Perder la visión de un ojo a los 13 años no frenó a Wilmer Rojas en su afán de ser futbolista profesional, siendo un caso único en Bolivia. Sueña con la selección y con ser operado para recuperarse de la lesión ocular

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8 de septiembre de 2019, 10:47 AM
8 de septiembre de 2019, 10:47 AM

La confianza y seguridad con la que habla, y su fe en el Creador lo hacen parecer una persona mayor de lo que es. Pero no, solo tiene 17 años, está por salir bachiller del colegio Nuevo Milenio, de Montero, y su gran pasión es el fútbol. Las llamadas de su madre, para saber qué está haciendo, paran la entrevista por algunos segundos. Son las 16:00 y está un poco apurado, necesita sacar un permiso, por ser menor de edad, para viajar con Guabirá a visitar a Aurora (se jugará hoy, en Cochabamba).

Tampoco se detienen las llamadas de la prensa, quieren saber su historia, que es un ejemplo de vida. Wilmer Rojas Acuña pide disculpas, pero luego se desata hablando. Quiere decir muchas cosas y contar cómo llegó a debutar en la División Profesional. Tiene condiciones especiales para el fútbol, no por nada con apenas tres semanas en primera, Víctor Hugo Andrada, DT de Guabirá, lo hizo debutar el 31 de agosto en la derrota de visitante ante Royal Pari (2-0). En ese partido hizo intervenciones importantes, generando tres jugadas de peligro; además, se convirtió en un caso único en la historia de la primera división de Bolivia.

Wilmer pidió que la entrevista se haga en su colegio, donde estudia desde primero de primaria. Allí están sus compañeros de toda la vida, quienes aseguran que siempre fue capitán y figura de los equipos que integró en los torneos de los Juegos Estudiantiles. Lo rodean para salir en la foto, y luego él pide que se alejen un poco para no distraerse. Siempre con las palabras “por favor” por delante, que repite una y otra vez.

Un poco más tranquilo habla de su pasión por el fútbol y del accidente que sufrió cuando tenía apenas 8 años, que lo dejó desde los 13 años con la visión de un solo ojo. Así, se esforzó siempre por ser el mejor en todos los campeonatos que jugó. “La verdad que ese impedimento no me frenó nunca. Quería ser futbolista y aquí estoy. Quiero llegar lo más lejos posible”, aseguró.

Wilmer Rojas (de gorra) disfruta del momento al lado de sus compañeros de promo. Foto: Jorge Gutiérrez

La tragedia que pasó se dio cuando corría en un cañaveral, ubicado por su casa. En ese momento se cayó, con tan mala suerte, que su ojo derecho golpeó en una punta de caña cortada. Al instante sintió dolor, pero nada más, por ello no le dijo nada a sus padres. Luego fue perdiendo la visión, hasta que a los 13 años prácticamente se tuvo que adecuar a convivir con la visión de un ojo.

Así se acostumbró a jugar, en su barrio, en el colegio y en las pruebas que hizo, buscando el sueño de todo futbolista, ser un jugador profesional. Cuando aún era leve su problema de visión, a los 10 años, le ofrecieron una beca para que juegue en la Tahuichi, donde le iban a dar vivienda. Pero no se decidió por la propuesta y siguió entrenando en una escuela de fútbol de su barrio, en la que aprendió mucho del entrenador Gonzalo Zelada. “Póngalo a él, por favor”, insiste Wilmer, que trata de no olvidarse de nadie, en especial de los que le dieron una mano en sus inicios.

A los 15 años, ya con el impedimento de su visión, probó suerte en Blooming, y quedó entre los 15 elegidos. “Entrené dos meses y luego no alcanzó el bolsillo de mis padres, pues debían darme entre 30 y 40 bolivianos para el traslado diario”, recordó. Luego pasó las pruebas en la reserva de Guabirá, donde en la primera semana se ganó el puesto. Allí seguía sorprendiendo por su nivel, dejando de lado el inconveniente de ver solo con un ojo. Por su edad, llegó a jugar casi al mismo tiempo durante dos años en la sub-17, sub-19 y reserva. El entrenador Hugo Sosa, siempre que podía, destacaba su nivel, consciente de que era cuestión de tiempo para que pase al primer equipo.

Así estuvo hasta hace cuatro semanas, cuando el entrenador de la reserva Hugo Sosa, exfutbolista que se desempeñaba de delantero, le comunicó que Andrada, DT de la primera, lo quería inmediatamente en su equipo. En la principal categoría siguió sorprendiendo, y ‘Copito’ lo hizo debutar a las tres semanas. Rojas esperaba saltar a la cancha ese día, pues ya le habían comunicado que hasta titular podía ser.

Tras debutar en la División Profesional, el miércoles se fue a su colegio y allí todo lo que vino fueron felicitaciones. En realidad, sus compañeros y profesores esperaban esto y mucho más de él, porque saben de sus condiciones y del nivel que mostraba en los torneos intercolegiales. Así lo hacen saber tres de sus mejores amigos, Joel Fernández, Jaime Polo y José Miguel Velasco.

Grandes objetivos

Entre los sueños por cumplir que tiene Rojas está jugar en la selección boliviana y hacerse operar para recuperar la visión del ojo derecho. “En su momento no me hice la cirugía porque me dijeron que había dos opciones, recuperar la vista completa o quedar para siempre como estoy”, explicó.

