La autora Carolina Taborga escribió esta reseña sobre la novela inspirada en la vida y obra de Adela Zamudio, publicada por la editorial Plural y que puede encontrarse en la Feria del Libro de Santa Cruz

3 de junio de 2022, 18:30 PM
3 de junio de 2022, 18:30 PM

Me ha sorprendido leer el libro: “Adela, novela inspirada en la vida y obra de Adela Zamudio” de César Maffei. Siempre consideré que, si bien hay estudios y análisis muy extensos e interesantes sobre la obra de Adela Zamudio, quedaba la tarea pendiente de vincular su obra, con su vida, con los hechos históricos de su época, y con el medio ambiente en que vivió. César Maffei logra con su novela destacar la personalidad de Adela Zamudio, con una ambientación histórica rica y exhaustiva, vinculada a su obra.

La introducción al libro se sitúa en el año 1926 cuando Adela Zamudio es coronada en el teatro Achá, con la participación del Presidente de la República, el rector de la Universidad Mayor de San Simón, varios ministros e intelectuales de la época y, lo más importante para ella en ese momento trascendente, según la descripción de Maffei, es mirar la butaca vacía en primera fila y musitar: “papá….cómo quisiera que estuvieras aquí”. Este inicio nos muestra, lo que luego se desarrolla a lo largo del libro, la relación privilegiada que tuvo Adela con su padre Adolfo Zamudio, vínculo de gran afecto, y, también nos muestra el apoyo incondicional que ella tuvo en su quehacer literario, en un momento histórico en el que las mujeres no sólo no escribían, sino que se consideraba que se debían realizar únicamente en el ámbito del matrimonio y de la maternidad. Su padre siempre apoyó, valoró, impulsó y respetó la obra de Adela. Cabe destacar, por ejemplo, el viaje que él emprendió a la Argentina, para resolver cuestiones vinculadas con su herencia y también para publicar el libro de poesías de Adela: “Ensayos poéticos”, con el nombre y apellido de la autora. 

Las descripciones de la rutina cotidiana de los Zamudio y los diálogos, a lo largo de la novela, son producto de la imaginación de César Maffei, debemos destacar que está muy bien representada la vida familiar, así como la personalidad y el carácter no sólo de la familia Zamudio, sino también, de las amistades y del entorno social.

El libro, dividido en capítulos, sigue un orden cronológico, desde el otoño de 1887, en el que Adela tenía alrededor de 33 años, hasta el día de su muerte en otoño de 1928. A lo largo de la novela, hay momentos en que la obra retrocede en el tiempo para contextualizar hechos históricos relevantes en el momento en que narra la vida de la escritora.

En el libro se pueden destacar varios temas que están interrelacionados con soltura y armonía. Por una parte, la descripción de la personalidad de Adela, no sólo como escritora de poesía, cuentos y una novela, sino, está muy bien explicado, lo que significó para una mujer de su época dedicarse a la escritura como actividad central, dejando de lado los asuntos domésticos, el matrimonio y la maternidad. Esto implicó un desafío a las convenciones y a las normas de la época. Está muy bien descrita la personalidad, el carácter, las preocupaciones y prioridades que tenía Adela sobre varios temas, algunos de orden filosófico como el sentido de la vida, la muerte, el valor de la religión y el misterio de la vida; otros de orden social como el derecho a la educación de las mujeres, la marginalidad y la pobreza en que vivía gran parte de la población, como una afrenta a los valores humanos y cristianos; temas tratados en su obra literaria como en sus reflexiones.

Así mismo, están muy bien reflejados, los eventos políticos que influían en la vida de los y las bolivianas, como por ejemplo los efectos de la guerra del Pacífico, las pugnas entre liberales y conservadores, y las contiendas de los guerrilleros vinculados con José Miguel Lanza. Si bien, como dice el mismo título de la novela, ésta está inspirada en la vida y obra de Adela Zamudio, la reconstrucción de la vida familiar y del entorno social son magistrales. Esta reconstrucción ficcional está realizada con delicadeza, respetando a Adela en su entorno familiar y en su intimidad. Los diálogos y los pensamientos de la autora corresponden con la imagen que tenemos de ella a través de su obra literaria.

Uno de los temas importantes que enfatiza la novela es el papel que tuvo Adela Zamudio en la promoción de la educación de las niñas, en el nivel superior.  Ella se encargó de conseguir el local para que ellas pudieran seguir estudiando, a las maestras a quienes formó con dedicación, profesionalidad y empeño y también sostuvo una actitud clara y decidida para que la educación fuera laica y no religiosa. El libro nos recuerda la polémica que se suscitó a inicios del siglo XX entre liberales y conservadores sobre la educación. Fue con los gobiernos liberales que Adela tuvo la oportunidad de ejercer como maestra, con los principios liberales de libertad de culto en la educación. Evidentemente, todo esto le trajo a Adela desencuentros con su familia y con su medio; la novela nos muestra las discusiones y enfrentamientos que tuvo con autoridades y con integrantes de su medio social por mantener su posición sobre la educación laica.  El libro denota el papel pionero de esta mujer en un tema de vital importancia para las mujeres de su época y de las generaciones futuras. En este contexto, es interesante la polémica que se suscitó entre Adela y el Monseñor Pierini, obispo de Cochabamba, en relación a un acto que había organizado la escuela católica en la que niños y niñas de poca edad representaban en un acto público la “Viuda Alegre”. La crítica de Adela suscitó la reacción del Monseñor con comentarios mordaces contra la maestra. La polémica tocó  temas educativos, de orden moral y principios religiosos y no solo se circunscribió a los diarios de Cochabamba, sino que repercutió en el nivel nacional; se formaron dos bandos, por una parte, las mujeres de la Fe católica y varios políticos y representantes del sector conservador de Bolivia, y, por otro lado, escritores, intelectuales, y políticos liberales que apoyaron a Adela por la claridad de su pensamiento en este tema, la brillantez de sus argumentos con una capacidad expositora excepcional, como, por la valentía con que defendió su posición frente a los ataques del Monseñor y de la sociedad cochabambina pechoña.

La ambientación de la novela nos permite entrar en los recovecos de la ciudad y sus entornos, descubriendo el ambiente de una pequeña urbe, como Cochabamba a fines del siglo XIX e inicios del XX, como, por ejemplo, los mercados, las calles del centro y de las zonas marginales. La descripción de los olores de la ciudad, de los ruidos de los pocos autos que circulaban, así como de los paisajes de la campiña cochabambina nos permite sumergirnos e imaginar la vida de Adela en ese momento y disfrutar de las descripciones.

El libro está escrito con una prosa clara, y nos lleva por sus páginas con interés y admiración al descubrir la vida de una de las personas más interesantes del siglo pasado en Bolivia. Sin duda el pensamiento y la obra de Adela Zamudio han dejado un legado muy importante a las generaciones futuras y la lectura de este libro es un regalo que no se lo puede dejar de leer.