Es considerado ‘el padre’ del documento que la OMS propuso en 2002 para dar respuesta al desafío de una sociedad que envejece. Habla de los logros y desafíos que debemos afrontar en el siglo XXI

25 de septiembre de 2022, 11:20 AM
25 de septiembre de 2022, 11:20 AM

El médico brasileño Alexandre Kalache es uno de los más importantes expertos mundiales en materia de envejecimiento. Entre otros méritos, se le reconoce haber sido el gestor del documento Envejecimiento activo:   un marco político, aprobado en 2002 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que redefinió el papel de las personas mayores en la sociedad y que ha servido de guía para el desarrollo de proyectos, programas y una serie de acciones internacionales en favor de los adultos mayores.  

Locuaz y con una sonrisa a flor de piel, Kalache ha pasado casi 50, de sus 77 años, dedicados a investigar la longevidad en todos sus ámbitos y entender la vejez desde un punto de vista más positivo y así lo demuestra, cuando se jacta de su barba blanca y su calvicie. “Lo asumo con muchísimo orgullo y con muchísima satisfacción, porque envejecer es bueno, lo que no sirve es la muerte precoz, como la que hemos visto ahora con la pandemia de Covid-19”, explica   a medios de comunicación de América Latina en el Hospital Israelita Albert Einstein de San Pablo, donde estuvo como expositor en la séptima versión  del Foro Latinoamericano de Calidad y Seguridad en Salud.

 El actual presidente el Centro Internacional de la Longevidad de Brasil y codirector del Age Friendly Institute, con sede en Boston, sostiene que vivimos un momento clave, que es el de “Revolución de la longevidad”, ya que en la actualidad el aumento de la esperanza de vida ha elevado el número de personas que sobrepasan los 80 años en muchos países, lo que considera un gran logro de la humanidad.  “Envejecer es la gran conquista social de los últimos 100 años. Y me refiero a que es una revolución, porque a lo largo de la historia siempre estuvimos buscando la fuente de la eterna juventud. Claro, no es eterna, pero el hecho de que en 1900 la expectativa de vida más alta en todo el mundo la tenía Alemania, con 46 años y ahora hay 43 países, con expectativas de vida de más de 80 años. Incluso los más pobres de África no tienen expectativas de vida tan bajas como las más altas de Alemania en 1900. Y eso ocurrió en solo un siglo”

El mismo Kaleche se pone como ejemplo: “Yo represento la revolución de la longevidad, porque cuando nací en este país (Brasil) la expectativa de vida era de 43 años y si no fuera por la pandemia estaríamos llegando a los 80 años, algo que países como Uruguay, Chile, Colombia Costa Rica y Argentina en América Latina han alcanzado”.

Envejeciendo mal y precoz

Para el experto brasileño esa conquista implica un gran reto y nuevos desafíos en el siglo XXI, porque no todas son buenas noticias, las malas indican que “hay millones de Latinoamericanos que están envejeciendo mal y precozmente. Por eso es necesario que las políticas de salud pública puedan garantizar que los estilos de vida sean más saludables, más asistidos, más simples y más baratos. Nuestro continente, desafortunadamente, se caracteriza por las desigualdades que no están disminuyendo, en realidad, están aumentando”, advierte y en su análisis saca a relucir los efectos que tuvo la pandemia de Covid-19 en la región, que redujo la esperanza de vida por las muertes precoces  “porque en algunos casos demoramos en comprar las vacunas, en otros no tuvimos las respuestas adecuadas para enfrentar un desafío global y no hubo la voluntad política producto del edadismo, que es  la discriminación por edad. Se dio a entender de que tu no no valías mucho porque tenías 80 años, pero el otro sí, porque tenía 20”.

 En ese sentido Kalache se considera más que como un académico, como un activista por los derechos de los adultos mayores “Yo soy una persona mayor, soy un anciano y exijo respeto, porque tengo derechos. No quiero que me ‘infantilicen’ ni me ‘paternalicen’. Yo quiero usufructuar de mis derechos y para eso es fundamental que todos los países de América Latina ratifiquen la convención de los derechos de las personas mayores”.

