El renacer de la literatura boliviana presenta nuevas propuestas narrativas. La oferta es amplia en géneros y estilos. Para conmemorar el Día Internacional del Libro, 7 sugerencias de autores nacionales

21 de abril de 2020, 8:50 AM
21 de abril de 2020, 8:50 AM

La riqueza literaria boliviana abunda en autores y propuestas. Los últimos años han resultado prolijos para la producción narrativa. Concursos, premios y ferias literarias florecen en más ciudades acarreando consigo nuevas presentaciones e innumerables novedades. Resulta complejo seleccionar una lista de sugerencias sin temor a olvidarse de destacados ejemplares.

El Día Internacional del Libro se convierte en una oportunidad para invitar a la lectura. En vísperas al 23 de abril, fecha que se recuerda el fallecimiento de los escritores universales Miguel de Cervantes y William Shakespeare, se proponen 7 libros de autores nacionales para alentar la lectura.

Jonás y la ballena rosada (1987), de Wolfango Montes

El escritor cruceño, nacido en 1951, se formó académicamente en Sucre antes de viajar a Brasil, donde reside actualmente. Cuidadoso narrador y meticuloso en la creación de personajes, sus 16 obras rebosan de genialidad.

Jonás y la ballena rosada (1987) conquistó el premio Casa de las Américas. Plantea una sátira de las clases media y alta reflejada en la vida de unos personajes disparejos. La trama incursiona en temas relevantes como el narcotráfico y las barreras entre clases sociales. Gracias a un humor que bordea lo sarcástico, la lectura resulta amena y divertida. Existe un guiño al relato bíblico que se transforma en una metáfora de la vida y de la sociedad hipócrita.


Fantasmas asesinos (2007)de Wilmer Urrelo

Paceño de nacimiento (1975), comparte sus relatos largos con antologías y cuentos más breves. Con su primera obra, Mundo negro (2000), conquistó el Premio Nacional de Novela. Su segunda propuesta, Fantasmas asesinos, repitió reconocimiento.

"Un relato policial o negro debería suceder en los laberintos de la imaginación, jamás en un sitio que el lector conozca porque la verosimilitud se pierde", decía Borges. La trama de Fantasmas asesinos sucede en La Paz. Una novela estructurada en tres partes que avanzan entre el suspenso y el silencio, sin dejar espacios a la divagación, sin diluir unas tramas bien logradas.


Los años invisibles (2019), de Rodrigo Hasbún

La revista británica Granta lo designó en 2010 como uno de los 22 mejores escritores de lengua española menor de 35 años. “Mucho de lo que sé como escritor, lo aprendí antes como músico. Algo que me interesa en todo autor es el ritmo. Yo también lo persigo”, explica el cochabambino nacido en 1981.

La historia gira en torno a un grupo de adolescentes de último año de secundaria que viven una serie de eventos que los van a marcar por siempre, a ellos y a su entorno familiar más cercano. El autor juega libremente con el transcurso del tiempo a través de elipsis abiertas que obligan al lector a participar de manera activa en la construcción de la historia.


La gula del picaflor (2004), de Juan Claudio Lechín

Hijo del líder sindical y político boliviano Juan Lechín Oquendo, vivió su juventud trasladándose por un sinfín de países. Las experiencias acumuladas en esa época enriquecieron su mirada y su tinta para componer 9 novelas largas de estilo y género variado.

La picaresca criolla es la característica principal de La gula del picaflor, una novela intensamente divertida que bordea los límites del decoro. La historia reúne a expertos seductores en un congreso particular. Don Juan, un anciano rejuvenecido, pretende conquistar a la joven Maya y, para ello, necesita despertar las artes de la seducción. La obra repasa la diversidad cultural y las particularidades de una rica y diversa viveza criolla.


Vacaciones permanentes (2010), de Liliana Colanzi

La joven escritora cruceña se apunta a la tradición narrativa de los cuentos, tan fructífera en la literatura latinoamericana. Acumula tres obras: Vacaciones permanentes, La ola y Nuestro mundo muerto cargadas de éxitos y reconocimientos en diversos eventos literarios.

Con una forma de narrar sencilla, hipnótica y vertiginosa, Liliana Colanzi  habla en su debut literario de las fronteras del mundo adulto y del fin de una época, de la incomunicación y de la búsqueda de la salvación personal para terminar cometiendo los mismos errores de los padres y la familia.


La composición de la sal (2014), de Magela Baudoin

Su amplia trayectoria como periodista la acerca a un mundo real cargado de historias y vivencias. Magela nació en Caracas, en 1973, y adoptó el espíritu boliviano para desarrollar su narrativa. Según ella misma propone “ la buena literatura es la que deja enigmas, la que siembra dudas todo el tiempo… Ojalá permanezcan siempre muchos interrogantes tras leer  mi libro”.

La composición de la sal es mucho más que un libro de cuentos. La calidad expresiva, el cuidado meticuloso en el relato y la construcción de un argumento cautivador suponen razones suficientes para alzarse con el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez en 2015.


Los días de la peste (2017), de Edmundo Paz Soldán

Edmundo es un escritor nato. Desde su etapa escolar despuntaba con su relato fluido y sus historias envolventes. Cochabamba descubrió sus primeras narrativas, aunque, según el propio Paz Soldán, fue en Buenos Aires cuando comenzó a escribir “en serio”. Su primera obra, Días de papel, data de 1992. Entre cuentos y novelas llega a la treintena de títulos publicados.

Su novela más reciente Los días de la peste deja de lado la ciencia ficción para adentrarse en las oscuridades de La Casona, una cárcel que respira con vida propia. La propuesta literaria transita entre relatos en primera y tercera persona, juega con la rapidez del diálogo y la pausa creativa de la descripción, una composición tan diversa como las mismas historias que se esconden entre los muros de La Casona.