En la calle Jaén está la casa de Pedro Domingo Murillo. Ahí, el revolucionario, junto a otros héroes, se reunió la noche del 15 de julio de 1809 para afinar la estrategia y así lograr la independencia paceña. Hoy esta calle tiene historias de terror.

12 de julio de 2023, 18:00 PM
12 de julio de 2023, 18:00 PM

Es la única calle en la ciudad de La Paz que se conserva prácticamente igual desde la Colonia. Es la calle Apolinar Jaén, más conocida como la calle de los fantasmas o la calle de los duendes. Esta céntrica vía es un lugar repleto de tradición. Sobre la cruz verde que se ve apenas iniciada se han tejido innumerables historias. Una de ellas habla de un alma en pena que aún hoy continúa rondando en las noches frías y que encuentra su lugar debajo justamente de esa cruz. Otras historias relatan la presencia de duendes o fantasmas mientras los vecinos duermen.

La calle Jaén es muy pequeña. Está en el centro de la sede de Gobierno, a escasas cuadras de la plaza Murillo. Los balcones sobresalen, los colores alegres resaltan, los faroles iluminan el espacio cuando se va la luz del sol. Se respira historia de día, pero al caer la noche las leyendas empiezan a escucharse. En esa calle hay varios museos, casi todos gratuitos, pero también centros nocturnos donde las historias están sueltas.

Javier es un vecino de la zona. Vive al frente del inicio de la calle Jaén. Tiene su negocio de comida rápida y se queda en el lugar hasta la medianoche. “Muchas veces los caseros (compradores) vienen a comer después de haber pasado por la calle Jaén. Dicen que escucharon ruidos de fierros y alguno que otro juró que vio fantasmas. Yo solo escucho algunos ruidos”, relata el vendedor.

Otros vecinos dicen que cuando uno sube la calle por la noche a veces se le aparece un hombre y empieza a conversar. Dicen que ese hombre habla temas anticuados, de batallas olvidadas, otros dicen que han visto aparecer el fantasma de Pedro Domingo Murillo, héroe de Bolivia y antiguo residente de la calle Jaén, intentando entablar conversación con los transeúntes. Otras personas aseguran ver gente con ropa muy antigua de la época colonial: mujeres con vestidos largos y sombreros anchos y guantes de encaje, y hombres de traje con zapatos de cuero.

María, otra vecina del lugar, habla de la leyenda de la viuda: una mujer hermosa con vestido tradicional, ancho y pomposo. Se trata de una mujer que no tiene pies, simplemente flota como un fantasma. Una viuda que no deja cruzar a ningún hombre solo, especialmente si está soltero.

Ruidos y golpes

La misma vecina dice que se escuchan también cadenas de esclavos y golpes en las puertas pidiendo socorro. “Pasan muchas cosas, no son todos los días. Ahora la calle Jaén ya es más concurrida por las noches. Hay bares y muchos turistas vienen por acá. Pero sí se escuchan muchas cosas”, relata María, quien tiene una pequeña tienda al final de la calle.

Hace un tiempo buscaron soluciones para evitar las apariciones: una de ellas fue la instalación de una cruz verde en el inicio de la calle para hacer descansar esas almas. Aunque también dicen que en realidad la cruz verde se puso para librar a los hombres de la viuda descalza.

En la placa de la cruz verde existe un mensaje a la población. En el texto se lee que la calle Jaén en tiempos de la Colonia era conocida como el callejón Cabra. “Era un lugar tenebroso por la aparición constante de seres y fenómenos sobrenaturales (fantasmas, duendes, almas en pena, ruidos infernales y carruajes tirados por los caballos)”, dice parte de la placa que está junto a la cruz verde.

Un guardia policial que vigila la zona también conoce muchas historias. Habla de la viuda descalza, que es la que más se apareció a los visitantes. El sargento dice que según las leyendas a la mujer, vestida de negro, se la vio tejiendo en un rincón de la calle. “Hay muchas historias, pero la que más llama la atención es la de la viuda alegre, como la conocen. Dicen que se aparecía a hombres solteros que luego se los encontraba muertos en otros callejones”, relata el guardia policial.

Rosa Ríos fue una destacada actriz paceña. Ella falleció en 2018 y fue una de las vecinas de la calle Jaén. Ella antes de fallecer relató las leyendas que se originaron en torno a la calle de los fantasmas.

“La verdad yo no he visto nada ni he escuchado ruidos, solo escuché comentarios. Dicen que se escuchaba ruidos en la terraza de la casa de Pedro Domingo Murillo. Doña Natty vivía ahí, pero ella ya murió, y ella me contaba que ahí se escuchaba brindis, discursos y aplausos. En la esquina igual decían que había una viuda que no dejaba pasar a jóvenes y que luego aparecían muertos o arañados en otras calles”, relató Ríos.

Calle de las brujas
Cerca de la calle de las Brujas hay mucha artesanía andina.

Hay muchas voces en el lugar. Muchos relatos, muchas historias. Todas giran en torno a seres fantasiosos que en la actualidad no volvieron a aparecer. Lo que sí se sigue escuchando son los ruidos, sobre todo de la casa de Murillo.

“Los ruidos se siguen escuchando hoy en día, y los condenados están presentes en la memoria popular actualmente, a pesar de que los vecinos del siglo XVIII colocaron una cruz verde y bendijeron el lugar con un sacerdote para ahuyentar a estos espíritus”, detalla doña Clara, una vecina que vive 30 años en la zona.

La Paz es un laberinto de calles estrechas que guardan historias con las voces de siglos pasados. La Paz es una mezcla magnífica entre lo antiguo y lo nuevo. Cada una de sus calles, de sus iglesias o de sus casonas antiguas tienen sus propias historias, sus propias leyendas. Está la iglesia San Francisco, la misma plaza Murillo, la calle Comercio o el tradicional Prado paceño. Todas estas arterias tienen su encanto.

En la calle Jaén se respira historia y al recorrer por esa vía con suelo de piedras pequeñas trata de imaginar cómo Pedro Domingo Murillo salió de su casa en esa calle ese 16 de julio de 1809 que logró independizar a La Paz.

La calle Jaén está en pleno centro de la ciudad de La Paz. Las leyendas hablan de fantasmas, de una viuda y ruidos en esa antigua calle.