El queso tiene menos lactosa que la leche, pero muchas más grasas saturadas

2 de febrero de 2021, 14:45 PM
2 de febrero de 2021, 14:45 PM

Un reciente artículo publicado por la agencia de noticias Sputnik News informa que el queso puede servir como alternativa para que las personas con intolerancia a la lactosa puedan aprovechar el calcio, las proteínas y las vitaminas de la leche. Sin embargo, aconseja consumirlo con moderación debido a su alto contenido en grasas.

"Si se hace queso a partir de la leche, el contenido de lactosa disminuirá drásticamente, pero hay que ver qué tipo de queso. Hay quesos duros, quesos blandos y productos de queso," explicó Andrei Bobrovski, nutricionista y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de San Petersburgo, en Rusia.

Por esto, el dietista indica que es necesario controlar la ingesta de queso ya que contiene mucha más grasa saturada que la leche, lo que puede tener un impacto negativo en el sistema cardiovascular.

"El queso tiene de tres a cinco veces más calorías que la leche. Además contiene 5 o 6 veces más proteína por 100 gramos de producto. El queso es una buena fuente de proteínas, pero también puede tener 10 veces más grasa saturada", señaló Bobrovski. 

Para no ganar peso extra a causa del queso, el médico aconseja elegir variedades de queso bajas en calorías o quesos duros. 

Sobre las porciones aconsejadas, la nutricionista española María Purificación González recomienda en el diario Marca que "se puede consumir cualquier tipo de queso, pero conviene tomar una cantidad no superior a los 30 o 40 gramos, sobre todo en el caso de los quesos curados cuyo valor calórico es superior por su mayor concentración de nutrientes que aportan energía, como por ejemplo la grasa. En el caso de quesos frescos la porción puede ser mayor (de 80 a 100 gramos)", señala.

¿Cuáles son los quesos duros?

De acuerdo con el portal Quesología, especializado en este alimento, los quesos duros se caracterizan por su corteza firme y su textura dura que se logra al cortar la cuajada muy fino y prensarla durante muchas horas, para extraerle el máximo del suero y la humedad.  Algunas variedades son el parmesano, gouda, provolone y manchego.