Chukutas. Son paceños de nacimiento, o de corazón, pero por razones diversas cambiaron de lugar de residencia y actualmente tienen al departamento cruceño como su hogar. Llegaron con ilusiones, pero también con nostalgia del paisaje montañoso

16 de julio de 2023, 11:00 AM
16 de julio de 2023, 11:00 AM

Ella y su esposo son comunicadores, ambos nacidos en La Paz.

Una oportunidad laboral hizo que Natalí Vargas emigre de la sede de Gobierno a Santa Cruz en septiembre de 2021, junto a su compañero de vida, su hijo y su mascota.

Y aunque van a ser dos años los que lleva en tierra cruceña, a Natalí a veces le entra la nostalgia. “Quiero hacer énfasis en que al hablar de La Paz, me refiero específicamente a la ciudad”, dice.

Entre sus muchas añoranzas está la forma en que se hacen las cosas allá, la exigencia, la competitividad, la necesidad de siempre dejar un trabajo en limpio. También extraña la diversidad de opiniones, gustos, cultura y opciones para las particularidades; la variedad de opciones de comida en precios, estilos y sabores.

“Es gracioso, pero también extraño que allá, a lo mucho, nos molestan solo las moscas, pues no hay otros bichos. Las cosas duran más, desde la comida hasta la ropa”, comparte.

Y si bien reconoce sus añoranzas, admite que existen cosas que no extraña de su tierra natal, entre estas el clima, que para su gusto aumenta el estrés. Tampoco siente nostalgia de los minibuses, los choferes maleducados o poco amables, y menos de “las señoras que se ponen a vender, pero solo terminan riñendo a los compradores”.

Confiesa que si tuviera la oportunidad, volvería a La Paz por su familia, porque sabe cómo funcionan las cosas allá y domina esa dinámica, por las opciones de formación académica y artística para su hijo, exceptuando el deporte y la actividad física.

Ve a La Paz como una ciudad que se perjudica al ser sede de Gobierno. Siente que eso por muchos años fue un beneficio, pero que terminó retrasando el desarrollo productivo y descentralizado. 

“En la ciudad de La Paz, gran parte de la gente ama su ciudad y la cuida, pero su regionalismo es incipiente, lo que en el contexto actual no es positivo, todavía tiene una mirada nacional y eso no le hace bien”, opina.

Asimismo, cree que el nivel de conflictividad y la crisis político-económica han impulsado el comercio en Santa Cruz, hacia donde está migrando la gente que necesita generar ingresos. 

“Aquí la gente compra de manera más sencilla; en La Paz ahorra y compra tras analizar varias opciones”. Si dejara de ser sede de Gobierno, no dudo que La Paz podría tener un repunte productivo interesante”, reconoce.

Paceños en Santa Cruz

En familia. Natalí Vargas se vino a Santa Cruz con su esposo, Walter Vásquez, su hijo y su mascota


Gonzalo Colque es investigador en temas agroambientales en Fundación Tierra de Santa Cruz. Nació en La Paz, en una provincia del altiplano, a orillas del lago Titicaca, y migró a la ciudad después del bachillerato. Estudió, trabajó y vivió muchos años en la ciudad de La Paz, y también en El Alto.

La sede de Gobierno siempre fue el espacio de su vida laboral y familiar hasta hace cinco años, cuando cambió su residencia a Santa Cruz. Sin embargo, tiene en La Paz a casi toda su familia, amigos, vínculos laborales, recuerdos y logros más apreciados en lo personal.

“Aunque ya no vivo a los pies del Illimani, la hoyada paceña está presente todos los días en mi vida”, suspira.

Al suelo cruceño lo trajo un acuerdo laboral de un año, pero se alargó la estadía y el trabajo, y así fue pasando el tiempo. Al tercer año, su compañero de trabajo le dijo que creía casi imposible su retorno a La Paz. Y así fue. Hasta hoy tiene trabajo estable en Santa Cruz y residencia fija. “Pago mis impuestos aquí”, dice.

