El trapero puertorriqueño reveló al diario El País que no sabe tocar ningún instrumento musical ni leer partituras, pero que puede componer letras que todo el mundo entiende. Una entrevista reveladora

4 de enero de 2021, 15:31 PM
4 de enero de 2021, 15:31 PM

Estrafalario, irreverente, atrevido... y exitoso. Esa quizás es la palabra que más define a Bad Bunny, el reguetonero que, sin necesidad de grandes cualidades vocales, se ha convertido en un fenómeno musical, prueba de ello son sus premios y que sus reproducciones se cuentan por millones en YouTube.  

Mientras el mundo se enfrentaba a uno de los peores años de su historia, el trapero puertorriqueño vivía quizás el mejor, aunque nada dice que seguirá yendo cuesta arriba. Hace meses anunció que se retiraba de la música después de lanzar El último tour del mundo, pero, asegura que eso fue lo que sintió en ese momento...

El fin de semana, el diario español El País publicó una reveladora entrevista con el músico, que no se avergüenza de contar que no sabe nada de instrumentos ni de partituras, pero sí de cantar lo que le gusta a la gente. 

En el reportaje, Benito Antonio Martínez Ocasio, alias Bad Bunny, recuerda sus inicios; en 2016 era embolsador en un supermercado de Vega Baja, una ciudad a media hora de San Juan, y un año después ya había saltado a la escena internacional.

"Con 26 años, ha batido varios récords de la industria musical propia de este siglo. Es el artista global número 1 de 2020 en Spotify, con más de 8.300 millones de reproducciones. Ha ganado el premio al álbum latino del año por YHLQMDLG (Yo hago lo que me da la gana) en los American Music Awards, y el disco que acaba de sacar del horno, El último tour del mundo, ha hecho historia como el primer trabajo completamente en español que debuta en la primera posición de la lista Billboard 200", da un panorama El País de quién es hoy el 'Conejo Malo'.

"Llegó al mercado cantando trap, un subgénero del rap, pero en su coctelera mezcla ritmos del reguetón de su tierra con pizcas de balada pop, de bachata y de rock". Además, desafía a las leyes de la industria "lanzando una carrera fulgurante sin el amparo de ningún gran sello musical detrás, cantando solo en su lengua natal y sin ceder un centímetro en la lascivia o lo soez para contar historias de barrio, a veces melancólicas, trufadas de pronto de mensajes que reivindican a la mujer o que protestan por la corrupción de Puerto Rico", complementa.

"¿Se puede ser Bad Bunny y no estar loco?"

“No me ha dado tiempo a volverme loco”, responde el músico, que durante la pandemia no lanzó temas sueltos, sino dos discos completos. “Hace poco que tengo 100% claro en la cabeza lo que he conseguido, quizá hace un año o seis meses; pero hasta entonces, muchas veces se me olvidaba, sentía que era el chamaquito del supermercado. Pasaba algo y decía: ‘¡Diablos!’. Y luego: ‘Ah, no, espera, si yo tengo aquí…", expresa, mientras señala su bolsillo. 


¿De dónde vino este 'conejo'?

"Creció en un hogar de clase media, con una madre, profesora de inglés, que hacía de la puntualidad un asunto de Estado, y con un padre, conductor de camión, que le agarraba las zapatillas de deporte que no usaba y se las regalaba a otros chicos del barrio". 

Estudió un par de años de Comunicación en la Universidad de Puerto Rico y lo dejó. Así saltó al supermercado, donde se entretenía analizando a la clientela, "familias pobres y familias pudientes, señoras, chavales" y se formó una idea de "lo diferentes que podían llegar a ser las personas, también lo parecidas". 

Salía y corría a la computadora a grabar sus experimentos musicales y hasta cantaba en las fiestas de su barrio, con su voz nasal como característica de siempre.

En ese entonces Instagram, SoundCloud y YouTube viralizaron su trabajo hasta que llegó a los oídos de su coterráneo DJ Luian (La ocasión), que le propuso lanzarse fuera de Puerto Rico bajo el sello independiente Hear This Music. "A finales de 2016 alumbró Soy peor, un trap lento, y se desató la locura. La nueva estrella del rap latino acababa de nacer", cita El País.

En su evolución, hoy es considerado una estrella pop, algo que no termina de cuadrarle.

"¿El pop ha engullido ya al reguetón y al trap? ¿Lo ha engullido a él?"  "Sí, sin duda. El pop es lo popular, lo mainstream, así que el trap ya… Y no me refiero solo al trap latino, me refiero al trap-hip hop de acá de Estados Unidos. La canción número uno es de un trapero. Y en cuanto al género urbano del reguetón, tienes que ser de Puerto Rico o un fanático del género para distinguir un reguetonero de Thalía. Ya todo el mundo incluye ritmo de reguetón en sus canciones", contesta.

No es indiferente al clasismo en la música. En un mundo ideal, para algunos solo existe rock, blues... cualquier cosa menos reguetón. Le 'resbala' mientras su música ponga a bailar a unos cuantos.

“No se va a superar nunca, eso es como el racismo o como la homofobia. El reguetón es un género que viene de la calle, del undergroundde la gente pobre que no tuvo opciones. A veces, hasta criminales, pero no lo digo de forma despectiva. Gente que salió de la cárcel, o vendían drogas, y al final vio una luz en ese género del reguetón. Muchos pudieron abandonar ese estilo de vida y comprarse casa y carro. Yo creo que de ahí viene ese rechazo. Pero a mí no me molesta, que digan lo que quieran, hay un mundo entero bailando las canciones, disfrutando de la vida sin prejuicios".

No se define como músico, este es "la persona que toca un instrumento musical". "Por tragedias de la vida no toco ninguno, pero no me voy a ir del mundo sin hacerlo", asegura y elige al piano. 

