La cobertura cercana de la experiencia del boliviano Marco Bulacia, que cumple su segunda temporada en el viejo continente. Ahora también su hermano Bruno

15 de marzo de 2021, 8:00 AM
15 de marzo de 2021, 8:00 AM

Por: Marlene Peña 

Desde septiembre del 2020 hemos tenido la oportunidad de asistir a competencias nacionales e internacionales de Rally, además de apreciar durante el recorrido parajes diversos de la bella Italia.

El Rally Adriático fue el primer torneo italiano en el que estuvimos, siguiendo al “team” del joven piloto boliviano, Marquito Bulacia. Se trataba de su segunda carrera del año y en la que ocupó un quinto puesto.

La primera, en San Marino, la ganó, y su nombre empezó a sonar en el ambiente tuerca de ese país. Presenciar un torneo, con una notable participación de un boliviano, de escasos 19 años, representó una alegría inmensa.

Continuamos disfrutando sus hazañas en pruebas italianas (Rally Adriático y Tuscanrewid) en las que consiguió coronarse como campeón de Rally Terra. Lo vimos codearse con grandes en dos competiciones mundiales (Cerdeña y Monza), logrando un magnífico segundo lugar en el podio final del mundial de la WRC3.

No obstante, el deleite incluye lo que sucede entre bambalinas en la previa y durante las competencias. Es impresionante observar, especialmente en los campeonatos mundiales, la gran cantidad de personas que se desplazan dentro de los parques de asistencia, en los recorridos oficiales, hoteles y sus cercanías.

Los equipos concentran en hoteles, desde donde parten, casi despuntando el alba, hacia el parque de servicios, al encuentro con sus coches.

Al salir llevan consigo sus desayunos que les fueron preparados la noche anterior, aunque algunos prefieren abstenerse, pues el tiempo es oro.

Cuando los rayos del sol comienzan a iluminar la jornada y a las inmensas maquinarias instaladas en los parques cerrados, el rugir de los coches se hace más intenso. Con este ingrediente, significa que todo está listo, para iniciar la competencia.

Los pilotos en cada una de sus máquinas aparecen desfilando por los alrededores antes de entrar en pista, mientras son observados con satisfacción por los miembros de sus equipos de asistencia, seguros que han cumplido, dejando a punto los coches antes del inicio de la jornada.

Desde el pasado año han tenido que acostumbrarse a correr sin público y todos coinciden en señalar que les hace mucha falta el calor de sus seguidores, quienes han tenido que conformarse con verlos desde casa, debido a las restricciones de la pandemia.

Y mientras se desarrolla la carrera, ingenieros y mecánicos se reúnen en sus stands, para hacer seguimiento y luego analizar los resultados. Los grandes constructores cuentan en sus instalaciones con pantallas gigantes donde ven en directo a sus pilotos en competición.

Los momentos de camaradería son aprovechados por los equipos de las escuderías como de constructores para compartir sus experiencias cotidianas, acompañados de un café o una pasta apenas hecha por el “cuoco” de la escuadra.

Valió la pena soportar las bajas temperaturas, recorrer largas distancias en diferentes medios de transporte y horarios complicados, para luego ver en el podio al boliviano Bulacia. Escuchar dos veces en un mismo día el himno nacional en tierras italianas no tiene precio.

Con un perfil bajo, el piloto cruceño demostró su enorme potencial al ubicarse subcampeón en la WRC3 del campeonato mundial.

No todo termina ahí, al contrario, más bien comienza porque en 2021 sube a la categoría WRC2, acompañado de su hermano menor, Bruno, de 18 años, quien también quiere hacer historia en el rally italiano.

Como decía alguien...la saga continúa y nosotros estamos para contarla.