Risas, sonrisas, alegres celebraciones con la canción "Freed From Desire" como banda sonora y abrazos son publicados a diario en los canales de comunicación de la Federación Francesa de Fútbol (FFF).

6 de diciembre de 2022, 11:15 AM
6 de diciembre de 2022, 11:15 AM

"El grupo se lleva bien", una fórmula que sirve para todo, a veces irritante y a menudo hueca, que parece en esta ocasión resonar con justicia en el día a día de la selección francesa, que llega al Mundial con una "bella alquimia" y una "auténtica conexión" entre las diferentes generaciones, según los líderes del grupo.

Risas, sonrisas, alegres celebraciones con la canción "Freed From Desire" como banda sonora y abrazos son publicados a diario en los canales de comunicación de la Federación Francesa de Fútbol (FFF). Pero, más allá de esas bellas imágenes, elegidas con cuidado, se siente un aroma de comunión del grupo.

El contraste parece llamativo con la Eurocopa-2021, donde la atmósfera fue menos ligera y no solamente debido a las restricciones sanitarias, que obligaron a los Bleus a un aislamiento prolongado en sus hoteles de Múnich, Budapest y después Bucarest.

"Sentimos más esa unidad, esa solidaridad sobre el terreno de juego y fuera también. Los sustitutos, el staff, todo el mundo está implicado. En el hotel, la vida de grupo funciona muy bien y es un poco mejor que la que había en la Eurocopa", reconoció Adrien Rabiot con franqueza.

- Consejos cruzados -
Su capitán Hugo Lloris no olvida el "contexto muy diferente", perjudicado hace un año por campos base en ocasiones con fallos de funcionamiento (climatización averiada, malas camas, terrenos de entrenamiento indisponibles...) pero se queda "sobre todo" con la "muy buena mezcla" entre las generaciones.

"A pesar de todas estas diferencias hay una auténtica conexión", insiste. "Creo que si hay una palabra que define todo esto, es el respeto, el respeto entre nosotros. Solo hay que ver toda la alegría después del partido cuando todo el equipo está totalmente unido".

El arquero del Tottenham sabe elegir sus palabras con atención y ponerse en guardia cuando detecta brechas en la vida de grupo. Verlo tan positivo, permite reforzar la impresión de bienestar, que ha llegado a oídos de numerosos seguidores.

La "buena alquimia" descrita por Olivier Giroud ha echado raíces en las conversaciones regulares entre los más experimentados y los "súper jóvenes que descubren la Copa del Mundo", a menudo en ambos sentidos.

El delantero centro de 36 años ha dado consejos en especial a Kandal Kolo Muani, de 24 años, refuerzo en el último momento tras la baja de Christopher Nkunku y que no alcanza todavía los 100 partidos disputados al máximo nivel, primero en el Nantes y después en el Fráncfort.

"Hay un buen feeling entre nosotros, creo que esa ha sido nuestra fuerza durante esta primera ronda", dijo el joven el pasado jueves ante la prensa. "Estamos todos verdaderamente unidos, ya sean los titulares o los suplentes. Incluso el más joven puede dar consejos a los más viejos".

- "Todos en el mismo barco" -
Youssouf Fofana, otro "novato" con solo dos partidos como Bleu antes del Mundial, también compartió su experiencia con el campeón del mundo Antoine Griezmann, reposicionado como centrocampista en Catar, según una anécdota publicada en el diario deportivo L'Équipe.

En el sentido inverso, Griezmann ha hecho de tutor con los "peluqueros" (apodo de los suplentes) tras la derrota 1-0 de estos últimos contra Túnez en la fase de grupos.

En la zona mixta, el jugador del Atlético de Madrid recordó que el primer partido contra Australia fue mal interpretado por los titulares. "No hicimos nada en los primeros quince minutos, nos comieron en los duelos porque había esa tensión de jugar un partido de Copa del Mundo. Eso le puede pasar a cualquiera".

Dos días más tarde, profundizó en rueda de prensa sobre una conversación que mantuvo con Mattéo Guendouzi y Jordan Veretout, que entre los dos suman 13 partidos como internacional.

"Lo que ellos sintieron contra Túnez, yo lo sentí contra Australia, ese estrés, las piernas pesadas, no sientes el balón cuando haces un pase. Y, a lo largo de los partidos, se va. En 2018 casi todos los partidos fueron así. En 2014, no era yo mismo, casi no podía jugar".

Marcus Thuram, de 25 años, resumió el sentimiento general. "Me siento como un miembro del grupo, como cualquier otro, no hay clanes entre los más veteranos o los más jóvenes. Estamos todos en el mismo barco".