Wilmer aseguró que la operación costaba 5.000 dólares. Ahora tiene fe en que con los avances de la medicina los riesgos disminuyen. “Quiero ser el de antes, y tengo fe en que lo voy a conseguir”, recalcó y sostuvo que la motivación que tiene es por el apoyo de su familia, en especial de sus padres, José Rojas y Candelaria Acuña. “Es el adulado. Yo no pude ser futbolista, pero Wilmar lo ha logrado y ojalá que siga en ese nivel”, afirmó Deiby, su hermano, de 20 años, que estuvo a su lado en todo momento. Wilmar es el menor de los varones, pues también están Abel, de 22, y Keila, de solo 8. “Me siento orgulloso por lo que he logrado hasta el momento, aunque aún no estoy conforme. Hay otros que tienen todo para llegar a ser futbolistas profesionales y no cumplen con su sueño”, remarcó este jugador, que es consciente de que debe mejorar para adaptarse al primer plantel de Guabirá. “Todo lo hago con gusto y placer, pues además estoy en el club del cual soy hincha”, afirmó.

Uno más en el primer plantel

Wilmer confesó que algunos de sus compañeros de equipo en Guabirá hablan del tema de su incapacidad y de sus condiciones que tiene. Lo consideran uno más del grupo, por ello lo aconsejan. “Amarilla (Nelson) es uno de los que me dice que juegue tranquilo, tal como lo hacía en la reserva”, indicó.

También ‘Copito’ Andrada le da algunas pautas para que vaya engranando de a poco. El DT tuvo palabras de elogios para Wilmer tras su debut.

Espera la firma de su contrato con el club para entrenarse centrado solo en su trabajo diario

El ascenso de Wilmer Rojas al primer equipo de Guabirá ha sido rápido, a tal punto que hasta la fecha aún no firmó su contrato con el club azucarero. “Me dijeron que dependía de mi debut, pero aún no me llamaron”, sostuvo. El volante ofensivo o delantero por derecha se mantiene con los 1.000 bolivianos que el club le entregó como bono cuando comenzó a entrenarse con el primer plantel.

“Estoy feliz por el momento que vivo y espero arreglar la situación económica lo antes posible. Estoy donde siempre soñé”, manifiesta el jugador, que admira al boliviano Marcelo Martins y al argentino Lionel Messi. De este último le gusta la forma de encarar y dejar rivales, característica que es una de las principales virtudes de Rojas.

Pese a que el fútbol puede ser su trabajo de aquí para adelante, quiere seguir estudiando, por ello es que ha pedido ayuda a sus profesores para que pueda terminar el año y salir bachiller. Hay algunos maestros que le están pasando clases particulares para que no se retrase y pueda rendir bien en los exámenes.

“Hay veces que entrenamos mañana y tarde, y en otras en un solo turno, por lo que me es difícil asistir a las clases”, aseguró.

Andrada: “Lo vi encarador, parecido a Saviola en sus inicios. Lo pedí inmediatamente”

Siempre que puede Víctor Hugo Andrada asiste a observar los partidos de la reserva de Guabirá. Hace casi cuatro semanas fue un día de esos, cuando el técnico del primer equipo de Guabirá quedó sorprendido por el nivel de un tal Wilmer Rojas, atrevido para encarar. El DT no perdió tiempo, habló con el técnico Hugo Sosa para promoverlo de categoría.

“Lo vi encarador, parecido al ‘Conejo’ Saviola en sus inicios, claro que guardando distancias. Lo pedí inmediatamente, y quedé más sorprendido todavía cuando me dijeron que solo veía con un ojo”, manifestó el entrenador antes de viajar a Cochabamba, para jugar ante Aurora, partido para el cual volvió a convocar a Rojas.

El DT azucarero no se quedó ahí, al afirmar que “este chico está para jugar en cualquier momento”. Eso sí, aclaró que hay que llevarlo de a poco, aunque el nivel que tiene le da para ser el sub-20 del equipo, pues el reglamento del torneo Clausura de la División Profesional obliga a hacer jugar al menos a un juvenil durante 45 minutos. El entrenador dijo que nunca había visto un futbolista con una discapacidad así, y que juegue como lo hace Rojas. “En su primera práctica de fútbol en el primer plantel, encaraba como si estuviera jugando en su patio. En el 1 a 1 es terrible. Sus condiciones son excelentes”, manifestó.

Andrada explicó que ya se contactaron con un oculista para que atienda a Wilmer, y así pueda ayudarle a recuperar la visión del ojo derecho, que es el que tiene dañado. “La verdad que no es un impedimento para él, pero lo vamos a ayudar. Puede dar mucho más, pero hay que ir paso a paso”, recalcó. Según el entrenador, entre los puntos que debe trabajar Wilmer está el aspecto físico, para que gane un poco más de musculatura. No descartó que se vuelva una de sus armas que utilice para abrir partidos complicados, en especial en casa, donde hay rivales que se meten atrás y los caminos al gol se cierran. “Ante Royal Pari entró y me creó tres ocasiones de gol. No le pesó su debut”, concluyó.

Su vida en cuatro momentos

8 años. Sufre un accidente en el que se golpea el ojo con una punta de caña tras caer al suelo. Solo tuvo algunas molestias y no le dio importancia.

13 años. Pierde la visión total del ojo derecho. Sus padres buscan a un oculista, que les asegura que deben hacer una operación muy riesgosa. Al final deciden no ir a la cirugía.

15 años. Se prueba primero en Blooming, donde está solo dos meses, y luego, por falta de dinero para sus pasajes, decide jugar en las inferiores de Guabirá. Disputa los torneos sub-17, sub-19 y de la reserva.

17 años. Debuta en la División Profesional jugando 32 minutos en Guabirá, que termina cayendo ante Royal Pari (2-0)