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Alejandro Loayza: “Sin lugar a duda, mi vida será otra después de 'Utama'”
Alejandro Loayza Grisi ingresó a la cinematografía por la puerta grande con "Utama", que lleva más de 40 premios internacionales y se estrenó en salas de 24 países
Con su primera película, Utama, Alejandro Loayza Grisi (37) hizo historia en el cine boliviano; dirigió el filme nacional con la mayor cantidad de premios internacionales y uno de los más vistos en las salas del país, con 25.000 espectadores.
Licenciado en Publicidad, con una maestría en Escritura de Guion, su historia apenas comienza y en 2023 aspira a más.
-Si tuvieras que definir con una palabra el 2022,¿cuál sería?
Semilla.
- ¿Y Utama?
Hogar.
-¿Con qué propósito tomaste un lapicero y empezaste a escribir la película?
Nació en mí la urgencia de contar esta historia. No es fácil identificar qué te mueve tanto para hacerlo, pero creo que es la mezcla de muchas cosas. Supongo que sobre todas las cosas es decir con arte lo que no puedes decir con palabras. Mi principal objetivo era hacer una buena película, todo lo que podía pasar después es algo en lo que no pensaba.
-¿Alcanzaste este objetivo?
Sin lugar a duda. Creo que hicimos una buena película.
- 41 premios internacionales para "Utama", ¿qué te generan?
Mucho orgullo, alegría y agradecimiento. "Utama" se ha hecho con el corazón de todas las personas involucradas y gracias a su talento.
- ¿Todos los premios vienen de afuera, o hubo de Bolivia?
Hubo el hermoso reconocimiento que nos hizo el municipio de Colcha K y la comunidad de Santiago de Chuvica cuando estrenamos la película ahí. Además ganamos el Fenavid en Santa Cruz y tuvimos una distinción de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).
-¿Cómo cambió tu vida "Utama"?
Sin lugar a duda, mi vida será otra después de la película, pero yo seré esencialmente la misma persona. En lo profesional, encarar una primera película no es lo mismo que encarar la segunda y la tercera; pasé la prueba de fuego y hoy debo tener la misma concentración y dedicación para hacer otra propuesta que iguale o supere a Utama. Sin embargo, lo que más atesoro de la experiencia ha sido pasar tanto tiempo en Santiago de Chuvica y vivir con la gente de la comunidad durante la filmación.
-¿Y cambió la vida de Virginio y Sisa (los protagonistas) en Santiago de Chuvica?
Seguro que sí. Vivir una experiencia como esta te debe cambiar la vida. Para ellos fue la primera vez en muchas cosas y eso a su edad no es fácil. Lo que yo más quisiera es que la película también ayude a cambiar la realidad de muchas familias en Bolivia y a generar conciencia sobre el impacto ambiental de nuestras acciones. Si no hubiera logrado tantos premios, ¿igual creerías que valió la pena todo el esfuerzo? Para mí una película ya es exitosa si es que le cambia la vida a unas cuantas personas; si genera impacto en gente que más adelante pueda generarlo en otras y cambiar el mundo. El arte te regala cosas maravillosas para el alma y poder hacerlo es un regalo. Cada proceso te deja muchas enseñanzas y Utama también me dio gente maravillosa que entró en mi vida.
- Como vos, otros jóvenes bolivianos mostraron que tienen mucho para mostrar al mundo...
2022 es el resultado directo de la única vez que tuvimos una política estatal de apoyo al arte, desde que trabajo. Existió el Programa de Intervenciones Urbanas (PIU) y se hicieron estas obras que recorrieron el mundo y enriquecieron nuestro patrimonio artístico. Sin embargo, y, a pesar de todas las alegrías que el cine trajo Bolivia, todavía no hubo el cambio fundamental que todos los artistas necesitamos de parte de los líderes políticos. El 2022 es quizá el mejor año de la historia del cine boliviano y hoy mismo hay dos caminos: o es una excepción como 1995 o es el inicio de nuestro despegue.
- Utama cumplirá un año en festivales, ¿existe un tiempo de expiración para las películas?
Ahí radica el reto más grande de una película: sobrevivir al tiempo. Los festivales, las temáticas y los estrenos muchas veces siguen una moda y esa ventana de exhibición puede ser muy efímera, pero si has logrado hacer una obra que pueda ser vista 10 o 15 años después y que siga igual de vigente en lo que aborda, cuenta y retrata, ahí habrás triunfado.
-¿Qué sigue para la película?
Aún tenemos un par de festivales en el horizonte, como el de Palm Springs, uno de los más importantes de EEUU, y la gala de los Goya, que esperamos con mucha ilusión. Luego comenzaremos a pensar en una entrada a plataformas para llegar a más gente.
- Estás formándote y campeándote en el extranjero, seguramente con nuevos contactos, ¿volverás al país a hacer cine?
Sí. Bolivia es mi casa, es muy triste que nos expongamos como sociedad a la fuga de cerebros y que perdamos a la gente más valiosa porque no encuentra oportunidades aquí. Yo no podría no trabajar para este país que amo tanto. Por cómo está la situación para los artistas, no queda más alternativa que buscar opciones afuera, pero mi mayor deseo es intentar hacer la diferencia para que las nuevas generaciones tengan más oportunidades en casa.
- Entonces ¿ya pensás en tu segundo trabajo?
Estoy trabajando un par de ideas que tengo dando vueltas y las escribiré en 2023. Son historias bolivianas, por supuesto.
- ¿Volverás a insistir en el tema medioambiental?
El debate ambiental es imprescindible en Bolivia. Somos uno de los países que per cápita más destroza la naturaleza y el tercero que más deforesta. Algo tiene que cambiar en nuestra relación con los bosques, ríos y la tierra y, por supuesto, debe venir de la sociedad y de quienes tienen el poder de crear y cambiar las leyes. Necesitamos exigirles más. Me gustaría hacer piezas audiovisuales que ayuden a la lucha contra la destrucción ambiental y generen conciencia y debate.