín con los bancos todos rotos, que tener los asientos bonitos. Eso da muchas más ganas de entrenarse. Además se aconseja bastante a los jóvenes.

¿Por qué no acompaña la hinchada a este Guabirá?

La gente no se ha convencido aún de la campaña que estamos haciendo. Desde que comenzó el torneo los fanáticos y hasta periodistas decían que nos íbamos a caer. Afirmaban que Guabirá siempre comienza así y luego se cae. Al hincha le falta creer que se están haciendo bien las cosas para que pongan de su parte.

¿Cuándo te convenciste de que el equipo tenía armas para lucharla?

Desde que ganamos en Cochabamba a los aviadores. Allá se hizo un buen partido, y los anteriores de local también se habían ganado. Tras derrotar a Wilster, todos los compañeros nos convencimos de que había equipo para pelearla.

¿Están para ser campeones?

Uno sueña con ser campeón, pero nosotros sabemos los problemas que hay en esta parte del campeonato donde se pasa a depender no solo del rendimiento.

¿Juegan los árbitros?

No quería tocar el tema, pero los árbitros juegan en esta última parte del torneo. Se van a dar cuenta de que se va a ensuciar. Entonces es muy difícil decir que nosotros vamos a ser campeones, pero sí vamos a luchar hasta lo último. Si apuntamos a clasificar a un torneo internacional, y si se da el título, bienvenido sea.

¿Cuál es tu objetivo?

Quiero salir campeón liguero con Guabirá y ojalá Dios quiera pueda darse, que sería la cuarta corona de mi carrera. Ya salí campeón con Deportivo Quito, de Ecuador; y en dos ocasiones con Saprissa, de Costa Rica.

¿Ante El Tigre te luciste?

Fue mi mejor encuentro en este torneo. Ese fue un partido casi perfecto porque anoté los tres goles del empate y fue en la altura.

¿No te pesó la altura?

La verdad que no mucho. Ese día llegamos tres horas antes del encuentro y corrí bien, junto a mis compañeros. Personalmente no me afecta, ya he jugado en Oruro, La Paz y Potosí.

Juega la edad...

(se apura a responder) Hay muchos jugadores que han demostrado con grandes rendimientos que la edad no cuenta, y por ello no es  obstáculo.

¿Tenés fecha de caducidad en el fútbol?

No. La verdad que en los primeros años de mi carrera profesional, que comenzó a los 26 años, me ponía a pensar hasta los cuántos iba a jugar, y decía que me retiraría a los 32 o 33. Ahora que ya pasé esa edad me siento bien, con fuerza de ir a entrenar. Y como digo, mientras que demuestre en la cancha que soy un aporte seguiré jugando.

¿Por qué dejaste Real Potosí para venir  a Guabirá, cuándo eras titular y hacías goles?

Ellos no se portaron bien conmigo, me prometieron muchas cosas, y al final no cumplieron en lo que  habíamos quedado antes de que yo viaje. En su momento cuando me desvinculé no lo quise decir, porque sabía que iba a tener problemas. Para venir a Guabirá resigné bastante plata. Estar allá me fue difícil, porque estuve solo sin mi familia. Es muy difícil jugar en Potosí, pues no tienen canchas para entrenar. Hay veces pasábamos cuatro días en el camarín o en el gimnasio por falta de canchas. El campo de juego del estadio no  lo prestaban y a veces entrenábamos en cancha sintética, que debe tener unos 10 años porque era muy dura.

¿Ya perdiste la cuenta de goles en tu carrera?

(se ríe). No tanto así, pero ya estoy cerca de los 200 en el profesionalismo, y eso que comencé a jugar en la Liga a los 26 años. Antes me cansé de hacer goles en el torneo de la Primera A. En la asociación salí goleador en 24 de Septiembre y en Destroyers, y en Universitario del Beni, entre otros.

¿La hinchada de Guabirá es complicada?