En su lugar, es "un artista que ve las cosas de manera diferente y trata de crear su propio mundo".

Los dardos de la envidia y discriminación traspasaron su burbuja de colores cuando recibió el premio de compositor del año, otorgado por la Sociedad Americana de Compositores, Autores y Editores, en julio de 2020.

"A lo mejor, a mí, en su lugar, también me molestaría, intento no ser rencoroso por eso, pero a la gente no le enseñan cómo procesar los cambios y el mundo es cambiante a diario. No te enseñan desde niño a vivir con algo tan natural como los cambios y mucha gente los teme", comenta.

Las letras...

Deja claro que busca más realidad que polémica. "Pude haber dicho ‘todas las veces que hicimos el amor’, pero no es honesto. Yo, si le cuento a un pana amigo mío que extraño a una chica, le digo: ‘Diablos, otra vez me acordé de cuando se lo metí en el parking de allí…’. Así se expresan muchas personas de mi nación. El sexo juega aquí el mismo rol que en cualquier otro género. El bolero siempre estaba dedicado a una mujer y decía, de una forma linda, que se lo quería meter. Y la salsa, el merengue, la bachata…".

Así, como ese deseo tan real vigila el tema del machismo en sus letras y también salta a defender el feminismo y los derechos LGTB

"Tengo fans de muchos tipos; fans de la comunidad LGTB y también, estoy seguro, fans homofóbicos. Feministas y machistas. Yo tengo la capacidad de engancharlos con este reguetón y con este vocabulario. Les hablo como hablamos nosotros y les doy un mensaje sin que sientan que les doy un sermón", razona.

"Que ningún baboso se le pegue, la disco se prende cuando ella llegue, a los hombres los tiene de hobby, una malcriá’ como Nairobi, y tú la ve’ bebiendo de la botella, los nenes y las nenas quieren con ella… Si no quiere bailar contagio, respeta. Ella perrea sola", dice Yo perreo sola.

"Estaba allí con los chamacos de la calle, que podrían decir que ya no les gusta Bad Bunny porque está haciendo cosas raras, que no son las típicas de macho, pero la canción les pareció brutal. Uno me dijo: ‘Oye, cuando te vestiste de mujer, eso te subió por el cielo’. Y yo pensé: ‘Guau, esto es el barrio’. Algún artista o alguien de la industria me podría haber dicho que la calle no me iba a apoyar, pero la calle estaba ahí, escuchando el disco", menciona la experiencia en su tierra natal.

Mucho, mucho color y personalidad

"Es parte de mí y ha acabado siendo revolucionario", dice sobre sus faldas y sus uñas pintadas. Además, desde siempre, "la ropa femenina, la veía más creativa, más dinámica". 


La retirada 

"En el último tema de YHLQMDLG dijo que publicaría un álbum más y que, en la cresta de la ola, dejaría el mundanal ruido por un tiempo. Una zancada final para convertirse en un mito de la cultura pop del siglo XXI. O quizá una buena estrategia publicitaria". 

“Algunos escribieron eso y no me puedo quejar, pero en ese momento lo dije porque lo sentía; soy una persona que cambia de ánimo de repente, bien sentimental”.

Y es entonces cuando recuerda que una vez su cabeza "hizo crac", algo que relaciona con un episodio de depresión.

“De 2016 a 2018 desaparecí, yo estaba metido en una cápsula, sin enterarme de nada. El mundo me veía, pero yo estaba desaparecido", recuerda. 

Entonces se dio cuenta de que en ese tiempo no había visto un solo combate de boxeo, ni películas, que tenía primos nuevos, que se había enfermado un familiar… "Y ahí fue cuando yo dije: ¿quién soy?, ¿qué está pasando?. En ese momento yo estaba horrible en mi vida personal, pasaba por una situación donde no me sentía bien, y había soltado mi teléfono y las sociales", explica.

Lo superó según describe la entrevista. "Hoy se levanta entre las ocho y las nueve de la mañana, a las once entrena y, si no tiene compromisos, escribe, graba, hace pruebas. No sabe qué hace cuando no hace música. A su alrededor trabaja un número de gente que ya no acierta a precisar. En el núcleo duro, una decena de personas, entre ellos varios amigos y uno de sus dos hermanos".

El boricua y los 'gringos'

Nadie le tienta a cantar en inglés porque ya saben la respuesta. Ha actuado con Drake, con Cardi B y Jennifer López, pero en español. 

"Hay que romper eso de que los gringos son dioses… No, papi", reclama. 

Versionar canciones como Ricky Martin o Enrique Iglesias en inglés, simplemente no va con él. "Quizá era necesario y abrieron puertas a este boom latino, pero ese momento para mí acabó. Me enorgullece mucho llegar al nivel en el que estamos hablando en español, y no solo en español, sino en el español que hablamos en Puerto Rico. Sin cambiar el acento", replica.

"Quiere tener propiedades en Los Ángeles, en Miami y en Nueva York, pero su casa es Puerto Rico. Cuando le preguntan si Puerto Rico, Estado Libre Asociado a Estados Unidos, debería avanzar hacia la independencia o, al contrario, convertirse en el Estado 51, responde con franqueza que no tiene una argumentación política o económica preparada, pero deja claro que "jamás querría ver a Puerto Rico como un Estado"".

Pero, "¿por qué en sus canciones salen tanto los billetes de 100 dólares?", la última pregunta de la entrevista. 

"Es parte del fronteo, el género urbano. Yo siempre trato de mantener ese equilibrio y estar siempre con las raíces, con la calle… Al final a mí me gusta, yo crecí escuchando eso. A veces hay gente que lo critica, pero al público le gusta, le gusta cantarlo. Cantarlo es como sentir que los tienes", concluye él.