Comer ajo o tomar zumo de limón o vitamina C no sirve de nada para prevenir el virus, ni las bebidas calientes o el alcohol acaban con él. Desmentimos los bulos alimentarios más populares sobre el Covid 19

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23 de marzo de 2020, 17:22 PM
23 de marzo de 2020, 17:22 PM

La apuesta por la alcalinidad no es para nada nueva en el mundillo de la medicina alternativa. El concepto se ha asociado de forma típica, pero no exclusiva, al terreno del cáncer. Sus defensores promueven el consumo de agua o dietas alcalinas para bajar el pH de nuestro medio interno. Su eslogan no puede ser más elocuente: “un cuerpo con pH alcalino no se enferma, y con pH ácido sí”.

Es fácil desmontar este bulo ya que nuestro medio interno admite mínimas variaciones de su pH, la sangre por ejemplo entre 7,35 y 7,45; y cualquier variación fuera de los márgenes establecidos pondría la vida en juego en poco tiempo. Tan en poco tiempo -estaríamos hablando de segundos o minutos- que en esa situación, el riesgo de infección, de lo que sea, debiera ser nuestra última preocupación.

Para alcalinizar, supuestamente, nuestro cuerpo, los descerebrados que proponen este apaño recomiendan incorporar a nuestra dieta productos como cúrcuma, hinojo, zumo de limón, aceite de oliva, bicarbonato de sodio, etcétera, al que añaden algún elemento exótico como cloruro de magnesio e hígado de ternera, entre otros. Sorpresa: ninguno de ellos -ni la combinación de todos- nos servirá para no tener este virus (ni ningún otro).

Comer ajo

El ajo no tiene nada de milagroso. Así nos lo hace saber la propia OMS que ha dedicado una página entera a desmentir bulos sobre el Covid-19 y al mito del ajo se le dedica toda una infografía en exclusividad. La OMS comenta, textualmente: “El ajo es un alimento saludable que puede tener algunas propiedades antimicrobianas. Sin embargo, no hay evidencia de que comer ajo haya protegido a nadie del nuevo coronavirus”. Una variante de este mito sugiere el beber un “agua de ajo” para hacer frente al virus. Es la misma tontería, en este caso aguada.

El omega (así, sin más)

Ojo al dato, que aquí la intensidad del columpiamiento es de órdago, ¿a qué omega se refiere: 3, 5, 6, 7, 9? La terminología 'omega' en relación a un ácido graso, refiere a la posición -3, 5, 6, 7, 9. Decir omega y nada más tiene tanto sentido como pedirle a alguien que te pase una llave fija para desmontar un cacharro.

La vitamina C  

Es la reina de la inmunidad o si lo prefieres “de las defensas” como les gusta decir a nuestras abuelas (sobre todo si se trata de prevenir es un resfriado común). Sin embargo, es conocido el fracaso épico de la suplementación con vitamina C frente a los resfriados comunes, así que imagina la seguridad que hay a la hora de recomendar su uso frente a un virus que se dio a conocer, casi literalmente, antes de ayer.

El limón

Es algo así como la cutre-piedra filosofal de la salud. Sirve para las dietas de pérdida de peso por su carácter “antigrasa”, para el estreñimiento cuando se toma en ayunas, para el cáncer (por supuesto, gracias a sus propiedades alcalinizantes a pesar de tener un pH cercano a 2). Hoy, cómo no, también para hacer frente al coronavirus. ¿Hace falta comentar más?

Beber sorbos de agua cada 15 minutos

Quien propone esta tontería, afirma que el hecho de beber así agua estimula la secreción ácida. Esta simpleza de afirmación parece olvidar -quizá nunca lo supo- que esos sorbos de agua no estimulan la secreción ácida cuando el estómago está vacío, ya que el agua pasa por este órgano y se absorbe principalmente en el intestino delgado, sin estimular nada de nada a su paso.

Tomar bebidas calientes

Se comenta que tomar bebidas calientes, té, café o en general infusiones acaba con el virus ya que este no puede resistir ciertas temperaturas “cálidas”. Este rango oscila el vertedero consultado: desde los 26 °C hasta los 65 °C. No hay muchas pruebas de que esto vaya a funcionar, pero tiene pinta de que algo hará.

Alimentos fríos

En este caso se propone que el consumo de alimentos helados o bebidas muy frías favorecería su contagio. Algo a lo que hay que dotar del mismo nivel de confianza que decir que llevar ropa interior de color verde dificulta el contagio. ¿Por qué? Porque yo lo valgo.

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