Colque confiesa que siempre extraña La Paz, y viaja allá todas las veces que puede. “Tengo un interés personal de cabalgar entre los dos mundos de forma permanente, porque a pesar de que todos somos bolivianos, tenemos aún diferencias y no nos conocemos del todo. Tender puentes entre Santa Cruz y La Paz creo que puede ayudar para labrar un mejor futuro entre todos”, afirma.

Por su tipo de trabajo, ve a La Paz desde una perspectiva socioeconómica. Dice que La Paz es tierra de gente muy trabajadora, comprometida con las causas sociales y luchas políticas, y reconoce que, lamentablemente, es verdad que hay mucha migración.

“El problema de La Paz es la pesada burocracia estatal que, si bien da trabajo a muchos, por otro lado se convierte en una camisa de fuerza para el desarrollo económico. En otro contexto, muchos paceños dedicados de forma sacrificada al comercio podrían fácilmente convertirse en empresarios exitosos”, opina.

Foto: Redes sociales
Foto: Gonzalo Colque

Carlos Fernández Salek es abogado, economista y asesor en proyectos de desarrollo, nacido en Santa Cruz, pero siente mucho aprecio y gratitud por la tierra chukuta, que lo acogió cuando era un niño, ya que sus padres se mudaron allá hace muchos años.

En La Paz se formó, se casó, tuvo hijos y trabajó, pero sintió deseos de volver a su tierra natal hace un tiempo, así que por el momento no ha contemplado el retorno a la capital paceña.

“La Paz siempre tuvo muchos conflictos por ser sede de Gobierno. Pienso que la gente deja esa ciudad para mejorar su calidad de vida y dar otras oportunidades a sus hijos”, opina. Sin embargo, confiesa que extraña algunas cosas, y comparte su lista: “Hay cosas ricas que acá no se pillan, como las marraquetas, las salteñas Paceña y La Gaita, y los anticuchos. Tienen el sabor de los recuerdos”, suspira.

Paceños en Santa Cruz
Al calor del sol. Carlos Fernández en medio de sus hermanas, en una parrillada en La Paz

Fernando Alcoreza nació en la ciudad de La Paz, es hijo de padres paceños y tiene tres hijos, todos nacidos allá. El mayor de ellos vive y trabaja en Santa Cruz.

Desde hace ocho años Fernando radica en Santa Cruz, llegó para trabajar en el desarrollo de proyectos y también hace asesoramiento corporativo.

Confiesa que extraña a su familia, amistades, la comida, la topografía de la ciudad, que le parece muy atractiva, sobre todo de noche, por las luces.

Añora el lugar donde nació y creció, los almuerzos familiares, las reuniones con amigos, pero regresaría si le ofreciera un mejor futuro.

“La Paz está saturada y abusada por el poder político, se ha convertido en una ciudad asfixiada por la política, y las oportunidades laborales son muy distintas a las de Santa Cruz, que ofrece mayor y mejor desarrollo de proyectos que salen de lo tradicional (banca, Estado, ONG’s, etc.)”, asevera.

Su decisión de cambiar de residencia fue empujada por el abanico de condiciones más modernas y dice que, al ser una ciudad con crecimiento poblacional mayor al resto del país, se tiene un estándar de vida con mejor calidad, tanto en lo laboral como en lo familiar.

Foto: Redes sociales

Foto: Fernando Alcoreza


Tito Angelo Fiori nació en La Paz, donde vivió por muchos años, además de Suecia, pero la oportunidad de abrir la oficina regional de la empresa de servicios de limpieza Flamingo, en 2015, lo trajo por Santa Cruz, una tierra a la que aprendió a amar y de la que no piensa moverse.

Extraña a su madre, hermanos, otros familiares y amigos de infancia, pero no al extremo de pensar en regresar a La Paz. “Aquí estoy muy feliz, me da mucha calidad de vida. Creo que la gente se viene acá porque busca esa calidad de vida para su familia”, opina.

Fiori cree que los niños allá están encerrados y que aquí tienen más posibilidades de correr y jugar en las áreas verdes de los condominios, además de que aumentan las oportunidades laborales.

