Fauna, cercada por aros de fuego de sexta generación, sequía y cazadores
Antes de la lluvia, imágenes satelitales mostraban cercos de incendios de hasta 50 km en Guarayos, San Ignacio, San Matías y Concepción. Los animales que logran escapar sufren la escasez de agua, la depredación y la reacción tardía de las autoridades
Es un alivio. Sin duda, las precipitaciones pluviales de estos días aplacaron la intensidad de los focos de calor e incendios, pero eso no distrae de los daños causados por el fuego a la biodiversidad desde la segunda quincena de junio, y de que su otrora hogar hoy sea su propio infierno.
Un monitoreo satelital, a través de la plataforma FIRMS NASA, evidenció la presencia de anillos de fuego de hasta 50 kilómetros de diámetro, sobre todo en áreas protegidas y reservas forestales en Guarayos, San Ignacio de Velasco, Concepción, Roboré y San Matías.
Asimismo, los voluntarios que trabajan en la lucha contra las llamas en los distintos lugares, alertaban sobre el riesgo de que se unieran dos grandes incendios, como pasó con los de Tucabaca y San Matías, y como se temía que ocurriera con los de San Ignacio de Velasco y Beni.
Según Benjamín Calle, ex jefe de los bomberos forestales de la Gobernación de Santa Cruz, actual jefe de Operaciones de los Bomberos Voluntarios de Rescate Urbano y consultor en manejo integral del fuego en Bolivia, en esos puntos el daño es severo.
“Las olas de radiación se absorben entre ellas, y no hay forma de salir para los que están adentro de esos anillos, donde la Potencia Radiactiva del Fuego (FRP) es demasiado alta”, alertó.
Calle además remarcó que en algunos casos, cuando el incendio llega a ser de sexta generación, los animales no sobreviven, ni siquiera si el entorno está verde, porque al final todo llega a quemarse.
“Cada anillo de fuego crea su propia temperatura alrededor, y entre masas de aire caliente se absorben”, describió Calle
Estos incendios de sexta generación se reconocen, según el bombero, por el comportamiento que tienen, principalmente por la velocidad de propagación y la intensidad del fuego.
“La velocidad de propagación está relacionada directamente con la afectación en hectáreas por día o por hora. Por ejemplo, un incendio que en menos de 24 horas afecte 5.000 ha o más, ya tendría un comportamiento muy agresivo y exterior; entonces estaríamos hablando de un incendio de sexta generación”, ilustró, y agregó que todo esto puede evidenciarse a través de un monitoreo satelital.
Benjamín Calle se dio el trabajo de revisar varios anillos de fuego, y seleccionó uno desde el 12 de agosto hasta el sábado pasado, en la provincia Guarayos.
“Se observó la unión de varios siniestros, formando multicomplejos de incendios. La intensidad del fuego superó los 10.000 KW de energía liberada, por lo que algunos días tuvo un comportamiento de sexta generación; esto se da principalmente cuando se están formando los complejos de incendios, o cuando se observan cambios de dirección del viento”, concluyó.
Sedientos y cazados
El problema de los incendios va más allá, explicó un habitante de Concepción, que pidió resguardar su identidad por represalias de cazadores que llegan desde otros municipios.
“Se originó un nuevo problema debido al fuego. Lo que pudimos salvar algo de monte se ha convertido en un refugio de animales, antas, urinas, jochis, pero resulta que están llegando desde otros polos a cazarlos. Están aprovechando caminos y brechas y aparecen armados y ‘boleando’, así que es difícil decirles algo en esas condiciones”, dijo.
El viviente de la zona especificó que la depredación se está dando en la zona de la TCO Monte Verde, cerca de las comunidades La Arboleda, La Fauna y Nokoborema.
Según él, es la presencia del Río Negro y de algunas pozas que los lleva por ese punto, donde además de monte, aún queda “algo” de agua. “Tendría que hacerse una veda en la zona, pero estricta, falta conciencia en la gente. Es inaudito lo que está pasando. No son ni originarios ni colonos, se trata se cazadores que llegan de Portachuelo, Montero, etc., que aprovechan esta desgracia”, dijo.
El denunciante aseguró que tanto los originarios como los colonos y dueños de predios de la zona se pusieron de acuerdo para no cazar. “Es gente de otro lado, y lo más probable es que tengan que regresar a sus lugares con la canasta llena para justificar el viaje”, dijo.
Otro lugar donde desde mayo se evidencia la presencia de vehículos de al menos siete municipios cruceños y dos departamentos, entre estos Montero y Portachuelo, es en el avasallamiento del Área Protegida Municipal Bajo Paraguá, también en la ecorregión chiquitana, donde el fuego arrasó con más de cien mil hectáreas este 2024.
Además de los vehículos, se evidenció la presencia de una cisterna para aprovisionamiento de combustible, con el logo de la Alcaldía de San Julián.
