La autora nacida en Potosí presenta esta noche su libro de cuentos Chubascos aislados en Cochabamba, donde reside. En Santa Cruz lo presentará el sábado en el marco de la Ferial del Libro de esta ciudad

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1 de junio de 2022, 5:00 AM
1 de junio de 2022, 5:00 AM

Claudia Michel nació en Potosí pero vive hace más de una década en Cochabamba. Su libro de cuentos Chubascos aislados es una de las novedades de la editorial Mantis para la FIL Santa Cruz 2022. Son 19 relatos cortos íntimos, contenidos, breves. Antes de venir a Santa Cruz, Michel presentará su libro en Cochabamba, esta noche a las 19:00, en el Centro Simón I. Patiño. La acompañarán el autor Rodrigo Hasbún y la crítica de cine Alba Balderrama. 

En nuestra ciudad estará el sábado 4 de junio, lo presentará en el salón Enrique Finot, a las 21:00. La acompañarán las escritoras Lucía Carvalho y Natalia Chávez.

_¿Por qué decidiste el título de Chubascos aislados para tu libro?

Cuando llegó el momento de ponerle nombre al libro, estaba terminando la temporada de lluvias. Todos los días mientras escribía podía ver cómo se armaban las tormentas. Las nubes venían de cualquier parte, pero sobre todo de la montaña.

Hubo buenas tormentas, pero también pude ver lluvias esporádicas, dispersas, que descargaban su pequeña intensidad en un lugar específico. Para mi, lo más disfrutable de esa época del año, es ese cielo con nubes negras y espacios de sol.

Muchos de los cuentos de este libro están vinculados a lluvias, aluviones y piscinas, eso me hizo buscar en glosarios de hidráulica, quería ponerle un nombre que tuviera que ver con el  agua, pero no encontraba nada que me guste. De la hidráulica pasé a los términos climatológicos y ahí sí encontré varios. Chubascos aislados era lo que había visto todo ese fin del verano mientras revisaba los textos, y también, los relatos son un poco eso: sucesos parecidos pero distintos, distribuidos en un mismo espacio.

_Dos palomitas e Invisible ya estaban en tu libro Corema, de 2021 ¿Hay algunos otros relatos que vienen de otras publicaciones?.

No, no hay otros relatos que vengan de otras publicaciones. Corema y Chubascos aislados son hermanos. Tienen cosas que delatan su parentesco, pero cada uno es distinto. Los escribí uno después del otro, sin mucha pausa, en parte a eso se debe que tengan ciertos vínculos comunes. 

_Hay varios cuentos protagonizados por niños y adolescentes ¿Qué es lo más difícil de narrar desde esta perspectiva y por qué te interesa?

La verdad es que solo puedo identificar cuatro que tienen esta característica, pero sin duda está presente. Es una elección que no ha sido premeditada y que poco a poco ha ido tomando más fuerza.
Lo más difícil es lograr contar la sensación de extrañamiento que tienen los niños ante las cosas dadas de la vida adulta. Y en el caso de los adolescentes, justamente que están dejando de ser niños y el cambio entre un estado y otro, está siempre cargado de conflictos, puro material para la escritura.

_El epígrafe del libro habla de la naturaleza de los cuentos: son sutiles y contenidos, y casi siempre presagian algo raro -o malo- que está por pasar, que quizás no es muy violento, pero sí llega a producir cambios en los protagonistas. ¿Qué es lo que buscás con este tipo de narrativa?

Me interesan las cosas mínimas. Los pequeños gestos y situaciones que se van fraguando para transformar la vida de las personas, los lugares donde ocurren los cambios que nadie ve. He querido contar esos espacios ínfimos porque me parece que en su acumulación, tal como sucede con el goteo o en la concentración de las nubes, es donde está la potencia de las transformaciones.

_Me llamó la atención también que las plantas, los jardines sean parte esencial de varios relatos ¿Pensaste en eso al momento de construir Chubascos aislados?

Es otro tema que salió de forma natural. En parte gracias a familiares y amigos que son aficionados a las plantas. Hay dos aspectos clave de ellas que me interesan: el tiempo, que casi siempre es largo, lento, ajeno a las urgencias humanas, y por otra parte, el silencio. Las plantas no emiten sonidos, o al menos no es su función principal. Ese silencio me parece a la vez inquietante y hermoso. Supongo que también tiene que ver con vivir en Cochabamba y estar más atenta a la flora del valle que tiene su propia personalidad.

_¿Cómo te sentís de publicar en Mantis y cómo ves los trabajos de las editoriales dirigidas por mujeres en Bolivia?

Me siento feliz y honrada de publicar en Mantis, es un momento importante para mi.
Más que editoriales dirigidas por mujeres me parece muy interesante que sean editoriales dirigidas por escritoras. Es una diferencia notable. Sin desmerecer otros esfuerzos, creo que hay un ímpetu distinto, una visión mucho más compleja de la escritura en su vínculo con el libro como objeto y toda la industria editorial. No es una casualidad que haya autoras dirigiendo editoriales, sino es una respuesta a la complejidad del mundo editorial en Bolivia y Latinoamérica. Una respuesta cargada de energía, que espero gane más ímpetu y siga desarrollándose.