Sin diferencias. Enseñar acerca de la equidad entre hombres y mujeres contribuye a luchar contra la violencia sexual, el machismo y tener una sociedad mentalmente más sana. Esa labor empieza desde los primeros años. Aquí algunos consejos

16 de enero de 2022, 12:52 PM
16 de enero de 2022, 12:52 PM

Educar con equidad de género contribuye a que haya menos violencia contra las mujeres, menos machismo, más respeto a sus derechos y también contribuye a mejorar la salud mental, la autoconfianza y la dignidad tanto de hombres como de mujeres, entre otros muchos beneficios de gran alcance para la sociedad en general, dicen los especialistas. Es por eso que resulta vital que desde muy corta edad se eduque a los niños a tener una visión más equitativa entre los sexos y a derribar muchos de los prejuicios y estereotipos que todavía prevalecen.

La sicóloga Sandra Bustamante diferencia entre igualdad y equidad de género. “Mujeres y hombres no somos iguales. Podemos tener la misma estatura, el mismo peso e incluso la misma fuerza, pero hay diferencias incluso en nuestro organismo. Entonces lo que se busca no es que seamos idénticos, sino que haya equidad, en el sentido de que haya las mismas oportunidades para ambos sexos, tanto para varones como para mujeres, y es por eso que hablamos de equidad. A partir de aclarar este concepto podemos empezar a trabajar este tema con los niños”, sugiere la especialista.

La equidad de género comienza en el hogar y las familias están al frente de este cambio, sugiere Bustamante. “Creo que podemos empezar con los niños desde muy temprano y debemos empezar en casa. Entonces lo primero es empezar con el ejemplo, porque el niño o el adolescente no aprende tanto de los sermones que uno le va dando, sino que aprenden de lo que ven”.

Desde cocinar y limpiar hasta cuidar a sus hermanos, las mujeres realizan muchas más tareas domésticas, entre tres y cuatro veces más, cuidados no remunerados que los hombres. Como resultado, miles de mujeres y niñas pierden la igualdad de oportunidades de ir a la escuela, incorporarse a un trabajo remunerado a tiempo completo o tener suficiente tiempo para descansar. En ese sentido dé el ejemplo dividiendo equitativamente todas las tareas domésticas y el cuidado de los niños en su hogar. Involucrar a los niños en el trabajo de cuidados y tareas del hogar desde una edad temprana junto con las niñas es un buen primer paso, sugiere la organización Unwomen de las Naciones Unidas.

Contra los estereotipos

El género no tiene que ver con las diferencias biológicas entre los sexos, sino que es una construcción social: las personas definen lo que significa ser un niño o una niña, y estos condicionamientos sociales a menudo esperan que los niños se ajusten a roles y expectativas de género específicos y limitantes desde pequeños. Los investigadores dicen que los niños comienzan a absorber los estereotipos a los tres años, lo que hace que el mundo se expanda para los niños y se reduzca para las niñas a los 10 años. Por eso, tenemos que iniciar desde temprano conversaciones sobre los roles de género y cuestionar los rasgos y características que se asignan a hombres y mujeres en el hogar, en nuestra rutina diaria, en la escuela y en los lugares de trabajo.

¿Cuáles son las percepciones estereotipadas más comunes que pueden tener los niños pequeños? Aquí hay varios ejemplos:

-Los niños son más fuertes y rápidos que las niñas.

-A los niños les gustan los colores azules y a las niñas el rosa.

-A los niños les gusta jugar con camiones, mientras que a las niñas les gustan las muñecas.

-Las chicas se maquillan, los chicos no.

-Las chicas chismean más.

Es posible que no obtenga esas respuestas de inmediato, pero si hace preguntas difíciles como quién es más inteligente o a quién le gustan más los deportes para alentarlos a compartir sus opiniones, los hará hablar.

Todos tenemos prejuicios de género inconscientes. Estos son roles que hemos interiorizado en base a las expectativas establecidas por nuestra sociedad sobre cómo deben vestirse, comportarse y presentarse hombres y mujeres y, en algunos casos, qué tipo de trabajo deben hacer. Está en nuestras manos tomar conciencia de estos prejuicios y desafiar los estereotipos que nuestros niños encuentran constantemente, ya sea en los medios de comunicación, en la calle o en la escuela.

“Salgamos de los estereotipos tanto a nivel de educación, como de familia. Demos a los niños e incluso a los jóvenes la oportunidad de ser lo que quieran ser”, sugiere Bustamante.

Expresar los sentimientos

A menudo se escucha a padres o madres decirle a sus hijos frases como: “Tenés que ser macho”, “fuerte” o “no llores como una niña”. Este tipo de ideas no solo menosprecian la figura de la mujer y ensalzan la del hombre, sino que provoca que el niño no aprenda a expresar sus sentimientos.

“El niño está aprendiendo a no expresar sus emociones, porque se le está diciendo que toda su tristeza está mal y ¿cómo después lo expresa que está mal?, con actitudes agresivas, porque eso sí está permitido y lo que estamos haciendo es formar analfabetos emocionales, porque no saben reconocer sus propias emociones, no saben manejar sus propias emociones y lidiar con ellas”, explica Bustamamente. “En nuestro país es frecuente ver hombres que tienen gran dificultad para manejar sus emociones como la tristeza y no saben cómo hacerlo, y eso les genera un gran sufrimiento. Una educación en la que te dicen que tenés que ser el más fuerte dificulta que puedas hacer introspección”, explica la sicoterapeuta.

Pasado y presente

Pese a que aún hay mucho camino por recorrer, en estos tiempos existen avances en el tema de la equidad de género y se lo cuestiona más. “Creo que hemos avanzado bastante, porque vemos que hay muchos jóvenes que son chefs, siendo varones, algo que años atrás en nuestra sociedad era solo destinado a las mujeres, y por otro lado cada vez hay más mujeres fubolistas y creo que eso es bueno y hacerle notar eso a los niños es importante, que vean otras cosas”, comenta Bustamante . Esos ejemplos ayudan a que las personas se animen a ser más auténticas consigo mismas, fieles a lo que les interesa, a no tener miedos, y eso es un gran paso”, opina la sicóloga.

No menos importante es que se hable a los niños del pasado y se les cuente de mujeres que en el pasado fueron discriminadas por motivos de género y tenían prejuicios. Hay que dar ejemplos reales a los niños, acercando el tema a ellos y haciéndolo más identificable, sugieren los especialistas.

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