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26 de diciembre de 2021, 5:00 AM
26 de diciembre de 2021, 5:00 AM

Andrew Powell - economista BID

Los dos últimos años han sido una montaña rusa en cuanto a desempeño económico en América Latina y el Caribe. Como se detalla en el Informe Macroeconómico de América Latina y el Caribe 2021, la pérdida del 7% del PIB en 2020 representó la peor recesión en un solo año sufrida por la región desde las luchas por la independencia en la primera mitad del siglo XIX.

En 2021, por el contrario, se ha producido un fuerte crecimiento, incluso más intenso de lo que se preveía en general. En enero de 2021, el promedio de las proyecciones de una muestra de analistas privados sugería que el crecimiento sería inferior al 4,5% para el año, pero ese mismo grupo de analistas afirma ahora que el crecimiento terminará siendo casi del 7%. Entre abril y octubre el FMI también aumentó sus previsiones de crecimiento para 2021 hasta un 6,3%, con un mayor crecimiento previsto para 19 de los 26 países miembros prestatarios del BID, y un crecimiento sustancialmente mayor para algunos de ellos.

Pese a que el ritmo de vacunación ha sido desigual, muchos países han logrado hacer frente a la pandemia, lo que ha supuesto la recuperación de sectores muy afectados en 2020. Incluso el turismo se ha recuperado en cierta medida. Los altos precios de los productos básicos impulsaron las perspectivas de los exportadores.

La continuación de la política monetaria expansiva en las economías avanzadas permitió a los gobiernos soberanos y a las empresas recurrir a los mercados de capital. Quizás uno de los rasgos más notables de esta pandemia, tras el shock inicial de marzo de 2020, ha sido el acceso fluido a los mercados de capital, que ha salvado a muchas economías de sufrir un paro súbito.

Mientras tanto, la política fiscal y monetaria expansiva continúa en muchos países. A pesar de algunas subidas recientes en las tasas de interés, las tasas de interés reales, a corto plazo, siguen siendo negativas, y los balances de los bancos centrales siguen inflados debido a las excepcionales expansiones de muchas economías de la región.

Vientos en contra

Sin embargo, ahora vemos varios vientos en contra en el horizonte. Las nuevas variantes altamente transmisibles de Covid-19, como ómicron, son una amenaza importante, especialmente para los no vacunados o para quienes fueron vacunados, pero cuya protección ha disminuido. La mutación ómicron surgió de un individuo inmunocomprometido en Sudáfrica; si estos pacientes no reciben la atención adecuada y el virus permanece en su organismo durante largo tiempo pueden aparecer nuevas variantes. Como lo ilustra la rápida propagación de ómicron en Europa, las mutaciones no solo representan un problema para una región o un país, sino que son una amenaza mundial.

Hoy en día, los precios de los productos básicos se mantienen altos pero la mayoría de ellos está en ‘backwardation’, lo que significa que los precios futuros están por debajo de los precios al contado. Esto quiere decir que el mercado espera que los precios bajen a medida que se normalicen las condiciones de la oferta. La Reserva Federal ha anunciado que las compras de activos se reducirán más rápidamente y que deberíamos esperar tres subidas de las tasas de interés en EEUU durante 2022. Este movimiento fue señalado claramente y con antelación por lo que el mercado de bonos apenas reaccionó y la Bolsa subió con el anuncio. Aun así, la medida implica que las economías emergentes se enfrentarán a mayores costos de financiamiento. Además, si la inflación no se reduce, se producirán más subidas que podrían provocar una reacción más grave del mercado.

Políticas más discriminatorias

Los formuladores de políticas públicas se enfrentan entonces a muchos retos de cara al nuevo año. Dada la fuerte recuperación en 2021 y la mayor inflación en la mayoría de los países de la región, las políticas para impulsar la demanda parecen cada vez más fuera de lugar. Los formuladores de políticas públicas podrían pensar en intervenciones específicas para aliviar los problemas de suministro y proporcionar ayuda a los sectores más afectados por la pandemia. Las políticas eficaces probablemente serán cada vez más focalizadas.

