Opinión

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La Fusión de Impuestos y Aduana

28 de septiembre de 2020, 7:23 AM
28 de septiembre de 2020, 7:23 AM

Una de las propuestas serias de la candidatura de uno de los principales contendientes democráticos (huelga decir quien queda excluido de esta cualidad) en las próximas elecciones generales del 18 de Octubre, es la fusión institucional del Servicio de Impuestos Nacionales y la Aduana Nacional, similar a las administraciones de Colombia, que tiene la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), el Perú que cuenta con la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración Tributaria (SUNAT) o como el caso de la Argentina con la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).

Esta no es una propuesta nueva en Bolivia, ya en el año 2006 en los planteamientos que hicimos desde el sector privado a la Asamblea Constituyente se solicitó encarar reformas para unificar las administraciones tributarias en el país, y el año 2004 en un estudio sobre “El Contrabando en Bolivia” patrocinado por la cooperación suiza y ejecutado por el IBCE en el que tuve la honra de compartir su autoría con el extinto y destacado intelectual y Ministro de Estado Lic. Alfonzo Kreidler Gillaux (+) plateamos la necesidad de fusionar la administración de la recaudación tributaria interna con la administración aduanera, en razón a que los tributos aduaneros de 14 mil millones de bolivianos el 2019 representan menos del 30% del ingreso fiscal y corresponden 93% a los impuestos internos, siendo la renta aduanera del gravamen arancelario solo del 7%.

La necesidad de fusionar las entidades recaudadoras del Estado debe tener dos objetivos centrales, el primero es el de reducir el gasto público a una sola administración con delegación funcional por la naturaleza misma de la función pero bajo estrecha coordinación horizontal, optimizando los recursos humanos y tecnológicos en las áreas administrativas, jurídicas y de fiscalización. El otro objetivo central de la fusión debe ser la optimización del control fiscal, con un solo padrón de contribuyentes, debidamente clasificados por domicilio fiscal y actividad económica más que por la cuantía de ingresos o recaudación, reforzando el análisis de riesgo y la inteligencia fiscal, reduciendo la intrusión y coacción al contribuyente, con lo cual se tendrá un control más eficiente y menos coercitivo.

Contrariamente a lo que la mayoría creemos, que las personas por naturaleza somos reacias a pagar impuestos, creo que a lo que somos reacios es a que nos metan la mano al bolsillo para llevárselo al bolsillo de los políticos corruptos, que con la misma plata que nos roban se defienden en un sistema judicial también corrupto que los exime de culpa y pena.

En países con un alta tasa de contribución fiscal como Finlandia, Suiza o Suecia las empresas y las personas pagan una elevada proporción de impuestos sobre sus ingresos por que en compensación reciben educación escolar y universitaria gratuita de alto nivel, sus sistemas de salud son excelentes, gratuitos y totalmente incluyentes y los Estados les proveen subsidios al desempleo, la maternidad, la discapacidad y otros que se pagan con la contribución universal de todos sus ciudadanos, esto sin contar los apoyos y subvenciones que reciben varios de sus sectores productivos, especialmente agropecuarios.

La administración eficiente de la recaudación tributaria pasa por la universalización del impuesto y la eliminación gradual de los regímenes de excepción que en cierta forma resultan hasta discriminatorios, tal el caso de los regímenes simplificado, unificado y agropecuario, donde en muchos casos una actividad económica intensiva en capital, como un ómnibus de más de 150 mil dólares o una cosechadora de más de 200 mil dólares hacen parte de los activos de unidades económicas cuya contribución fiscal es mínima. En el caso de los contribuyentes bajo los regímenes simplificado y agropecuario su contribución fiscal es menor al 0,1% del total de la recaudación del año 2018, según reportes del SIN, y el caso del régimen unificado de buena parte del transporte nacional su contribución es infirma, prácticamente cero.

La fusión de impuestos y aduana es una excelente propuesta que debemos apoyar, pero a más de ello los ciudadanos deben crear conciencia que la contribución tributaria es una obligación ciudadana y que de ella depende el bienestar de la población, su seguridad, su salud, su empleo y su desarrollo integral, de igual manera debemos tener conciencia plena de la importancia del control social que se debe ejercer sobre la función pública, siendo intolerantes con la corrupción, la malversación, la evasión y todo delito que atente contra el patrimonio económico de los bolivianos, pues de ello dependerá el salir de la pobreza y el analfabetismo funcional.

Una administración fiscal eficiente en su recaudación, transparente en su accionar, y facilitadora del cumplimiento de la norma, permitirá que la actividad formal crezca y que la economía sea menos dependiente del extractivismo en que vivimos ya casi doscientos años.

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