Los atletas nacionales demostraron tesón y entrega pese a la falta de apoyo. Muchos tuvieron que combinar el trabajo, estudio y los entrenamientos para llegar de la mejor forma a los Juegos Suramericanos.

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10 de junio de 2018, 10:45 AM
10 de junio de 2018, 10:45 AM

Tras la finalización de la XI versión de los Juegos Suramericanos Cocha 2018 es hora de hacer algunas evaluaciones en torno a los resultados que dejó este evento deportivo para el atletismo boliviano.

 Fuera de las valoraciones cuantitativas, que para muchos es el marco objetivo para analizar cómo le fue a Bolivia en los Suramericanos, ANF decidió evaluar cualitativamente el desempeño de los atletas nacionales, quienes fuera de haber obtenido medallas demostraron tesón y entrega pese a la falta de apoyo. 

 Estudios, trabajo y familias fueron aspectos que tuvieron que ser momentáneamente relegados a segunda orden, ya que la mayor parte de los atletas que vistieron los colores de Bolivia -quienes no se dedican exclusivamente al atletismo y deben optar por otra actividades para vivir-, encararon una misión que en muchos casos culminó con la adquisición de una medalla. 

 A continuación la presentamos la historia de algunos de ellos y ellas.

 Ever Quisbert: "Tuve que usar mis ahorros para seguir adelante"

Bastó ver a Ever Quisbert, de 29 años de edad, enfrentarse al colombiano Camilo Salcedo en la final de la disciplina del boxeo, categoría súper pesado (+91 kilogramos), para darnos cuenta que los bolivianos cuando queremos estamos hechos para luchar por cosas grandes. 

Así lo demostró el joven púgil paceño que dejó en el camino a muchos rivales y se fue en busca de la medalla de oro para el país, sin embargo, obtuvo la presea plateada que no puede ser considerada menos tomando en cuenta el potencial de Ever y las condiciones en las que llegó a la competición. 

El deportista contó que hace tres años que se dedica al deporte de los puños. Dedicarse a esta disciplina no fue fácil porque tuvo que sacarle más horas al día para así lograr entrenar, trabajar y estudiar. 

"Soy arquitecto y trabajo en una empresa constructora. También estudio derecho en la Universidad Tecnológica Boliviana (UTB). Dedicarme a esto es muy difícil debo levantarme temprano, trabajar, estudiar y por las noches dedicarme a entrenar en un gimnasio de Sopocachi", dijo. 

Ever contó que para encarar los Suramericanos tuvo que viajar por tres meses a la Cochabamba, ciudad en donde recorrió distintos escenarios para entrenar. Sin muchos recursos, dado que no recibió nada a diferencia de los deportistas de otros departamentos, tuvo que arreglárselas para seguir preparándose. 

En ese tiempo el deportista recibió escasa ayuda de parte de las autoridades gubernamentales, quienes habrían comprometido el respaldo. Tampoco tuvo apoyo de su federación porque, según el boxeador, esta no cuenta con los recursos necesarios para solventar los gastos de sus afiliados.

 "Tuve que usar de mis ahorros para seguir adelante. En ese tiempo también abandoné los estudios y mi trabajo para dedicarme exclusivamente a entrenar y el esfuerzo valió la pena", indicó.

 El dinero que ganaré lo invertiré en mi preparación. Los $us 20.000 no caerán nada mal a Ever quien ya tiene decidido el destino de este dinero.

 "Lo voy a destinar a pagar mis entrenamientos y suplementos alimenticios para representar mejor al país. El colombiano con el que hemos peleado en la final es de nivel mundial y se dedica solamente a entrenar, pero le hemos hecho frente y no hubo miedo", refirió.

 Para Ever buena parte de la inversión que se hizo durante el entrenamiento podrá ser recuperado con el premio económico, pero solicitó que la ayuda para él y sus compañeros de las demás disciplinas no quede solamente en eso porque las competiciones no concluyen con los Juegos Sudamericanos.

 "Yo me siento muy feliz y he podido demostrar a la gente que esto no es imposible. Muchos ponen de excusa su trabajo, pero todo se puede con una buena planificación. Esto solo es el principio porque seguiremos peleando para obtener más logros para el país", dijo.

Selección femenina de básquet de Bolivia

La selección femenina de básquet de Bolivia ocupó las portadas de varios suplementos deportivos del país durante los Juegos Suramericanos. Y no era para menos, pues este equipo logró ganar la presea de plata, algo que no se había logrado hace 40 años en esta disciplina. 

