Opinión

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Cara a Cara

5 de julio de 2022, 4:00 AM
5 de julio de 2022, 4:00 AM

“No es mi narco, es tu narco”. ¡Vaya nivel del debate de este tiempo en Bolivia! Aparecen fotos y videos de personas acusadas de vínculos con el narcotráfico en relación con políticos y, lejos de causar espanto y motivar investigaciones, las respuestas llegan con nuevas fotografías y más acusaciones. La situación a la que se ha llegado es demasiado grave y se pretende relativizar. El Ministerio Público debería investigar con transparencia. De lo contrario, ¡sálvese quien pueda!

 A propósito de investigaciones, ni el presidente de Bolivia ni sus ministros han dicho nada aún sobre la grave acusación contra el vicepresidente del Movimiento Al Socialismo, Gerardo García, referida a que firmó una carta en la que agradecía el aporte económico de un presunto narcotraficante. Según dijo el diputado Rolando Cuéllar, le entregó pruebas al primer mandatario. A cambio, solo silencio, como si no hubiera pasado nada. Son situaciones que no deben minimizarse.

Y que no piensen moros y cristianos que acusándose se libran de sospechas. Si el narcotráfico está metido en la política de todos los colores, significa que el país ya tocó fondo.

Si se resumen las noticias vinculadas a los tentáculos del narcotráfico da espanto ver el alcance y el volumen de las mismas. El problema es que esta lacra se incruste en el tejido social y que ya no alcance el grito ciudadano para ponerle freno. Basta ver lo que ocurre en países centroamericanos para avizorar el oscuro horizonte por venir.

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