La canción infantil surcoreana superó en reproducciones al éxito de Luis Fonsi y Daddy Yankee

3 de noviembre de 2020, 14:37 PM
3 de noviembre de 2020, 14:37 PM

En 2019, el videoclip de Despacito ganó el título del video más visto en YouTube en la historia, con 7.039 millones de reproducciones; pero, a menos de un año, una canción infantil desbancó al fenómeno mundial de Luis Fonsi y Daddy Yankee. Se trata de la canción Baby shark, que lleva el récord de 7.048 millones de vistas en la plataforma audiovisual.

Según el portal BBC Noticias, esto significaría que, reproducido de forma consecutiva, Baby shark se ha transmitido continuamente durante 30.187 años. Además, Pinkfong, marca educativa para niños de SmartStudy, empresa de entretenimiento educativo de Corea del Sur y creadora del videoclip, puede haber ganado unos $us 5.2 millones con las transmisiones de YouTube.

El tema fue colgado en YouTube el 17 de junio de 2016 y desde entonces su popularidad ha crecido sin parar, llegando a posicionarse en la lista Billboard Top100 en 2019. La voz de aquel pegadizo coro "doo doo doo doo doo doo" pertenece a la cantante surcoreana Hope Segoine, que al grabarlo tenía 10 años. 

"Baby shark nada hasta la cima de YouTube, convirtiéndose oficialmente en el video de YouTube más visto en la historia, con 7.04 mil millones de vistas. Gracias a todos por todo su cariño y apoyo", escribió la compañía en sus redes sociales, en las que no paran de promocionar el baile de los dos pequeños bajo el mar.

Según BBC, SmartStudy está convirtiendo la canción en una película y un musical, y aspira a hacer de Baby shark un clásico de la música infantil.

Este año, grabaron una versión de Baby shark para promover el lavado de manos entre los niños para prevenir el coronavirus, lo que impulsó aun más su popularidad.

Pinkfong tiene 40,3 millones de suscriptores y tiene más de un centenar de videos educativos sobre el lavado de dientes, las letras, los planetas y hasta temas para dormir. 

¿Instrumento de tortura?

En octubre, la canción estuvo envuelto en la polémica, cuando funcionarios de cárceles de estadounidenses fueron acusados ​​de usarla para castigar a los reclusos.

Según documentos judiciales, cinco presos fueron esposados ​​contra una pared y obligados a permanecer de pie durante dos horas mientras escuchaban Baby shark una y otra vez.

La exposición a la canción puso "una tensión emocional indebida en los presos que probablemente ya estaban sufriendo", dijo el fiscal de Oklahoma David Prater.