La antropóloga Pascale Absi y el historiador Hernán Pruden intentan reconstruir la vida de una de las primeras personas en cambiarse quirúrgicamente de sexo anatómico en Bolivia (y en Latinoamérica)

2 de julio de 2023, 12:00 PM
2 de julio de 2023, 12:00 PM


Texto: Pascale Absi y Hernán Pruden 

El hombre que anhela convertirse en mujer”: todo empezó por el encuentro fortuito con este titular de periódico  de principios de la década del 60. Hace tres años, mientras investigaba casos de narcotráfico en la prensa sensacionalista de ese período, me topé con esa enigmática noticia: dos planas enteras, acompañadas por la fotografía de una joven sonriente, vestida a la usanza de la época. Ese era el rostro de quien nos sumergiría en una investigación detectivesca tras lo que podría haber sido el primer caso de operación de una persona trans en Bolivia: la transformación de genitales masculinos en femeninos.

 En los años 1960, se conocían pocos casos en el mundo. La mayor parte de ellos había ocurrido en Estados Unidos y Europa del norte. Uno de los más conocidos fue llevado a la pantalla en La chica danesa de Tom Hopper en 2015 y se pudo ver en los cines bolivianos. La chica danesa murió en 1931, tras su cuarta operación. Gladys era orureña, -aunque vivió gran parte de su vida entre la ciudad de Cochabamba y Quillacollo- y se operó en Bolivia. Asombrado, comuniqué la nota a mi amiga Pascale Absi que había investigado las reivindicaciones trans en el contexto de la ley 807 que, desde 2016, permite rectificar la mención de sexo en el SEGIP. Decidimos seguir la huella del periódico y reconstruir la vida de Gladys Yolanda.

     David Aruquipa, Pablo Vargas y Paola Estenssoro  han  investigado cómo trans y travestis intervinieron en la escena pública en los años 1970, a través de su participación en los bailes de los carnavales del país. Eso no significó el final de la persecución policial ni de las burlas y la discriminación. Difícil imaginarse cómo habrá sido en los años 1960. Gladys Yolanda vivió su transición en tiempos en que la trans-identidad era vista en el mejor de los casos como un error de la naturaleza y un fenómeno de circo, y más frecuentemente como una enfermedad o una aberración moral que necesitaba un tratamiento psiquiátrico de choque. Su vida fue de mucha soledad y sufrimiento como lo entenderíamos a lo largo de nuestra investigación.

¿Qué habrá sido de la vida de Gladys Yolanda antes y después de su operación? ¿Seguirá viva? ¿Qué nos enseña su historia sobre la medicina en Bolivia en los años 1960? ¿Y qué nos ilustra sobre la situación de las personas trans?

Al leer detenidamente la nota y revisar periódicos de la época, nos enteramos más de su vida. Gladys Yolanda nació en 1942 y fue bautizada en Oruro, por su madrina Cléofé viuda de Olañeta, con el nombre de Antonio Fernández Soliz. A temprana edad, se mudó con su abuelo Alberto Rojas Zurita a vivir en Jayhuayco, y estudió en la escuela primaria de varones Darío Montaño y luego en el colegio Calama de Quillacollo. 

Gladys Yolanda Fernández
Gladys Yolanda Fernández

Según Gladys contó a los periodistas, ya en esa época sentía que era diferente. En la escuela sufría las burlas de los otros niños. En la casa, en cuanto escapaba de la mirada de su familia, le gustaba vestir la ropa de sus hermanas. A los 15 años, le había quedado claro que ella era en realidad mujer. Cuando se le volvió demasiado insoportable tener que fingir ser varón, decidió huir de su casa. Es así que a fines de los años 50, Gladys Yolanda vestida con falda, blusa y sandalias, tomó el tren para la Paz y se bajó en Viacha. Allí nadie conocía su pasado masculino y logró emplearse como mucama en una pensión. Sin embargo, alguien la descubrió y la delató.