Sin duda, un logro que despertó la algarabía de las 12 jugadoras y del equipo técnico que estuvo al mando del profesor Sandro Patiño, pues se trató de una victoria que para las jugadoras va más allá del dinero y las medallas.

 "Fue demostrarnos a nosotras mismas y mostrar a la gente que si podemos si creemos en nosotros mismos y en nuestro potencial", afirmó Romina Rodríguez, capitana de esta selección.

 Romina, una joven orureña de 26 años que decidió continuar sus estudios universitarios en la ciudad de Cochabamba y formar parte de la selección de básquet femenino, relató que todas las jugadoras del equipo debieron rezagar sus estudios escolares y universitarios para priorizar el entrenamiento previo a la competición.

 "Muchas de las chicas tuvieron que dejar sus estudios. Yo particularmente dejé el primer semestre de este año para dedicarme exclusivamente a entrenar. Lo hacíamos a doble turno todo el equipo y las universidades no entienden por eso no nos dan los permisos necesarios", aseguró.

 Necesidades durante el entrenamiento previo a los Suramericanos

Debido a una serie de inconvenientes la selección boliviana de básquet, que ya había logrado la medalla de bronce en los Juegos Bolivarianos Santa Marta 2017, solo entrenó como equipo por dos semanas y media antes de iniciar su participación en los Suramericanos. 

En ese lapso, algunas de las compañeras de Romina tuvieron que alojar a varias chicas del equipo en sus casas, dado que no tenían el apoyo económico de su federación ni del Gobierno para pagar su estadía en algún hotel o pagar los costos de alimentación. 

"Yo que había alquilado un cuarto en Cochabamba alojé a otra compañera de equipo que vino de otro departamento. Así como otra que tuvo que dar techo a otras tres compañeras porque no tuvimos el apoyo de nuestra federación ni del Ministerio de Deportes", aseguró.

Si bien ingresaron a la Villa Sudamericana -edificaciones que alojaron a las distintas delegaciones durante el desarrollo de los Sudamericanos-, el 24 de mayo, el equipo de básquet necesitaba concentrar mucho antes para entrenar, etapa que no contó con el respaldo de ninguna entidad.

 "Tampoco teníamos dinero para transporte porque debíamos ir al coliseo de Quillacollo, pero gracias a los vehículos de familiares de las chicas y del entrenador llegábamos. A él nadie le paga por entrenarnos e incluso le descontaron de su trabajo por ir con nosotras a Colombia para participar de los Bolivarianos", dijo.

 ¿Falta de apoyo? no es novedad para nosotras

Para Romina y sus compañeras de equipo, la falta de apoyo no es novedad. Fue algo que ya habían vivido en el pasado y que gracias a sus familias persistieron hasta lograr los distintos triunfos que lograron como equipo.

 "La familia ha sido el apoyo y muchas chicas que ya son profesionales han sabido mantenerse ante la ausencia del respaldo. Así, siempre unidas y con la ilusión de lograr algo seguimos peleando. Con ocho días de preparación en los Juegos Bolivarianos había logrado bronce y sabíamos que en los Suramericanos no iba a ser diferente", agregó.

 No nos parece justo que el premio económico sea diferenciados

Romina comentó que separando cualquier interés de ambición, el premio económico que prometió el Gobierno -$us 20.000 por haber obtenido plata-, será un aliciente más para ellas, aunque también reconoció que no cubrirá toda la inversión que hicieron para la obtención de la medalla.

 Sin embargo, expresó su preocupación por que ella y sus compañeras no tienen conocimiento de que el premio será personal o por equipo. 

ANF tuvo la oportunidad de consultar sobre este tema con el departamento de comunicación del Ministerio de Deportes, instancia que aclaró que el premio sería general en caso de tratarse de equipos. 

Ante aquella información, Romina manifestó su desacuerdo dado que no ve justo que los atletas en deportes individuales logren tener el premio económico en su integridad y los equipos tengan que repartirse el monto entre sus componentes.

 "No nos parece justo porque muchos deportistas hemos dejado muchas cosas por representar bien al país, no solo ir a ponerse la camiseta y jugar a nada. Nosotros tuvimos que prepararnos más porque es una disciplina en conjunto y todas dependemos de una y una de todas", cuestionó.

