El estratega del conjunto ‘tricolor’ entró en la historia del fútbol de Brasil al convertirse en el primer brasileño en conquistar la Copa Libertadores como jugador y entrenador. Conquistó su segundo título al frente de Gremio.

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29 de noviembre de 2017, 22:15 PM
29 de noviembre de 2017, 22:15 PM

Irreverente, sincero, mujeriego, seguro de sí mismo. Cuando Renato Gaúcho es el sustantivo, no faltan los adjetivos. La emoción tampoco. De jugador a técnico, la carrera del brasileño ha serpenteado por años entre altas y bajas alimentando un nutrido anecdotario.

Héroe del Gremio como futbolista, Renato Gaúcho, que aspira a nada menos que a una estatua en Porto Alegre, se metió entre ceja y ceja hacer historia también como técnico con su amado ‘tricolor’, y al ganar este miércoles ante Lanús la Copa Libertadores 2017, la tercera del equipo, lo ha logrado.

El vínculo entre Renato Portaluppi -a quienes todos llaman de Gaúcho desde el comienzo de su carrera- y el Gremio arrancó en los 80 cuando se estrenó como profesional defendiendo los colores del equipo como atacante. 

Saboreó la gloria en 1983, cuando alzó la Copa Libertadores con un ‘tricolor’ que tendría que esperar 12 años para revivir el momento, y se ganó la idolatría de los sureños al ser el autor del 2-1 con el que derrotaron a Hamburgo ese año en la Copa Intercontinental.

En su mejor momento, el atacante fue convocado por el técnico Telé Santana para integrar la selección brasileña en el Mundial de México 86. La conmemoración no era poca, en efecto fue tanta que Gaúcho y el lateral Leandro pasaron de farra una noche de la concentración antes del viaje a México. La mayoría del equipo se desveló esperándolos y no llegaron al campo para entrenar.

Santana castigó y dejó por fuera al atacante que tuvo que esperar hasta Italia 90 para vestir la ‘Canarinha’ en un Mundial. Reservado a la banca, entró apenas para disputar los últimos minutos de la trágica derrota ante Argentina en los octavos de final.