 Perseguida por algunos vecinos, tuvo que huir para salvar su vida. Decidió mudarse a Santa Cruz donde tenía algunos familiares. Allí, solo consiguió trabajó como bracero en la zafra de la caña de azúcar viviendo entre Montero, Portachuelo, Buena Vista, San Aurelio y Amboró. Frente al rechazo de la sociedad, estaba intentando resignarse a vivir como hombre. Con este pensamiento emprendió el viaje de regreso a Quillacollo donde trabajó de obrero en la fábrica de Bata, y boxeó, con cierto éxito, en el club de la empresa.

Gladys Yolanda Fernández
Gladys Yolanda Fernández

Pronto, sin embargo, fingir ser otra persona se tornó un martirio. “Sin mis vestidos, la vida no la quiero vivir, prefiero la muerte” confesó a un periodista. El ejemplo de un caso contemporáneo similar, el de Matías Mercado, le dio esperanzas. Inició entonces un largo recorrido por hospitales del país en busca de algún médico que acceda a operarla para feminizar su cuerpo. Para ello, hizo también llamados a la prensa volviéndose su historia algo famosa entre los lectores de la época. 

Después del hospital de Santa Cruz, llegó al Viedma donde el cuerpo médico decidió asumirla como un caso psiquiátrico (consultó a los doctores José Antezana Bravo, Adrián Trigo), luego se fue a Oruro y al hospital general de La Paz sin demasiado éxito, antes de terminar este doloroso recorrido en el manicomio de Sucre, donde intentaron forzarla a asumir una identidad masculina. Con su pelo cortado y vestida con pantalones, los médicos asumieron que estaba “curada”.

Con una recomendación del famoso psiquiatra Alberto Martínez Zambrana a su colega Alejandro Tellez Revollo, volvió a Cochabamba; “Quiero morir porque sufro un horrible martirio” decía en esta época,   hasta que en su camino se encontró con el del doctor Arze que conmovido por su historia se animó a operarla. Esta iniciativa suscitó bastante escándalo en la Cochabamba de los 60;     unos celebraban la proeza médica y otros la denunciaban como un acto contra la naturaleza. El debate continuó en la sede del colegio médico frente a colegas como Hernando Briançon, Oscar Camacho Melean y German Sanchez Rivero. Los médicos forenses Alberto Guzmán López y Celiar Castro examinaron a Gladys.

En tanto antropóloga e historiador, reconstruir la historia de Gladys Yolanda nos permite entender una época en la  homosexuales y travestis eran perseguidos por la policía y el cuerpo médico no sabía qué hacer con ellos (si operar para adecuar su identidad subjetiva a su anatomía o “enderezar“ su mente,      a base de electrochoques, comas insulínicos y una serie de maltratos).

También su historia nos cuenta acerca de lo que era la medicina en Bolivia. La capacidad de enfrentar el desafío técnico cuando poco se sabía de estas cosas. En los años 1960, se sabía poco: este fue un caso pionero.

La historia de Gladys Yolanda nos interpeló primero como a seres humanos. Es difícil imaginar lo que debe haber sido su vida en los años 1960, cuando poco se conocía sobre la transidentidad, o sea sentir que uno no pertenece al sexo con el cual fue reconocido al nacer.

Nuestro proyecto es conmemorar la historia de Gladys Yolanda y su conmovedora vida. En esta etapa, esperamos que gracias a este artículo algún familiar, amigo o persona que la haya conocido pueda ayudarnos a rescatar mejor la memoria de Gladys Yolanda Fernández Soliz y a encontrar el testimonio que dejó en su diario.

Agradecemos a amigos y contactos que nos han apoyado y a los familiares del Dr. Arze Loureiro, Dr. Martínez Zambrana, Dr. Ayala Hidalgo, Carlos Espinoza, Macario Valverde, al personal administrativo y archivístico del Hospital Clínico Viedma, la Clínica Ferroviaria, y el Instituto Nacional de Psiquiatría Gregorio Pacheco.

Cualquier sugerencia o información: whatsapp: +33 658 19 13 20 / celular: 670 73067 / [email protected] / [email protected]