La Verde necesita respaldo para evitar papelones y afrontar de manera digna lo que resta de las eliminatorias. Todavía queda mucho por delante

19 de octubre de 2020, 7:51 AM
19 de octubre de 2020, 7:51 AM

¿Y ahora, qué? Disputadas las dos primeras fechas de las eliminatorias, estrellados en la realidad, con un panorama confuso, complicado, pero con la obligación de seguir compitiendo, surge la curiosidad de saber cuál será el camino para recuperar la esperanza y la sensatez.

Está visto que como están las cosas, con una selección abandonada a su suerte, sin el apoyo de todos, le puede ir peor que antes, exponiéndose a un papelón mayúsculo y al desprestigio total en la competencia que forma parte del evento más importante del fútbol mundial.

Bolivia quedó en la mira de todos, dentro y fuera del país, por la improvisación con la que encaró los partidos ante Brasil y Argentina, justamente las dos selecciones de mayor repercusión en el ámbito internacional por la calidad y la fama de sus jugadores.

Ante ellas, que se preocuparon por contar con lo más selecto de todos los futbolistas que tienen repartidos por el mundo, la selección boliviana armó dos equipos de emergencia, para salir del paso, obligada por las circunstancias, o porque no le permitieron tener alternativas por negarle jugadores.

Argentina liderada por Messi y Brasil conducido por Neymar, nada menos, demostraron cómo se tienen que hacer las cosas, mientras que Bolivia enseñaba, sin quererlo, cómo no se deben hacer las cosas.

Por eso se vio lo que se vio, un par de equipos sin identidad, frágiles, inconsistentes, vulnerables, propensos al error, incapaces de sobreponerse al menor tropiezo, con jugadores que en otras circunstancias no tendrían mayores posibilidades de estar en el onceno.

¿Quién será capaz de poner las cosas en orden, de intentar corregir el rumbo, de impedir nuevos papelones, de ayudar a participar aunque sea de manera decoroso en lo que resta de las eliminatorias? Porque Bolivia tiene que seguir participando, no puede abandonar la competencia.

Queda poco, casi nada de tiempo, para ponerle aunque sea un poco de maquillaje a la situación, debido a que la tercera y cuarta fecha se juega dentro de un mes, en las que la selección nacional tendrá que recibir a Ecuador y visitar a Paraguay.

Quizá todos aquellos que participaron en esta especie de conspiración contra la selección, refugiados en sus trincheras, tendrían que deponer armas, ingresar en un alto al fuego, para dejar de pasar papelones y permitir estar a la altura de lo que es una eliminatoria de la Copa del Mundo.

Reparar en una crítica constructiva que llegó de afuera, hecha por el ex futbolista argentino Diego Latorre, y que señala algo muy cierto y muy preocupante, en el sentido de que el fútbol boliviano se está convirtiendo (¿o ya se convirtió?, ojalá que no) en “un fútbol sin esperanzas”.

Nadie puede garantizar ningún resultado en un partido de fútbol, y se puede perder por goleada con lo mejor que se tiene, pero seguro que es posible contribuir para encarar con seriedad y dignidad los compromisos que se tienen por delante, que inciden en la imagen de un país.

Este parece ser el momento de deponer posiciones personales y sectoriales, para tratar de evitar que mueran la ilusión y la esperanza de un fútbol mejor. Es lo poco que queda.

Farías tiene la palabra

Por estrategia, por capricho, por temor o por el motivo que sea, la selección nacional estuvo más de 50 días como en un claustro en el que impera el voto del silencio. Se convirtió en la representación boliviana menos comunicada desde que el país empezó a competir en torneos internacionales.

César Farías podría, debería, permitir que los medios le pregunten todo lo que tienen guardado desde hace tanto tiempo y también les permita a los periodistas despejar inquietudes que dejaron las presentaciones con Brasil y Argentina.

Por ejemplo, ¿por qué los bolivianos no les comieron el hígado a brasileños y argentinos, tal como había prometido, y terminó siendo al revés?

¿Por qué el equipo nacional se mostró tan débil en el aspecto anímico pese a que se habló mucho de ese aspecto, incluso se recurrió al famoso Haka, la danza maorí de los All Blacks?

¿Por qué dejó afuera de la convocatoria a Danny Bejarano, que destaca en el fútbol griego y está en competencia, y prefirió incluso a juveniles sin ningún partido en primera división?

¿Por qué prescindió del propio Bejarano si se sabía que Bolívar y Wilstermann no cederían a sus jugadores para enfrentar a Brasil y Argentina?

¿Por qué decidió que los jugadores que llegaron del exterior, como Martins, Céspedes, Cuéllar y Chumacero, jueguen en La Paz sin el tiempo de aclimatación recomendado?

¿Por qué la selección boliviana, con más de 50 días de entrenamiento, mostró un estado físico deficiente en Brasil y también en el estadio Hernando Siles ante Argentina?

¿Qué pasará de ahora en más? ¿Cuáles son sus planes a futuro? ¿Lo suyo, como están las cosas, tiene futuro?