La cantidad de víctimas fatales por el sismo en Ecuador sigue en aumento y la tierra no deja de temblar. Los servicios se reponen poco a poco, pero la gente se desespera por lo más esencial

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22 de abril de 2016, 22:15 PM
22 de abril de 2016, 22:15 PM

A una semana de uno de los peores terremotos de los últimos tiempos en América Latina, Ecuador no deja temblar y el número de víctimas ya ascendió a 587, según el último reporte de la Secretaría Nacional de Comunicación. Es más, la OPS teme una expansión de virus como el zika o enfermedades como la hepatitis A y brotes de gastroenteritis y gripe.

Desde el sábado 16, cuando un sismo de 7,8 grados en la escala de Richter azotó la costa norte de Ecuador, las réplicas no han parado al punto de que hasta ayer eran 717, siendo las dos más fuertes las ocurridas la noche del jueves con magnitudes de 6,2 y 6 grados. Este viernes hubo otras dos, de 4 y 5,2.

Cada vez hay menos posibilidades de encontrar supervivientes, que hasta el momento son 113 en total, y la cifra de heridos alcanza a 8.340. Los informes oficiales señalan que aún existen 153 personas desaparecidas.

Un total de 25.376 damnificados del terremoto se encuentran en albergues. EL DEBER pudo evidenciar en la ciudad de Manta, en la costa noroeste de la provincia Manabí, áreas públicas llenas de carpas que sirven de refugio para las cientos de personas que quedaron sin techo.

A lo largo de la costa del principal puerto pesquero de Ecuador hay centenares de personas que piden a gritos: “¡Comida, agua!”, mientras otros se asoman corriendo a cuanto vehículo aparece entregando cualquier tipo de ayuda.

Allí se entremezclan el olor típico del pescado y el polvillo que se esparce por la ciudad a raíz del movimiento permanente de escombros, incluso han improvisado un gran botadero al borde del mar, donde las palas excavadoras remueven los desechos de las construcciones que son llevados hasta ese lugar.

El jueves 21, las provincias de Manabí, Esmeraldas, Los Ríos y las ciudades de Santo Domingo, Quito y Guayaquil se estremecieron con otros tres movimientos telúricos cuya mayor magnitud fue de 6,1 grados, aunque no se reportó ninguna víctima fatal.
Los expertos creen que la tierra seguirá temblando durante semanas y hasta meses.

Con pocos servicios
Mientras los esfuerzos en primera instancia se han concentrado en las labores de rescate de supervivientes y víctimas, avanza ahora una segunda etapa que es la restitución de servicios básicos para mejorar las condiciones de vida de los afectados, pero no se ha logrado en su totalidad.

Hay ciudades como Calceta, cantón Bolívar, donde este medio pudo apreciar que la mayoría de los hogares no tiene energía eléctrica. Esto incluso provocó que la bomba de agua potable que provee de este líquido elemento a la población no esté funcionando, por lo que la gente se provee de uno que otro carro cisterna. El jefe de Bomberos, Jorge Ceballos, reconoce que con sus 15 uniformados no abastece, pero han hecho “todo lo posible”. “Calceta ha quedado totalmente destrozada, especialmente los edificios comerciales. En los tanqueros (cisternas) del cuerpo de bomberos estamos dando agua de barrio en barrio. Desde luego que no es agua 100% segura, pero algo es algo, aunque sea que tengan para lavar ropa o bañarse”, confesó a EL DEBER.

Álvaro Zambrano, gerente de la compañía Eternity Purifiers de Guayaquil, llegó el jueves hasta el lugar para donar e instalar un equipo purificador de agua que tiene una capacidad de purificar dos galones por minuto.

Según la Secretaría de Comunicación del gobierno ecuatoriano, en las ciudades de Manta y?Portoviejo el servicio eléctrico está restituido un 82% y 90%, respectivamente. Si bien el servicio de telecomunicaciones también avanza en las zonas afectadas, cuesta mucho tener una comunicación fluida y si se trata de internet, ni pensarlo.

Reconstrucción ‘costosa’
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) hizo ayer un llamado a los países donantes para recaudar $us 72,7 millones para asistir a 350.000 personas en Ecuador en los próximos tres meses, de los $us 720.000 millones que estiman necesitarán ayuda.

Las entidades humanitarias advierten que el país enfrenta grandes riesgos humanitarios, ante los miles de personas que quedaron sin hogar, sin disponer de agua potable y con peligro de contraer enfermedades.

El terremoto con epicentro en el balneario Pedernales, en la provincia de Manabí, unos 180 km al norte del puerto de Manta, ha dejado reducido a escombros apacibles zonas turísticas y es un duro golpe para este país dolarizado y petrolero, gravemente azotado por la apreciación de la divisa estadounidense y por la caída de los precios del crudo.

El presidente Rafael Correa, que evaluó los daños en 3.000 millones de dólares - "tres puntos del PIB"- anunció el miércoles drásticas medidas económicas para hacer frente a una reconstrucción que, advirtió, será larga y costosa.

Con un alza del IVA de 12% a 14% durante un año y aportes salariales obligatorios, entre otras contribuciones, el gobierno prevé disponer de $us 1.000 millones complementarios para enfrentar la crisis.

La vida se encareció
Otro de los efectos inmediatos del terremoto de hace una semana es el encarecimiento de los productos de la canasta familiar hasta en cinco veces. Y en algunos casos ni siquiera hay tiendas ni mercados abiertos, como en la ciudad de Manta, donde en la zona central conocida como Tarqui, donde abundaba el comercio, hoy solo hay puestos cerrados.

En esta ciudad, la gente espera durante horas para sacar dinero por primera vez desde el día del sismo. Los cajeros no funcionan por la falta de energía eléctrica y la gente está sobreviviendo con lo que tenía en el bolsillo