Acciones urgentes

Las acciones, según el experto, que en 2022 recibió el Premio Zilda Arns por los Derechos de las Personas Mayores, son urgentes: “En 19 años vamos a experimentar un envejecimiento que en Francia ocurrió en 145 años, tiempo en el que se pasó del 10% al 20% de personas mayores. Y estamos hablando de un país que fue una potencia a lo largo del siglo XIX y parte del XX, periodo en el  pudieron desarrollar un estado de bienestar social. Se estima que, en Brasil, ese crecimiento, que para Francia abarcó siete generaciones, ocurrirá entre 2011 y 2030. Tenemos que adaptarnos al envejecimiento de una manera muchísimo más rápida y con más creatividad, porque la pirámide está invertida y la base de esa pirámide se está estrechando, porque la tasa de fecundidad de nuestros países está disminuyendo rápidamente.  Nos faltan personas más jóvenes y las familias no pueden abarcar las necesidades de cuidado. Tampoco se le puede dejar esa función exclusivamente a las mujeres, como sigue ocurriendo. Los hombres también tienen que ocuparse de los hijos, de los padres, de los abuelos y no lo están haciendo. Con el machismo característico de nuestras sociedades los hombres quieren ser cuidados, pero no quieren participar del cuidado de los otros, que es necesario”.

Caminos a seguir

Consultado acerca de cuáles son los retos que tienen los países de la región para poder crear estas políticas de la revolución de la longevidad de la que habla, Kalache se remite a los cuatro ejes propuestos en el documento aprobado por la OMS en 2002 y que él los resume de la siguiente manera:

  Salud: “Envejecer sin salud, incluso si tienes todos los recursos, la calidad de tu vida no será igual. Eso depende de un esfuerzo personal, estilo de vida, comportamiento, pero depende también de políticas adecuadas para que tú puedas tener una alimentación más saludable, que sea más accesible: barata, simple. Que puedas llegar a tu casa con seguridad, porque si vives en una favela ¿Cómo puedes caminar si no tienes seguridad? En Brasil, por ejemplo, puedes morir por una bala perdida, mientras vas caminando o, como ocurre con muchas mujeres que están expuestas a sufrir cualquier tipo de asalto, violencia sexual. Entonces esos son problemas de salud que no solo tienen que ver con tu comportamiento y estilo de vida, sino también con la necesidad de políticas públicas” 

   Conocimiento: “Vivimos una revolución de la longevidad en paralelo a la revolución tecnológica. Necesitamos de políticas de aprendizaje a lo largo de la vida.     Desde los niños hasta las personas mayores, porque si tú eres un mecánico de autos y tienes 43 años, pero no has aprendido electrónica, el conocimiento que tú tienes como mecánico ya no te sirve, porque irás a abrir el capot del auto y ya no entiendes lo que ha cambiado. Entonces, pierdes tu empleo y, a los 43 años, yo te puedo garantizar que vas a sufrir de edadismo, porque consideran que eres muy viejo y no vas a recuperar el nivel de trabajo que tenías. Entonces las empresas y el Estado o los gobiernos necesitan hacer que las personas mayores puedan seguir aprendiendo, porque la revolución tecnológica no espera, no solo para nosotros los mayores, sino para toda la sociedad. Porque lo que queremos, si somos el grupo que más crece en nuestro continente, es que podamos seguir siendo productivos, pero sin conocimiento te tornas obsoleto”.

Participación social: “Eso implica derechos, derecho de participar. Yo estoy aquí porque tengo derecho de estar, tengo salud, tengo conocimiento. Si no tuviera conocimiento nadie estaría interesado en hablar conmigo: Entonces, el conocimiento es clave para participar integralmente en la sociedad”.

