Miles de personas de Bolivia y de otros países llegan hasta Quillacollo (Cochabamba) para celebrar, desde mañana y hasta el miércoles, a la Virgen de Urkupiña. Algunos van a pedir algún milagro y otros van a rendirle tributo por el prodigio cumplido

13 de agosto de 2023, 9:14 AM
13 de agosto de 2023, 9:14 AM


La devoción a la Virgen de Urkupiña está muy ligada a las historias de los milagros que a ella se le adjudican. Sanaciones, solución de problemas familiares, oportunidades de trabajo, logros personales, como conseguir algún título profesional o aprobar un examen universitario, como también económicos: tener una casa, un auto, lograr buenos negocios, conseguir dinero y a veces lograr la protección de un ser querido. 

“La mamita de Urkupiña todo lo puede”, afirma Karen (37) que hace siete años le pidió cuatro cosas: Una casa, trabajo, un buen marido y salud. “Todo eso me ha cumplido, ¿cómo no creer en ella?”, dice esta cruceña que del 14 al 16 de agosto viaja hasta Quillacollo para agradecerle, renovar sus peticiones o ser la vocera de las peticiones de familiares o amigos. 

David (45) no viaja cada año a la celebración, pero de ser un escéptico total se ha convertido en creyente de la de la virgen “Hace años fui al hasta el cerro de Cota por turismo y casi por diversión me compré un título profesional que venía tramitando desde hacía 15 años y por trabas burocráticas nunca salía. Eso fue en agosto y para noviembre ya tenía mi anhelado título. Fue algo milagroso”, sostiene David. 

Hoy son miles los que dentro y fuera del país son fervientes creyentes en la “mamita de Urkupiña” y se estima que la festividad, que se celebra del 14 al 16 de agosto en Quillacollo (Cochabamba), congrega a 500 mil personas.

 Cuenta la leyenda que la Virgen de Urkupiña se apareció en diversas ocasiones a una niña pastora en el cerro de Cota en el valle bajo de Cochabamba en 1700. Según su relato “la mamita y el niño bajaban a jugar con ella. Sus padres incrédulos no creían en lo que ella decía y una vez la siguieron y comprobaron que la niña no mentía y la Virgen bajó del cielo. Al verla de nuevo la pequeña pastora gritó en quechua “Ork’opiña, Ork’opiña”, que quiere decir “ya está en el cerro”. Según la tradición de ahí proviene su nombre. 

Ya en el siglo XX, más precisamente en 1943 se edificó en el lugar la Capilla del Calvario, al que peregrinan todos para pedirle algún favor o agradecer por las promesas cumplidas. 

Virgen de Urkupiña

        

Sin embargo, el periodista e investigador Wilson García Mérida, en su libro "Historia del Milagro" sostiene que Urkupiña es una fiesta más antigua de lo imaginado: “se remonta a los inmemoriales días del inca Huayna Cápac organizando a los mitimaes que el imperio quechua había desplazado hacia estas tierras del Collasuyo para expandir el gobierno de los orejones cuzqueños a los trópicos trasandinos, en alianza con unas deidades aymaras que regían sobre la fertilidad de estos territorios agrícolas recién anexados al incario imperial”, sostiene García Mérida y agrega que la celebración que estaría relacionado con los rituales para la diosa de la fertilidad Kawillaka, pero que con la evangelización religiosa colonial se transformó en una celebración hacia la Virgen de Urkupiña.

 Es decir, que en la festividad existe un sincretismo cultural que se originó mucho tiempo antes. Lo evidente es que durante los días en los que se rinde culto a la Virgen hay una mezcla de tradiciones indígenas con los ritos católicos. 

Quizás uno de los rituales más peculiares es la extracción de piedras o fragmentos de piedras del cerro donde apareció la Virgen. Los devotos llevan a sus casas pedazos de piedras con la promesa de devolverlas al año siguiente con intereses en forma de ofrendas, ya sean joyas, dinero, flores o velas. 

A la vez la gente compra miniaturas de los objetos que le piden a la Virgen. Si bien la Virgen de Urkupiña es boliviana, la devoción por ella se ha expandido por todo el país y el mundo. Hasta los años 90 la mayor parte de los devotos provenían del Oriente boliviano, los que viajaban en centenares para la festividad, hoy ha sido superado por la de los países vecinos; en especial de los devotos que llegan cada año desde Argentina y en especial desde Salta, donde la imagen se venera en la Parroquia del Pilar, a pocos minutos del centro de la ciudad. 

Como en otros rincones del planeta, la Virgen de Urkupiña fue llevada por migrantes bolivianos y ha calado de manera profunda en la sociedad salteña. “La mamita, como la llaman los devotos, llegó a Salta desde Bolivia hace relativamente poco, pero su culto se extendió muy rápidamente entre las clases trabajadoras urbanizadas, insertas en la economía de mercado explica Ottavia Paternó antropóloga social francesa especializada en etnografía de la intimidad, la religión y la vida cotidiana y que estudió el caso de la veneración a la Virgen de Urkupiña en Salta.

 “La práctica de su culto se basa en un conjunto de muchas acciones rituales, bastante exigentes en términos de tiempo, organización y dinero. Se realizan tanto para pedir como para dar gracias. El devoto elige entre un conjunto de prácticas rituales socialmente compartidas que tendrá que realizar obligatoriamente durante tres años, como una ‘promesa’”, cuenta Paternó en un artículo publicado por el Centre National de la Recherche Scientifique. 

Las costumbres que los devotos salteños realizan son similares a las que se realizan en el país y la relación con la devoción a la Virgen de Urkupiña no varía mucho incluso cuando describe que “La imagen termina convirtiéndose en algo extraño: no es una representación, ni un ídolo, ni un objeto, ni un sujeto… pero es todo eso a la vez. Los devotos hablan de la imagen y se comportan con ella como si fuera una persona; algunos incluso la ven reír o llorar. La imagen presta su cuerpo a una entidad que de otro modo sería inalcanzable para los sentidos y se convierte en el lugar donde se encarna la relación entre los devotos y la entidad. Así materializada, la Virgen es una presencia viva en la casa, un contacto al alcance de la mano: una madre, una amiga, a veces, incluso, un banco”, comenta Paternó. 

Desde mañana y hasta el miércoles Quillacollo vivirá una fiesta en la que miles de personas demostrarán su fe, pedirán y agradecerán a la Virgen de Urkupiña. La jornada comenzará con la Fastuosa Entrada Folclórica, donde miles de devotos bailarán para la Virgen. Las más de 50 fraternidades están acompañadas en todo momento por bandas de música. El martes se celebra la misa solemne en la Iglesia de San Ildefonso y la fiesta concluye el miércoles con la romería a El Calvario.

Virgen de Urkupiña
Virgen de Urkupiña

MANTOS DE LA VIRGEN

 El museo de la Virgen de Urkupiña, que se encuentra en el templo de San Idelfonso expondrá más de 150 mantos de la Virgen, archivos hemerográficos, instrumentos musicales y piezas arqueológicas hasta el 16 de agosto. 

PATRIMONIO 

Varias instituciones y la Alcaldía de Quillacollo han remitido a la Unesco los requisitos para postular a Urkupiña como patrimonio del mundo.