Escuchar la voz gruesa y pausada de Poma es viajar con él por el tiempo, conociendo pueblos y realidades, entrevistando indígenas y científicos

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20 de marzo de 2022, 14:34 PM
20 de marzo de 2022, 14:34 PM

Escuchar a Rubén Poma es quizás aceptar que, a veces, “todo tiempo pasado fue mejor”, al menos para la televisión de Bolivia. Su programa cultural Jenecherú fue un suceso en los 80 y comienzos de los 90. Hoy sería impensable (o imposible) que alguna de las redes televisivas más grandes del país quiera emitir algo así un fin de semana en horario estelar.

Escuchar la voz gruesa y pausada de Poma es viajar con él por el tiempo, conociendo pueblos y realidades, entrevistando indígenas y científicos. Descubriendo y analizando formas de vida lejanas a la cotidianidad citadina. Poma también se da cuenta que las cosas han cambiado, por eso lo primero que menciona en esta entrevista es lo que le llevaba planificar cada uno de sus programas.

“Me doy cuenta que conforme pasan los tiempos, para entrar a este tema de la Comunicación no estamos buscando asesores. Creemos que es saber hablar y se acabó. Pero no es así. Uno tiene que tener, por la responsabilidad que esto requiere, un grupo de gente como asesores”, dice Poma.

Entonces menciona algunas de las personas con las que él
trabajaba: Hernando Sanabria Fernández, Aquiles Gómez Coca, Germán Coimbra Sanz, Roger de Barneville Vásquez, todos ellos escritores e historiadores importantes de Santa Cruz. 

También hablaba bastante con Bacuire, quien fuera cacique de los simbas de Chuquisaca y con Bonifacio Barrientos Iyambae, capitán grande del Alto y Bajo Isoso.

Desde mañana, en el Centro de la Cultura Plurinacional (CCP), algunos de esos viejos programas se verán durante cinco días, como parte de un homenaje que se le está haciendo en este centro a la figura de Poma y de su aporte por más de 40 años por la cultura y el periodismo en Bolivia. Cada proyección contará con la presencia de Poma para comentar lo exhibido.

Pasión por la antropología

Poma estudió Derecho, pero sus verdaderas pasiones fueron la antropología y el periodismo, en ambas se formó de manera autodidacta. Sobre su escritorio tiene un libro al que siempre vuelve: La tribu televisiva, del periodista español Luis Pancorbo, contemporáneo de Poma y que también tenía un programa de reportajes antropológicos en su país.El primer programa de Jenecherú (que se deriva de jendi sheru, que quiere decir ‘mi padre el fuego’ en guaraní) se emitió en 1979 en el Canal Universitario de Santa Cruz. Pronto, la introducción del programa donde una voz ronca decía “pero cómo tiembla la palabra en guaraní, Jenecherú es la luz y el calor de la cultura…” se fue haciendo cada vez más conocida. El programa era un éxito.

“Hoy venía en un taxi y el chofer, un señor ya mayor, me dijo ‘Usted es don Rubén Poma, ¿no? Yo veía su todos sus programas’, cuenta Poma, que actualmente tiene 74
años. 

Después Jenecherú pasó a otros canales, hasta comienzos
del siglo XXI se podía ver por la tele. Desde hace unos años, Poma hace programas muy de vez en cuando para pasarlo a través  de su página de Facebook.

Poma comenta que al programa le iba tan bien entre el público que cuando estaba filmando en alguna parte, la gente llegaba de otros sitios para ver si había posibilidades de aparecer en él.

Hoy vive en una casa de dos plantas. En una habitación amplia de la planta baja tiene su isla de edición, un par de cámaras y un cuarto pequeño donde tiene archivados sus videos, la mayoría de ellos aún en cassettes VHS. Poma menciona que ha digitalizado muy pocos y que a pesar de haber ofrecido este material a instituciones públicas y privadas para que los guarden y los difundan, nunca le interesó a nadie. 

Dice que ya perdió una parte de los videos por que se echaron a perder. De los pocos videos que tiene digitalizados muestra algunos de la primera época. Su visita a los pueblos esse ejja en los 80, donde mujeres y hombres hablan de
distintos temas. Aparece después un video con su amigo, Noel Kempff Mercado, a quien entrevistó y acompañó varias veces en sus viajes. 

“Este video es de cuando volamos sobre Huanchaca”, comenta Poma. Después, otro de sus programas, de 1982, muestra a una persona que vive a orillas del río Madera contar lo peligroso que es atravesar una de las cachuelas de este afluente. “En un viaje en canoa se cayeron tres de mis amigos y murieron”, relata el sujeto, contando luego que llegó ahí en busca de oro, luego se dedicó a la agricultura y finalmente estaba con la siringa.



Rubén Poma también aparece en imágenes al lado de un hombre de barba espesa y blanca, al igual que su cabello. Es mediados de los 80 y Poma hace una introducción para después llamarlo por su nombre: es Hans Erlt, alpinista
alemán que fue fotógrafo de Adolf Hitler durante el régimen nazi, quien llegó a Bolivia después de la II Guerra Mundial huyendo de la persecución de ese régimen hacia él y su familia. Erlt también era camarógrafo. Todos sus conocimientos sobre cine y televisión le ayudaron bastante a Poma, según comenta. “Fue un buen amigo y aprendí mucho de él”, dice Poma.

Una vida de buen periodismo

En sus viajes lo colaboraban sus dos hijas como personal técnico, eran jovencitas cuando él las llevó por todo el país con él. También iba con un camarógrafo. Esas travesías se la pagaba él mismo con sus propios ingresos. “Es difícil conseguir la plata para esto, los empresarios siempre

nos han mezquinado el apoyo”, reflexiona Poma, que nació en Yacuiba.

Poma, con un poco de inquietud, dice que varios pueblos indí genas que visitó desde 1979 han desaparecido. “Algo lamentable es que muchos fueron sacados de sus propias tierras”.

En la planta alta tiene su biblioteca, uno de los primeros libros que saca son los cuatro tomos de Yembosingaro Guasu. El gran fumar. Literatura sagrada y profana
guaraní, de Jurgen Riester, un antropólogo alemán estudioso de las tierras bajas y gran amigo de Poma. Riester falleció el año pasado.

En su sala hay una foto cuando jugaba fútbol en el equipo Aroma. “También jugué tres años en Destroyers, antes de que se inicie la liga en 1977”, recuerda.

Poma sigue abogando por el buen periodismo, por cuidar la biodiversidad y las nacionales originarias del país. Dedicó toda su vida a llevar esas consignas.