La Policía informó que 402 sospechosos de narcotráfico fueron abatidos en solo un mes. Las cifras suben a 800, según el conteo realizado por la prensa filipina

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4 de agosto de 2016, 11:13 AM
4 de agosto de 2016, 11:13 AM

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, dijo este jueves que le "da igual" el número de personas que han muerto desde que lanzó una campaña para acabar con el crimen y las drogas en los primeros seis meses de su mandato, cuando los medios locales sitúan el número de víctimas en más de 800. No obstante, la Policía indicó que son 402 personas sospechosas de narcotráfico muertas desde la investidura de Duterte el 30 de junio.

"Sinceramente, me da igual", respondió el mandatario de 71 años durante un discurso ofrecido en la ciudad sureña de Davao y retransmitido en directo por la cadena de televisión filipina ANC.

Duterte, antiguo alcalde de Davao, explicó que la lucha iniciada contra los estupefacientes es necesaria porque en los últimos tres años el número de adictos a las drogas en Filipinas ha ascendido desde tres millones a los 3,7 millones.

"Odio matar a seres humanos (...). Pero tengo que hacer algo con el crimen y las drogas", señaló el jefe de Estado de Filipinas.

El presidente, elegido en los comicios del pasado 9 de mayo, amenazó nuevamente con acabar con todos los narcotraficantes porque las drogas "destruyen familias".

"Hay pruebas médicas de que si alguien consume shabú (una potente metanfetamina) durante más de un año, ya no hay posibilidad de rehabilitación", indicó Duterte.

"No destruyáis mi país porque os mataré. No destruyáis mi país ni a su juventud", aseveró el dirigente.

El mensaje del presidente filipino se produce al día siguiente de que el director ejecutivo la Oficina de las ONU contra la Droga y el Delito (UNODC), Yury Fedotov, califica como una "violación de derechos y libertades fundamentales" la campaña contra la droga en Filipinas.

"Este tipo de respuestas son contrarias a las provisiones de las convenciones internacionales para el control de la droga, no sirven para hacer justicia y no ayudarán a asegurar que el pueblo tenga salud, dignidad, paz, seguridad y prosperidad", agregó Fedotov.

Al menos 810 personas han muerto desde el 10 de mayo hasta el 3 de agosto en la guerra presidencial contra el crimen y la droga, según el recuento de la emisora ABS-CBN.

De este número, 496 personas fallecieron en operaciones policiales, 240 fueron ejecutadas por desconocidos y 74 cadáveres aparecieron con letreros que les acusaban de ser traficantes.

Pese a las críticas por esta campaña, Duterte goza de una enorme popularidad en Filipinas.

Las últimas encuestas le conceden el 91 por ciento de apoyo, el porcentaje más alto recibida jamás por un jefe de Estado filipino.