El duende invade la Casa de la Cultura en Santa Cruz
El artista chiquitano Adolfo Torrico inaugura una muestra ‘figurativa’ que rescata las tradiciones, costumbres y leyendas cruceñas. Será este jueves 12, a las 19:00
El hombrecillo de túnica blanca y con un sombrerango ‘e saó acaba de llegar a la plaza 24 de Septiembre y ha encontrado nueva posada: la Casa Municipal de la Cultura Raúl Otero Reiche. Ahí, de la mano de su creador, Adolfo Torrico Choré y de la Secretaría Municipal de Cultura y Turismo, esperará a los amantes del buen arte para mostrar sus distintas facetas.
Esa ruleta rusa entre los colores vivos y las tradiciones cruceñas se instalará en plena temporada navideña para darle a la ciudad un giro de tuerca sobre uno de los personajes más difundidos y queridos de las leyendas del Oriente boliviano. La gran apertura de la exposición pictórica ‘La Santa Cruz: El Renacer del Duende’ será este jueves 12, a las 19:00 (sobre la acera oeste del corazón del casco viejo).
Trazando, trazando
Seis meses llevó todo el trabajo creativo de Adolfo Torrico para plasmar al Duende y otras figuras de la llanura boliviana en el acrílico sobre tela. El joven lo hizo en su taller alejado del ruido de la urbe.
Durante todo ese tiempo, salieron 21 escenas de una nueva muestra que marca la ‘continuidad’ del autor en esa búsqueda que ha venido haciendo desde ‘Verde’, su anterior exposición que también rescataba los latidos de la selva amazónica.
Latidos de la naturaleza
Adolfo Torrico es oriundo de San Ignacio de Velasco, una de las reducciones chiquitanas que encierra mucha mística relacionada con la música y la forma de ser del cruceño. Creció con ese cordón umbilical conectado a la selva y, ahora, todo lo que vivió lo ha querido llevar a su obra. Es por eso que en esta nueva propuesta trazó una serie de ‘duendes’, con una perspectiva diferente a la habitual.
“Los duendes son los conservadores de la naturaleza. Regularmente dan miedo, pero con estos (los pintados por él) se divertirán mucho, porque son agradables. En la vida hay dos lados, uno de luz y otro de oscuridad. Los duendes son esa luz, son como curucusíes. Por tanto, todos podemos ser duendes”, explica.
No solo hay duendes en la ‘Casa’. Cohabitan los viejos carretones que cruzan las calles arenosas de esa Santa Cruz de antaño, así como un homenaje a la mujer guaraní mediante Rosita Pochi y un instante especial que muestra a la pequeña Ara, la hija de Adolfo, entre macororós.
En esta exhibición hay, también, un juego con los horizontales extremos y cuadros en menor proporción, pero, el que pretende abarcar toda la atención es aquel que se ha instalado en el lobby de la Casa de la Cultura.
Se trata de una megaescena, con proporciones que alcanzan los 2,40 x 10 metros. Se denomina ‘La Partida’ y en ella el Duende y la Viudita avanzan en un carretón rodeados de mauris, un guajojó y aguateritas, entre otros personajes en medio del bosque.
El también integrante de Arterias Urbanas no cree ser ‘otro’ en esta ‘expo’, pese a que visiblemente se nota que ha recurrido a otra forma de realizar los trazos de la mano del surrealismo.