Las calles de la antigua La Ramada, de Los Pozos y del Plan 3.000 están invadidas. Las autoridades salientes aseguran que fueron trasladados 40.000 vendedores

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2 de mayo de 2021, 12:22 PM
2 de mayo de 2021, 12:22 PM

Apenas comienza a esconderse el sol se desata el caos de vendedores ambulantes en la rotonda del Plan Tres Mil, donde los cuidados de bioseguridad para frenar el contagio del Covid-19 pasan desapercibidos. Todo el ambiente que fue arborizado y mejorado para un espacio recreativo se pierde en medio de la maraña de puestos improvisados que se instalan en un abrir y cerrar de ojos.

En la oscuridad de la noche, las personas se aglomeran en la esquina de lado Este de la rotonda donde solo se distinguen algunos carritos de venta de comidas. Entre el tumulto de personas, algunas están sentadas comiendo, otras esperan transporte y muchos permanecen sin barbijos, rosándose uno al otro.

Esta situación, que se replica a diario en el Plan Tres Mil, también se vive en el primer anillo, en la zona de Los Pozos en el sector que se conoce como “Los Cachis”, donde no se deja espacio ni para transitar en vehículos.

Esta aglomeración, que por algunos meses desapareció, ya retornó a ser una situación diaria en los antiguos mercados La Ramada, El Abasto, Los Pozos y El Plan Tres Mil, que fueron reubicados hace más de tres años.

El traslado de mercados fue una política impulsada por las autoridades municipales que terminan su gestión. Sin embargo, el desorden continúa. De hecho, se ha incrementado en los últimos meses. Tras la pandemia y en medio de la transición de autoridades municipales, las calles volvieron a llenarse.

Plan Tres Mil

Por la noche el ambiente es caótico, pero los ambulantes están durante todo el día. En la rotonda del Plan Tres Mil, sobre la avenida Che Guevara, hay una feria que crece desproporcionalmente al caer la noche, porque los comerciantes, pese a estar asentados sin permiso en la zona, comienzan encender luces y a extender sus puestos.

A los vendedores les disgusta que se muestre ese desorden, por eso al notar el lente del reportero gráfico de EL DEBER se escucha el grito: “No nos saquen fotos. Vayan a buscar noticias a otros lados. Déjenos vender aquí”.

En la esquina, sobre la avenida principal del Plan Tres Mil, hay otra feria que está más próxima al obelisco, donde se encuentra lo impensable porque hay, incluso, una gran oferta de carritos de bebés que cubre toda la acera. Esta oferta se une con otra venta de juegos inflables.

A continuación, una tras otras, se extienden las ofertas de productos que se exponen en puestos improvisados sobre carpas tendidas en el piso. Hay desde zapatos, ropa, alimentos y celulares.

Muchos reconocen que tienen puestos en otros mercados, pero llegan a ese lugar porque hay buena venta. Una de las vendedoras de ropa reconoce que tiene un puesto en el mercado Las Orquídeas, pero dice que “se ve obligada a retornar a las calles porque en la zona donde está asentada durante el día no hay ventas”. “Todos los días vengo a intentar vender algo desde las 5:00 hasta las 7:30”, dijo otra de las comerciantes mientras ordena algunos zapatos que llevó para ofrecer.

Los vecinos y comerciantes aseguran que el control de las autoridades no ha sido suficiente, porque solo se hace por algunas horas.

Esa situación ha terminado con la paciencia de los vecinos y el sector formal, que decidieron salir a bloquear el ingreso principal a la rotonda, con el objetivo de exigir que el control sea permanente. Como resultado se vuelve a repetir el operativo, pero solo dura algunas horas y en la zona todo sigue igual.

El dirigente del barrio 18 de Marzo, Eladio Balcázar, explicó que en varias ocasiones pidieron operativos sin tener resultado.

“Queremos que se respeten nuestras áreas verdes y que sea un lugar de recreación. En estas condiciones las obras solo están siendo útil para darle más comodidad a los vendedores”, cuestionó.

Por su parte, el presidente del nuevo mercado Plan Tres Mil, Enrique Aro, aseguró que la falta de controles permanentes solo ocasiona competencia desleal entre el sector.

“Esos puestos son desdoblamiento de gremiales a quienes hace años ya se les asignó puestos”, dijo el dirigente.

Sobre la avenida 18 de Marzo el mercado privado se extiende hasta cubrir tres calles aledañas. Los comerciantes incluso dificultan el paso de vehículos.