Sobre este tema se preguntó al alcalde, Willy Calderón, pero no respondió. En ese punto, en otra fecha, uno de los fotografiados, Edson Levi Juárez, fue reconocido como dirigente de los Interculturales de San Julián que formó parte del bloqueo por biotecnología en plena época de fuego.
Él aseguró que no tiene nada que ver con el avasallamiento, que solo pasaba por el lugar, de ida a cazar y pescar a Piso Firme.
Indiana Ascarrunz, de Desafío Fauna Chiquitana, explicó que esta organización de voluntarios está en campaña para proveer con agua y alimentos a los animales que habitan zonas que fueron desoladas por el fuego.
“Lo que hacemos es ir a los lugares donde ya se apagó el fuego para dar de comer a los animales que están volviendo a su hogar y no tienen absolutamente nada para alimentarse. Les llevamos para comer y beber camiones enteros de verduras. Desde esta semana hemos comenzado ya en los lugares donde sabemos que el fuego se apagó. Desde la pasada semana estamos trabajando en Concepción y Roboré, pero no estaban fallando con el transporte”, admitió.
Otro grupo de voluntarios que desde el 13 de septiembre opera en la Chiquitania es a través del Centro Veterinario de Emergencia Huella Animal, en Concepción.
“Se hizo un despliegue enorme con todo lo necesario para montarlo; sin embargo, los animales rescatados por ahora son pocos, dos pichones, un tejón, un tatú, una paraba. Hacía falta este centro porque se ve que los bomberos rescatan animalitos y se les pierde el rastro. La Gobernación tiene otro centro en Roboré, pero no sé si estará tan equipado como el de nosotros, ya que hemos recibido ayuda”, explicó Johana Jessen.
La voluntaria agregó que reciben muchas imágenes, como de vacas heridas, pero que se les está dificultando rastrearlas para ayudarlas.
“Hacemos de todo, curamos todo tipo de lesiones, y si hay fractura se traslada a la ciudad. Necesitamos que se conozca más nuestra labor para que nos traigan a los animales. Pofoma también está operando, pero no tiene equipo y no se une a los bomberos”, explicó.
Según Gabriela Hollweg, también voluntaria de este centro, los rastrillajes se están organizando de forma conjunta entre Huella Animal, Direna de la Gobernación, Pofoma y K9 (unidad de adiestramiento de la Policía). La ruta es trazada por los bomberos chilenos, para evitar que los rescatistas caigan en algún anillo de fuego. “Hay desesperación en la gente por ayudar a los animales, pero no es fácil encontrarlos, estamos en esa labor”, pidió ayuda.
Flavia Valeria Mansilla es una veterinaria voluntaria que hoy se encuentra en Roboré, llegó con otros seis colegas desde La Paz y Cochabamba, por dos semanas, en respuesta al pedido de auxilio generalizado; forman parte de Veterinarios por Bolivia.
“Vinimos con insumos donados y propios, pero nos colabora con la logística personal de la EMI. Nos mueve el inmenso amor por los animales, y ver que el Gobierno no hace acciones concretas”, dijo, y pidió ayuda con medicamentos, alimentos e insumos de apoyo.
Antes de este despliegue había precariedad en el apoyo a la fauna. Según Jorge Nadir Camacho, de los bomberos voluntarios Camaradas del Fuego, de Concepción, al principio, cuando encontraban animales, tenían que resignarse a ponerles Quemacurán, lo único con lo que contaban, y a los que estaban agonizando, se limitaban a recostarlos a un lado del desastre, hasta que den su último respiro.
De Beni se sabe muy poco, pero existe el reclamo de que incluso la gente está abandonada.
Para saber
Contactos
Los números de teléfono para apoyar a las brigadas de rescate de fauna son: 77088100 Huella Animal, les falta comprar un monitor de signos vitales; 60539244, Veterinarios por Bolivia; 75665828, Desafío Fauna Chiquitana; 71006645, Cruz Verde Chiquitana.
Centros de custodia
Los desmontes e incendios agravan la problemática de los animales silvestres en cautiverio. Los centros de custodia ya se encuentran saturados, lo que genera estrés en los animales, pero a esto se suma el cierre de Playland, debido al último suceso, la muerte de un funcionario por el ataque de un jaguar, pero donde también ocurrió la agresión a la osa Valentina.
Crimen ambiental
Desde la Comunidad Inti Wara Yassi exigieron sanciones para los autores del crimen contra la vida. En un recorrido encontraron cinco animales muertos en solo 20 metros.
Pastizales
A las autoridades que minimizan el daño por fuego en pastizales, le recordaron que hay biodiversidad ahí: perritos llaneros mexicano y de cola negra, el berrendo, el bisonte, el puercoespín, zorro, zorra norteña, roedores, liebres y conejos. Águila real, zarapito, búho llanero, halcón aplomado, águila real, chorlo, etc. llanero.