El Informe Macroeconómico de América Latina y el Caribe 2022, el cual se publicará en marzo, contendrá una revisión de la situación actual y recomendaciones en materia de políticas monetarias y fiscales así como también ofrecerá un enfoque especial sobre las políticas del mercado laboral. Curiosamente, a diferencia de las crisis anteriores, el empleo sufrió más en el sector informal que en el formal, pero desde entonces se ha recuperado con fuerza. Existe el riesgo de que la informalidad siga creciendo por lo que las políticas fiscales y del mercado laboral deben trabajar de la mano para aumentar los incentivos de formalización. El informe contiene estas y otras políticas para impulsar los buenos empleos.

La deuda y la situación fiscal de los países varían considerablemente por lo que no existe un diagnóstico o solución únicos.

Muchas empresas y cinco gobiernos soberanos ya han reestructurado con éxito su deuda. Tal vez debido a las deficiencias de los regímenes más formales, las empresas parecen favorecer las reestructuraciones extrajudiciales. En las cinco reestructuraciones de deuda pública, hemos visto considerable innovación.

En algunas reestructuraciones, las cláusulas de acción colectiva han contribuido seguramente a reducir el riesgo de que un inversor ‘hold-up’ pueda bloquear el proceso en un intento por obtener mayores pagos. Las reestructuraciones de la deuda soberana son complejas y pueden ser costosas para todos los implicados. Estas cláusulas pueden ayudar a reducir los costos, pero solo se aplican a los inversores en bonos, y la deuda en la región está en manos de diversos actores. En otras reestructuraciones, hemos visto, la adición de nuevas cláusulas innovadoras en los contratos de deuda que permiten la suspensión de pagos en caso de catástrofe natural, y también la conclusión de la exitosa recompra de un bono soberano –un tipo de canje de deuda por naturaleza. Aún así, la reestructuración no sustituye una buena política económica, y los planes económicos posteriores a la reestructuración han sido fundamentales para lograr mantener niveles de deuda más bajos y estimular el crecimiento.

Un acto de equilibrismo

La mayoría de los países está realizando un acto de equilibrismo al proporcionar alivio específico a empresas y a hogares para contribuir a la recuperación, manteniendo al mismo tiempo la sostenibilidad de la deuda. Está claro que la forma más beneficiosa de escapar de las mayores ratios de deuda sobre el PIB, es a través del crecimiento.

Lamentablemente, los vientos en contra han reducido las previsiones de crecimiento del sector privado para 2022, de casi el 3% a poco más del 2%. Aunque las proyecciones de octubre del FMI fueron más optimistas, las mismas indican para los próximos años un regreso a las mediocres tasas de crecimiento anteriores a la pandemia. Aunque, nuevamente, hay una variación significativa entre los distintos países, y las políticas que se apliquen pueden tener importantes efectos.

Un programa fiscal creíble a mediano plazo permitirá que las tasas de interés se mantengan bajas y garantizará el acceso a financiamiento para una transición gradual. Además, el crecimiento se vería impulsado por aquellas políticas específicas que buscan construir cadenas de suministro regionales; movilizar una mayor inversión en infraestructura inteligente y productiva; y garantizar que las pequeñas y medianas empresas, y no solo las grandes, puedan aprovechar el aumento de la demanda y adoptar nuevas tecnologías. Los impactos del cambio climático son ahora más evidentes, pero eso también abre puertas a la oportunidad.

Las empresas y los gobiernos están obteniendo mayor financiamiento para invertir en actividades más resilientes y con menos emisiones. Estas inversiones, bien seleccionadas, pueden ser beneficiosas para todos ya que crean nuevos puestos de trabajo y contrarrestan los riesgos del cambio climático.

La pandemia trastornó por completo nuestras vidas y la tecnología puede hacer lo mismo. Con el marco político adecuado, la tecnología puede elevar el nivel de vida de todos.Puede que el año entrante sea otro año que vivamos en peligro, pero la famosa película titulada así, tuvo un final feliz gracias al coraje y la tenacidad de su protagonista ante tantas adversidades. La ciencia y la tecnología están ayudando a la raza humana a combatir la pandemia y las políticas adecuadas también pueden impulsar el crecimiento inclusivo.