Los Pozos


Las calles del antiguo mercado Los Pozos también volvieron a ser tomadas. En la zona, en el sector denominado Los Cachis, la situación no cambió y continúan las aceras copadas.

Jaime Salvatierra, uno de los conductores que intenta transitar con motocicleta por la zona, comentó que “sigue siendo lo mismo de siempre, desde antes de la pandemia de coronavirus. Incluso desde que tengo uso de razón, los vendedores están asentados en el piso, en la acera. Uno estando en moto no puede pasar, imagínese en movilidad. Siguen vendiendo por todos lados. Es sorprendente como se siguen extendiendo”, cuestionó.

En el lugar se ofertan heladeras, camas y todo tipo de productos sobre la acera, incluso se toman la atribución de copar parte de la calle.

El dirigente de los comerciantes que fueron trasladados de La Ramada, Rodolfo Ochoa, cree que la falta de controles permanentes derivó en que los ambulantes vuelvan a vender en las calles y con esto también se afecta la reactivación de los nuevos mercados municipales.

La Ramada y El Abasto

Salvatierra, quien igual tiene un puesto formal en la antigua La Ramada, confirmó que al lugar volvieron las mismas personas a las que ya se les asignó un puesto en el nuevo mercado La Ramada.

“Me atrevo a decir que un número reducido que vienen a asentarse a la calle de la antigua la Ramada son realmente ambulantes que no están asociados a ninguna Federación. Ahí hay profesionales, eléctricos, plomeros, gente de distintas profesiones que quedaron sin trabajo en esta pandemia”, sostuvo.

En las calles Amboró, Muchirí, y Sutó y en ambas aceras de la avenida Grigotá se volvieron a llenar de comerciantes que ofrecen productos todos los días. Incluso, la acera oeste del primer anillo nuevamente está ocupada por ambulantes.

Los mismos comerciantes aseguran que los operativos de control son escasos en ese sector.

En la antigua La Ramada hay un nuevo grupo de más de un centenar de vendedores denominados, “Ambulantes Independientes La Nueva Generación”, que asegura que no pertenece a ninguna de las federaciones trasladadas. Al respecto, el presidente de la Federación Única de Vendedores Ambulantes, Jaime Flores, señaló que no puede prohibir retornar a sus afiliados a las calles, pues actualmente no tienen ventas en la nueva La Ramada.

Este grupo de comerciantes fue reubicado en el área del parqueo de la Nueva La Ramada; sin embargo, hace más de un año estas están abandonadas. Solo algunos puestos que están al frente de nuevo mercado son atendidos.

En el antiguo mercado Abasto, los alrededores igual volvieron a ser ocupados por los vendedores ambulantes que instalan una feria que principalmente oferta ropa usada.

Controles y políticas

La alcaldesa interina de la capital cruceña, Angélica Sosa, señaló como un logro las políticas de traslado aplicadas desde 2017 cuando fueron reubicadas más de 40.000 personas de los mercados más grandes de la ciudad, pero reconoció que en los últimos meses muchos volvieron a las calles. “La prioridad ahora es salvar vidas y controlar aglomeraciones. En cuanto a los ambulantes es importante decir que la nueva autoridad debe retomar este trabajo”, remarcó.

La alcaldesa que este 3 de mayo deja el cargo, agregó que actualmente se cuenta con los espacios libres suficientes en los 15 mercados distritales para reubicar a estas personas que ocupan las calles.

Ante ello, considera que la principal política de la nueva gestión municipal debe ser incentivar el retorno de estos comerciantes a los mercados distritales, con el aumento de líneas de micros a estos centros. “Ellos no pueden estar asentándose en las calles porque es ilegal e incorrecto. Atenta contra los vecinos y ahora atenta contra la salud pública. Hasta el último día voy a mantener los operativos, aunque los vendedores indican que en época de campaña les prometieron que los dejarían. Las nuevas autoridades deben responder por lo que es de los vecinos”, remarcó.

El concejal por Unidad Cívica Solidaridad (UCS) Jesús Cahuana, quien lideró el traslado de mercados, consideró que se dejó vacíos que provocó que los espacios que en un momento se recuperaron, se volvieran a ocupar.

El alcalde electo, Johnny Fernández, remarcó que en relación al ordenamiento de la ciudad impulsará una política de inversión mixta con los comerciantes. “La ciudad tiene que dejar de gastar recursos en construcción para los comerciantes. Se les tiene que entregar un terreno y ellos deben de construir con sus recursos”, insistió la nueva autoridad.