Es bien jodida, porque ellos no aguantan mucho, e insultan. Yo lo sufrí en mi primera etapa en Guabirá, en la Primera A. Recuerdo que los fanáticos nos esperaban al ingreso al camarín y nos tiraban de todo. Es una hinchada bien exigente. Bueno ahora esperemos que vayan a apoyarnos.

¿Cómo mantenías a tu familia cuando antes de los 26 años aún no jugabas en la Liga?

En la ‘A’ no ganaba mucho y tampoco me pagaban puntual. Hice de todo para mantenerme, trabajé con mi padre de ayudante de albañil, pintaba y hay veces jugaba en los barrios hasta cuatro encuentros por día para ganarme unos Bs 50 por cada uno. Volvía a mi casa y nuevamente salía para ir a otra cancha. Así fue hasta mis 26 años, cuando firmé para Oriente, mi primer club profesional. Fue el día que nació mi hijo, Carlitos.

¿Te quedaste con una espinita por no rendir en Blooming y en Oriente?

No es así. En mi primer año, del debut en la Liga, hice seis goles en Oriente. Luego vino Pablo Zeballos y él comenzó a hacer goles y jugaba con Juan Carlos Arce. Para mi primer año liguero fue bueno. En 2015, cuando regresé de Costa Rica, me pusieron de titular e iba bien, el goleador del torneo tenía siete y yo sumaba seis. Hasta ahí iba bien, y luego me sacaron y me perjudicó el cambio de técnico. Los dirigentes pusieron al DT  David Avilés, y ahí pasó de todo porque era un técnico que ellos lo manejaban y comenzaron a separar jugadores. Los dirigentes decidían quién jugaba y quién no. Pasaron muchas cosas, y pienso que hasta donde yo jugué de titular estaba rindiendo. Aparte de que en Oriente solo estuve tres o cuatro meses, y no una temporada como se dice.

Y en Blooming...

Me pasó algo parecido, pero en la academia me perjudicó la fractura de peroné que tuve, pero igual hice 10 goles. En todos los equipos donde jugué y me dieron la chance de ser titular siempre hice goles. Siempre estuve de goleador del torneo o de goleador de mi equipo. Incluso en esa época escuché comentarios de que estaba excedido de peso, y yo no tengo problemas de ese tipo.

¿Seguís apuntando a la selección boliviana?

Seguro que sí, es un tema que nunca se me va a acabar. Voy a seguir pensando siempre en jugar en la selección. Quiero estar en la verde. Seguro que uno trabaja duro para tener ese premio. Entonces ese sueño lo tengo, y seguro que con trabajo y goles se puede alcanzar. Hubiera querido que en mi época me convocaran con uno o dos goles que convirtiera, como se lo hace ahora.

¿Te faltó chances?

Sí. Siempre que me llevaron a la selección fue como goleador, pero a la hora de la verdad de quedarme en una lista final, siempre me hacían a un lado.

¿Qué influyó?

Hay técnicos que tienen sus jugadores y pesa mucho el tema de los dirigentes o los padrinos. Cosas que son verdad, aunque muchos lo nieguen. Yo nunca tuve un padrino o un dirigente, que pone a sus jugadores. A pesar de que lo nieguen, pues nosotros los futbolista sabemos cómo se manejan las convocatorias.

¿También celebraste goles en la Verde?

Sí,  me fue bien, pues sumé siete goles en 12 partidos, entonces es un buen promedio. Eso sí, en la selección hay jugadores con bastantes oportunidades y tienen menos goles que Carlos Saucedo.

¿Hay jugadores que se los convoca sin que hayan hecho méritos?

Siempre que jugué hice goles y rendí, no como otros que fueron a pasear y no rindieron. Considero que convocar a un jugador por un partido o dos buenos es un premio a nada. Por ello siempre digo que el jugador que es titular y figura en su club, y tiene 14 o más años, debe ser convocado. La selección no es para foguear jugadores, allí tienen que estar los mejores. Así sea que tenga 40 años, pero es figura en su equipo, tiene que estar.