Seguridad social: “Saber de que tú vas a envejecer, pero no serás abandonado por tu sociedad. Seguir incluido, porque nunca sabrás cuándo pasarás a necesitar de alguien que te cuide.  Pero aquí hay una diferencia importante. Hay dos conceptos que muchas veces se confunden, pero de los que es importante saber la diferencia. El primero es el concepto de independencia: yo puedo moverme solo o necesito de ayuda, estoy en una silla de ruedas y soy dependiente, pero no necesariamente he perdido mi autonomía. Porque yo puedo decirle a quien me está cuidando que quiero hacer compras o ir al baño, por ejemplo. Autonomía es seguir viviendo de acuerdo con tus aspiraciones y deseos. Lo ideal, claro, es envejecer con independencia y autonomía, pero jerárquicamente es más importante la autonomía”.

Más color en tu plato

Kalache, que no ha dejado la docencia, insiste en la idea de que seguir activos es el camino para envejecer bien. La buena salud es un factor primordial para que las personas sean útiles a la sociedad y debemos prepararnos para ello de manera individual.

“Si tú me preguntas como médico, te digo que la intervención más importante es combatir el sedentarismo, a través de la actividad física, seguida de una buena alimentación. Debes controlar la dieta blanca: harina, azúcar y alcohol y poner más color en tu plato, que lo aportan las verduras, frutas y otros alimentos. Es un consejo muy fácil que doy a las personas mayores: Ponga color a su plato y tendrá garantizado más proteínas y vitaminas que es lo que necesita.  La actividad física tiene un componente de salud mental muy importante, porque si pierdes masa muscular, tienes más riesgos de caídas y en edad avanzada eso es peligroso. Puedes mantener tu movilidad, la autonomía a través de la actividad física. El estímulo mental es concreto y además ayuda a prevenir varias enfermedades crónicas: cardiovasculares, salud mental, varios tipos de cáncer, cáncer de próstata, de intestino, hipertensión y los problemas que no matan, pero que pueden reducir la calidad de vida, pero, sobre todo, la actividad física ayuda a las mujeres que viven más, pero con más problemas óseo musculares”.

Contra el antienvejecimiento

El especialista brasileño, que es embajador de la HelpAge Internacional, una de las principales organizaciones que promueven el envejecimiento activo por todo el mundo, se pone más serio, cuando cuestiona todo el marketing que promueve la juventud y un combate feroz al paso de los años, insiste en que envejecer es bueno y que la vejez no es una enfermedad, término que se quiso incluir este año en el Código Internacional de Enfermedades (CIE) y que él ayudó a desterrarla de allí.

“Solo hay una forma de no envejecer y es la muerte precoz.  Yo no conozco otra. Hay una industria perversa de lucro del antienvejecimiento y, desafortunadamente, hay colegas, médicos, que viven de eso porque hay también un interés de las personas, sobre todo de las ricas, del sueño fútil de la juventud eterna; entonces se conjugan el interés de las personas y el de la industria que te promete que tomando píldoras o realizando tal intervención lo puedes conseguir”.

Kaleche cuestiona también que nuestro continente es muy hedonista. “Algunos países más que otros, Argentina y Brasil tienen las estadísticas más altas de cirugías plásticas, porque la gente quiere, cada vez más, vivir sin arrugas. Es una forma inútil de tratar de vencer el estrés de no querer envejecer. Ese hedonismo de querer mantenerte con la apariencia joven en nuestras sociedades y en nuestras culturas se evidencia en situaciones cotidianas; por ejemplo, cuando se pregunta la edad de una persona y te responden ‘pero no los aparentas’ se considera un elogio. Como si parecer la edad que uno tiene fuera una deficiencia o un error.  Eso me parece muy cruel, pero la gran mayoría de los que promueven el no envejecimiento están motivados por lucro y por la charlatanería”, dice enfático este hombre que ha luchado años y  en primera línea, por una nueva forma de entender la vejez.

“Envejecer es la gran conquista social de los últimos 100 años” Foto: Reynaldo Canato

"Los que promueven el no envejecimiento están motivados por lucro"/Foto: Reynaldo Canato