Es el fruto de un gran árbol que crece en las zonas tropicales. Su sabor ácido es ideal para preparar jugos y salsas. También tiene propiedades medicinales

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21 de junio de 2020, 12:15 PM
21 de junio de 2020, 12:15 PM

Es enorme, llega a los 30 metros, sus frondosos gajos ofrecen una generosa sombra y su tronco se lo usa como madera de muebles. Es el árbol del tamarindo que, aunque es originario de África tropical, se ha adaptado muy bien a las regiones húmedas de Asia y América, entre ellas el oriente boliviano, donde forma parte de los paisajes y cultura regional.

En Santa Cruz es muy popular y apetecido. Hay muchos árboles silvestres y se los encuentra hasta en avenidas y calles, como parte del ornamento de la ciudad. La canción colombiana Tamarindo seco migró a la ciudad y es interpretada por las bandas de música regionales; es común escucharla en la época de Carnaval.

El fruto del tamarindo, que es de color marrón, tiene forma de vaina y mide entre cinco y 10 centímetros. Tiene una pulpa que cuando está aún verde es de sabor ácido, y cuando madura adquiere un poco de dulce. La integran cuatro o cinco semillas pequeñas que los artesanos regionales la utilizan para hacer collares y manillas.

Nutrientes y usos

Rico en ácidos fólicos y pantoténicos. Contiene fibra, carbohidratos, grasas, proteínas y los minerales calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio, sodio y zinc. También tiene vitaminas C, E y K.

La nutricionista boliviana Fernanda Miranda informa que la fruta de este árbol es laxante, diurética, astringente y antiséptica; es de beneficio para quienes tienen dificultades estomacales y termina con el estreñimiento. También se lo requiere para bajar la fiebre y la intoxicación alcohólica.

En la parte gastronómica es apetecido por su sabor ácido para elaborar salsas, que luego se utilizan en diferentes platos, sobre todo aquellos que llevan carne. También en la pastelería está presente en tortas, dulces y galletas.



El tamarindo puede conservarse congelado hasta cinco meses. Se lo debe meter a la nevera ya sea con cáscara o sin ella, de forma compacta. Para utilizarlo después solo se toma el pedazo que se va a necesitar y lo demás se deja en el congelador.

Pero, sin lugar a dudas, que el mayor uso y tal vez el más sabroso es el refresco de tamarindo, que forma parte de las bebidas tradicionales del oriente boliviano.



Es refrescante y muy agradable al paladar. Para prepararlo se deja remojando la pulpa de esta fruta, sin semillas, por varias horas. Luego, a ese líquido se le agrega más agua, se lo bate y se le pone azúcar al gusto. También se lo puede licuar y obtener un refresco más espeso. El tamarindo llegó de África para quedarse. Su agradable sabor agridulce conquista el paladar más exigente.