El presidente Donald Trump fue a jugar golf por segundo día consecutivo, mientras que el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ofreció su reporte diario sobre coronavirus en la popular Jones Beach de Long Island y no en una oficina abarrotada.

24 de mayo de 2020, 19:47 PM
24 de mayo de 2020, 19:47 PM

Los esfuerzos a lo largo de Estados Unidos para reactivar la economía después de un largo confinamiento por el coronavirus dejaron imágenes de todo tipo el domingo.

Mientras miles se lanzaban a las playas en un fin de semana largo, algunas iglesias se negaron a reabrir las puertas pese a la insistencia del presidente Donald Trump para que lo hicieran.

Algunos funcionarios trataron de dar ejemplo en el fin de semana largo por el Memorial Day: el presidente Donald Trump fue a jugar golf por segundo día consecutivo, mientras que el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ofreció su reporte diario sobre coronavirus en la popular Jones Beach de Long Island y no en una oficina abarrotada.

Pero las imágenes de normalidad chocan con el triste mensaje de que el país, el más golpeado por el coronavirus, está a solo 3.000 fallecimientos para llegar al hito numérico de 100.000 muertes.

En una sorprendente decisión editorial, The New York Times dedicó el domingo su portada y otras páginas interiores a la lista de 1.000 nombre de personas fallecidas, con frases cortas para describir a algunas de ellas.

Algunos ejemplos: "Dale E. Thurman, 65 años, Lexington, Ky., conocido sastre por su exigente trabajo y opiniones fuertes; Ellis Marsalis, 85 años, New Orleans, pianista de jazz y patriarca de una familia de músicos".

'Genial para nuestra salud mental'

A lo largo de la costa del Atlántico, el frío y las nubes mantuvieron las playas con poca asistencia, un día después de que una gran multitud abarrotara las playas. 

Aquellos que se pusieron las sandalias expresaron su alivio al poder finalmente escapar del encierro que duró meses. En Coney Island, Nueva York, la playa estaba cerrada a los bañistas, pero la gente paseaba alegremente por el paseo marítimo bajo la mirada de la policía que patrullaba, y en algunos casos repartía mascarillas 

Lisa Sklar, una diseñadora de ropa masculina que había ido con su marido y su hija mayor desde el cercano condado de Westchester, dijo que es un gran alivio estar al aire libre.

"Hemos estado encerrados por 70 días, 10 semanas", dijo la mujer con gafas y una mascarilla. "Es genial para nuestra salud mental estar aquí".

Judith, una vendedora de 37 años que ha estado de permiso durante 90 días, no llevaba una máscara, citando las directrices que dicen que no es necesario llevarla al estar al aire libre, siempre y cuando la gente mantenga una distancia segura. 

"Desearía que la reapertura fuera más rápida", dijo mientras caminaba con su hija de cuatro años, "por los trabajos y por la salud mental de todos". Se negó a dar su apellido.

'Muy preocupada'

Algunas personas en la playa dijeron que estaban contentos de que el clima frío hubiera facilitado el distanciamiento social.

El domingo en la mañana, la doctora Deborah Birx, que encabeza el equipo contra el coronavirus de la Casa Blanca, dijo que estaba "muy preocupada de que la gente saliera y no mantuviera el distanciamiento social". 

En algunas playas se vieron el sábado escenas de cientos de personas amontonándose en los paseos de las costas, pocos de ellos con mascarillas.

El gobernador Cuomo, que realizó su reunión diaria con la prensa bajo un toldo de la playa, anunció el domingo 109 nuevos fallecidos en 24 horas en Nueva York, bastantes más que los 84 del viernes, pero lejos de los más de 1.000 que morían a diario en el estado durante el pico de la covid-19, registrado hace unas semanas en ese estado. 

La apariencia playera del gobernador, con una camisa blanca de manga corta, parecía claramente diseñada para subrayar el mensaje de que el estado está, al menos, empezando a moverse hacia la normalidad. 

Lo mismo parecían mostrar las primeras salidas en meses del presidente para jugar golf. Trump volvió a arrastrar a todo su séquito de autos para desplazarse a un campo de golf en Virginia.  

"Los casos, números y muertes están bajando por todo el país", tuiteó Trump. 

Eso no es verdad en todos los estados. Arkansas, por ejemplo, ha visto un repunte en el número de casos. 

Pero la demanda de Trump de que los funcionarios estatales y locales permitan que las iglesias, mezquitas y sinagogas vuelvan a abrir "ahora mismo" encontró al menos cierta resistencia. 

Un periodista de la AFP que salió a comprobar centros religiosos en Washington encontró que ninguno de casi una docena estaba abierto.  

Un letrero afuera de la Iglesia Metodista Unida Foundry en la calle 16 de Washington decía: "Todos son bienvenidos... sólo en línea".