La eutanasia engloba el hecho de provocar una muerte sin dolores a un paciente que padece de una enfermedad terminal. No obstante, el tema es más complejo. La legislación boliviana carece de una norma que garantice el derecho a la muerte con dignidad

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10 de abril de 2022, 17:25 PM
10 de abril de 2022, 17:25 PM

Tras enviudar y sufrir dos accidentes cerebrovasculares, a los 86 años, Alain Delon pidió morir en Suiza, donde la eutanasia es un procedimiento legal. “Una persona tiene derecho a partir en paz, sin pasar por hospitales, inyecciones y demás. Envejecer apesta y no puedes hacer nada al respecto”, dijo el actor francés, una leyenda del cine, recordado por películas como La piscina o El gatopardo.

De acuerdo con las declaraciones de su hijo Anthony, la familia del actor aceptó la petición de eutanasia y prometió estar a su lado en sus últimos días. Alain Delon se despidió de una forma más extensa y formal a través de una carta que hizo pública y que, e parte de ella, dice: “Quisiera dar las gracias a todos los que han estado conmigo todos estos casos; a todos los que me han dado su apoyo. Espero llegar a ser un ejemplo para futuros actores tanto en lo profesional como en lo personal, entre victorias y derrotas”.

Más allá del ejemplo que la decisión del actor pueda dejar en el futuro, este caso se convierte en el primero de una personalidad de ese nivel que solicita la eutanasia. A ello se suma el hecho de que Delon no padece de una enfermedad terminal, como ocurre con muchas de las personas que solicitan el proceso de adelantar la muerte para evitar que el sufrimiento se prolongue.

Este año, Colombia fue noticia por dos casos de eutanasia. El 7 de enero, Víctor Escobar, de 60 años, se convirtió públicamente en el primer colombiano en acceder al derecho a la eutanasia sin ser un paciente terminal para poner fin a los dolores que soportaba desde hace años. Y un día después le practicaron la eutanasia a Martha Sepúlveda, la mujer cuyo caso desató un debate nacional acerca de la muerte digna en el país cafetalero.

Los colombianos aún tienen fresco en la memoria lo que sucedió con Sepúlveda, de 51 años y quien tenía todo listo para ser la primera persona en acceder a ese derecho en el país sin ser una paciente terminal, pero la clínica canceló el procedimiento dos noches antes. Eso ocurrió en octubre de 2021 y generó tal revuelo que alejó a la mujer de la prensa: antes de que le cancelaran la eutanasia programada se había difundido un reportaje de televisión en el que ella hablaba de su decisión de morir y la entrevista supuestamente fue utilizada para negarle el procedimiento.

En Colombia, la eutanasia es legal desde 2015 y hasta el momento 157 personas con enfermedades terminales optaron por ella. En julio de 2021, la Corte Constitucional extendió el derecho a pacientes no terminales que tuvieran “intenso sufrimiento físico o mental por lesiones corporales o enfermedades graves e incurables”. Tanto Martha Sepúlveda como Víctor Escobar optaron por esta sentencia. Ella padecía la enfermedad degenerativa Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y él de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), presión pulmonar alta, fibrosis, diabetes e hipertensión, entre otros padecimientos.

Cuestión Legal

La eutanasia está legalizada en Bélgica, España, Colombia, Luxemburgo, Holanda, Suiza, Nueva Zelanda y Estados Unidos (en los estados de Oregon y Washington), y es tolerada en países como Noruega, Dinamarca, Alemania y Austria. En México se aprobó una ley que permite a los enfermos terminales solicitar legalmente la eutanasia pasiva, la cual incluye una cláusula de conciencia que permite a los médicos negarse a aplicar el procedimiento y transferir el caso a otro médico.

A diferencia de la eutanasia activa que consiste en provocar directamente la muerte del enfermo, en la pasiva se deja de suministrar los medicamentos o se retiran los aparatos que de manera artificial lo mantienen con vida, para que el paciente muera de forma natural.

La legislación boliviana no contempla ni regula la eutanasia, por lo que en caso de que una persona la practicara incurrirá en un tipo penal conocido como homicidio piadoso, tipificado en el artículo 257 del Código Penal, que agrega que en cada tipo de delito de homicidio las circunstancias varían. Asimismo, el Código de Ética y Deontología Médica de Bolivia, en su artículo 42 referido a la eutanasia, establece que esta práctica, entendida como acto deliberado para poner fin a la vida de un paciente, es contraria a la ética médica.

El médico Néstor Herrera, afirma que en Bolivia no hay ningún juicio por el acuerdo entre médicos y familiares para cesar algunos tratamientos, sobre todo en casos de muerte cerebral en los que el paciente no tiene conciencia, ni la va a recuperar. “El tema no está en la agenda de debate nacional. En caso de plantearse alguna propuesta de eutanasia, los médicos prevén cierta resistencia, porque en la cultura boliviana consideran sagrado al cuerpo y algunos familiares ni siquiera permiten que se haga la autopsia al fallecido”, afirma Herrera.

En 2017, se presentó proyecto de ley, de iniciativa ciudadana, que planteaba que se respete la autonomía de un paciente terminal para decidir sobre su vida y sus derechos a recibir información adecuada y medicina paliativa. La propuesta, que, finalmente, fue rechazada por el legislativo, eximía de responsabilidad civil, penal o administrativa a los profesionales intervinientes.

Cuidados paliativos

Carla Ariscain, cofundadora y presidenta de Psicólogos Sin Fronteras Santa Cruz, señala que, debido a que, en cuestiones legales, no se puede hablar de eutanasia en el país, en casos de enfermedad terminal, más que de eutanasia, se habla de cuidados paliativos, una práctica que implica un conjunto de intervenciones de profesionales de la salud, para poder dar al enfermo terminal el mayor bienestar posible para que alcance una calidad de vida en sus últimos días.

“En los cuidados paliativos pueden intervenir médicos de diversas especialidades, que manejen el enfoque de cuidados en últimos días de vida para poder brindar confort al paciente. También pueden intervenir enfermeros, enfermeras, médicos especialistas en manejo del dolor y profesionales de la salud mental, psicólogos y psiquiatras”, explica.

Ariscain menciona que los motivos que pueden llevar a las personas a pedir la eutanasia pueden ser tan diversos como las personas que lo hayan solicitado o pensado, o pedido. Recalca que en psicología no hay ‘tips’ ni generalizaciones al respecto.

“La eutanasia es, evidentemente, un tabú, más aún en sociedades ligadas a creencias religiosas. Las razones que pueden llevar a una persona a solicitar o querer la eutanasia pueden variar. Puede ser a causa del extremo sufrimiento que están teniendo que soportar, lo que nos lleva a la frase ‘muerte compasiva’, puede ser a causa de un estado depresivo asociado, puede estar ligado a la necesidad de mantener la dignidad y evitar el sufrimiento en una persona en sus últimos días; puede tener que ver también con el gasto de recursos desproporcionados que a veces se dan para mantener artificialmente la vida de una persona, sin que eso implique calidad de vida”, comenta la experta.

Acerca de la manera en que se puede acompañar a la persona que ha tomado esta decisión, Ariscain indica que es aconsejable usar el enfoque psicosocial. “Este enfoque engloba a la persona, lo que siente, piensa y cree respecto de sí misma, su cuerpo y su situación y cómo traduce todo eso en conductas específicas, y también engloba el entorno, la familia, los amigos de la persona que está en situación de últimos días, pues su entorno también recibe un impacto y a la vez son un soporte para el familiar que está sufriendo”, añade.



El colombiano Víctor Escobar