 Finalmente, Romina dejó de lado todas las cosas negativas y destacó la entrega de sus compañeras y del equipo técnico, "para la obtención de algo histórico para el país tomando en cuenta que no se había logrado hace 40 años una medalla en esta disciplina".

 "Ha sido maravilloso recibir esa medalla en tú país. El público estaba feliz por nosotras, hemos llenado el coliseo, también estuvieron nuestros familiares. Vivir este sentimiento en tu tierra es algo que no tiene precio", finalizó. 

Milton Cayoja: Jugué la final con una lesión seria

Milton Cayoja es un ganador en todos los sentidos. Llegó desde Quillacollo y se convirtió en una de las figuras del equipo boliviano en los XI Juegos Suramericanos Cocha 2018.

 Y es que pese a tener una lesión muy seria en una de sus rodillas decidió disputar la final en la disciplina de pelota vasca, modalidad mano individual frontón, y así ganar la cuarta medalla dorada para Bolivia. 

"Un día antes de jugar la final jugué con el mismo rival y me lastimé la rodilla. Estuve con fisioterapia en la noche hasta la mañana del viernes, Me indicaron que el ligamento interno de mi rodilla estaba inflamada y que debía reposar. No me quisieron dejar jugar, pero no lo permití y soportamos el dolor hasta el final", relató. 

Durante el acto de premiación pareció que el dolor del joven de 21 años se aminoró no solo por la atención médica que recibió, sino por la emoción que sintió mientras recibía la medalla en medio de aplausos y gritos de su familia. 

Una buena parte de las personas que supo del logro de Milton expresó su sorpresa, pero no tanto por la medalla sino por la disciplina en la que se obtuvo. Y es que el oro fue para Milton una especie de carta de presentación para demostrar que de fútbol no puede vivir el boliviano. 

"Todo comenzó por mi gusto a la k'atcha o pelota de mano a los 10 años de edad. Ya a mis 16 años conocí la pelota vasca y comencé a internacionalizarme en competencias desde esa edad. Hoy gracias a Dios tenemos canchas oficiales para practicar algo que no es muy conocido", explicó. 

Como muchos de los atletas del equipo de Bolivia, Milton no recibió un apoyo económico de parte de las autoridades gubernamentales. Dichos gastos tuvieron que salir de su propio bolsillo, dinero que obtuvo trabajando medio tiempo con su vehículo de transporte público en Cochabamba. 

Durante los seis meses de entrenamiento previos al certamen el joven pelotari no dejó de trabajar para mantenerse. Eso sí tuvo que organizar de la mejor manera sus horarios. Por las mañanas debía recorrer por varias partes de la ciudad transportando a la gente y por las tardes dedicarse plenamente al entrenamiento.

 "Nos dimos modos para hacerlo porque no existen canchas reglamentarias para pelota vasca. Pese a eso nos adecuamos porque ya teníamos experiencia sobre el pique de la pelota y su trayectoria. En las canchas de los Suramericanos solo pudimos entrenar por algunos días", dijo.

 Nada de apoyo, todo de nuestro bolsillo

Debido a la falta de apoyo de las autoridades, Milton tuvo que recurrir a equipos (pelotas y otros) que usa desde el 2017 y a la vez tratar de conseguir otros materiales para proteger la mano que esencialmente se utiliza para golpear la pelota en una de las modalidades de este deporte. 

"Los equipos deben ser importados porque no hay en Bolivia, solo en España y otras partes de Europa. Ojalá se nos dote de estos materiales porque en octubre vamos a competir en un evento en Barcelona y tenemos que seguir entrenando", agregó. 

Otro gasto fue el que tuvo para pagar las canchas que alquilaba para practicar y las bebidas para consumir durante el entrenamiento. De tener un contacto con el presidente Evo Morales, Milton dijo que no dudaría en solicitarle la construcción de más escenarios deportivos reglamentarios para pelota vasca, ya que él ve mucho potencial en el país.

 "Hay muchos pelotaris en Santa Cruz, Potosí, Sucre y otras ciudades. Toda la infraestructura que se deja con los Sudamericanos es bueno, pero también sería lindo implementarlos en otros lugares para su práctica. "Aún no sé a qué voy a destinar el dinero que me darán"

Milton todavía no pensó como distribuirá los $us 30.000 dólares que le otorgarán por haber obtenido la medalla de oro. Sin embargo, reconoce que las necesidades para desarrollar sus entrenamientos son muchas, por lo que está seguro de que buena parte del montó se irá a ese tema.