Un tercer asalto muy satisfactorio

Creed: Corazón de campeón llegó a los cines en 2015 cómo un spin-off de la mítica saga Rocky y con la tarea de revitalizar la franquicia al acercarla a las nuevas generaciones. De paso también darle un nuevo impulso a la carrera de Sylvester Stallone.

Lo que nadie imagino es que la película fuera tan bien recibida, al grado de generar su propia saga, la cual estrenará su tercera entrega en Bolivia este jueves 2 de marzo.

El cierre de la saga Creed es doblemente simbólico, ya que Michael B. Jordan no solamente protagoniza la cinta en solitario (ya que no hay ni un cameo de Rocky), también la dirige, sustituyendo a Ryan Coogler, director de la primera (que en esta película funge como productor junto a su hermano Keenan Coogler, guionista) y Steven Caple Jr., director de Creed II.

Creed III muestra a Adonis Creed en un momento muy dulce de su vida, regentando un gimnasio, luego de colgar los guantes tras una brillante carrera como campeón de los pesos pesados.  En su gimnasio, ‘Donnie’ apadrina al nuevo campeón del mundo. No obstante, un amigo del pasado Damian Anderson (Jonathan Majors) vuelve para trastocar su presente y ponerlo contra las cuerdas, metafórica y físicamente.

Al igual que las otras cintas, el mayor peso de la trama de Creed III recae en Adonis y en la aparición de un nuevo contendiente, que amenaza su normalidad, situación que lo impulsará a subirse de nuevo al ring y vencer no solo a su rival, sino también a sus demonios del pasado.  

A pesar de lo repetitivo y predecible que puede ser la historia, se las ingenia para generar emociones y merece ser vista en el cine por méritos propios. Uno de esos méritos es la dirección de Jordan, la cual es más que correcta y logra imprimirle un ritmo entretenido a la cinta. Además, brinda una actuación convincente. En este apartado también destaca Majors, que representa muy bien a un hombre golpeado por la vida y con ánimos de revancha contra está y su amigo, a quien culpa de todos sus problemas.