Foto: Redes sociales
Foto: Angelo Fiori con su hijo menor, Franco

Marco Villegas nació en La Paz, en el barrio  Miraflores. En esa ciudad cursó el colegio, la universidad, se graduó de la UMSA como ingeniero eléctrico, conoció a su esposa, tuvo hijos, trabajó como dependiente y después montó su empresa de medición de energía eléctrica.

Desde enero de este año radica en Santa Cruz, junto con su familia, aunque la intención de un nuevo hogar estaba vigente desde hace varios años. Recuerda que ese cambio fue programado con bastante anticipación, para que la transición sea lo más cómoda y llevadera posible para todos. Compró una casa cercana a las universidades de sus hijos y al trabajo de su esposa.

Durante la existencia de su empresa, de alcance nacional, las operaciones y actividades han sido continuas y ha contado con muchas oportunidades de trabajo; inclusive hubo un tiempo cuando llegó a tener 12 colaboradores, debido al flujo de actividades; aunque en otras ocasiones le tocó trabajar solo, siempre de acuerdo a la dinámica del mercado.

"Atendemos todo el país, pero vemos que la demanda de nuestros equipos y servicios es cada vez menor en La Paz, y se ha ido reduciendo en este último tiempo", confiesa. Desde su experiencia, en la actualidad los otros departamentos, y mucho más Santa Cruz, ahora son mejores mercados que La Paz.

"Como empresario paceño me apena mucho tener la sensación de que en La Paz se ha reducido la actividad productiva y cada vez se tenga menos industrias; el mercado se ha reducido sustancialmente a servicios y se ha centralizado en la función pública", lamenta.

Entre 2021 y 2022, pocas veces Villegas estaba en casa; la mayoría del tiempo se encontraba de viaje, ya que se movía por los otros ocho departamentos, y casi no tenía actividad en La Paz. 

Ese fue el punto de inflexión para tomar la decisión de cambiarse a Santa Cruz, que ahora es su mejor punto de partida, dice, en cuanto a conexiones aéreas. Desde acá le resulta más fácil llegar a lugares como Oruro, Uyuni, Cobija, Sucre y Tarija. A eso hay que agregar la recepción e ingreso de importaciones y carga, que no tiene demoras ni inconvenientes en Santa Cruz.

"Los paceños nos hemos malacostumbrado y adaptado a ver nuestra La Paz convulsionada, asfixiada y detenida por los bloqueos; ya sea por movilizaciones de grupos políticos, sociales, etc., y también que a alguien se le antoja salir a bailar, no dejando circular de manera libre y fluida a los que queremos trabajar y hacer actividades que corresponden a nuestro diario vivir", critica.

A esas razones para dejar su amada La Paz, Villegas agrega que la convulsión constante ha provocado otros problemas en las personas. Dice que, tristemente, cada vez se siente mayor confrontación y división, lo que conlleva muchísimo estrés, "que lamentablemente se manifiesta en agresividad y muy poca cordialidad".

Y a pesar de que prospera en familia, del caos paceño, Villegas confiesa que extraña mucho su linda La Paz, a su madre, hermanos, a veces el clima, y la comida, pero no mucho la altura.

"Me duele, pero no sucederá que vuelva, no solo por el trabajo o falta de oportunidades, también por razones de salud", comparte.

Sabe que la mayoría de la población paceña obtiene su sustento como empleado público, con muy poca promoción y apoyo a los emprendimientos y actividades económicas no relacionados con la entidad pública, práctica que reduce al mínimo al sector productivo y la industria.

"Existen son muy pocas o casi nulas oportunidades para nuevos profesionales o para la generación de nuevos emprendimientos sostenibles y productivos de jóvenes emprendedores. Esas son las razones por las que muchos paceños, profesionales y muy capacitados, como él, deciden dejar su tierra querida. 

"Hemos buscado un lugar donde nuestros jóvenes tengan oportunidades de crecer y desarrollarse en una tierra tan generosa y productiva como lo es Santa Cruz; gracias por acogernos", finalizó.