Atentado en Afganistán: la mujer que amamanta a los recién nacidos que quedaron huérfanos tras el brutal ataque a un hospital maternal
Firooza Omar, una madre de 27 años de Kabul, comenzó a amamantar a los bebés que quedaron huérfanos tras el brutal ataque del martes a un centro maternal de la ciudad. La joven urge a otras madres a hacer lo mismo
16/5/2020 08:02
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El hospital fue atacado por hombres armados.
"Estaba amamantando a mi propio niño cuando me emocioné. Podía ver el sufrimiento de los otros bebés", dice Firooza Omar.
El martes, al menos 24 personas, incluidas recién nacidos, madres y enfermeras, fueron asesinadas en un ataque perpetrado por militantes en un hospital maternal en Kabul, capital de Afganistán.
Omar, de 27 años, se enteró del ataque por televisión.
Comprendió la gravedad de la situación después de hablar con sus amigas y ver las espantosas imágenes del atentado en redes sociales.
Ella también es madre y tiene un bebé de cuatro meses.
Mientras amamantaba a su hijo, no podía dejar de pensar en los bebés que se acababan de quedar huérfanos.
Firooza había sido madre recientemente de un niño.
Compasión y coraje
Entonces, Omar decidió ir y ayudar a los pequeños.
Lo que siguió fue un acto de compasión y coraje.
"Cuando se acercó el momento de terminar el día de ayuno (el ataque tuvo lugar durante el ramadán, el mes sagrado del Islam), le conté a mi marido mi intención de ir a ayudar a los bebés huérfanos".
Su marido estuvo de acuerdo desde el primer momento y le dijo que él se encargaría del hijo de ambos.
Para ese momento, las Fuerzas Especiales de Afganistán habían rescatado a 100 mujeres y niños del Hospital Dasht-e-Barchi, y habían llevado a muchos de los niños al Hospital Infantil Ataturk, a unos 2 km de la casa de Omar.
Al perder a sus madres muchos bebés quedaron desatendidos
Bebés en llanto
Puede que la distancia que tuvo que recorrer en auto haya sido corta, pero también fue peligrosa.
Sobre todo porque la ciudad quedó traumatizada y temerosa tras este ataque brutal.
"Cuando fui al hospital, vi a cerca de 20 bebés", cuenta.
"Algunos de ellos estaban heridos. Hablé con las enfermeras y me pidieron que alimentara a los bebés que lloraban mucho".
Aún así, la matanza de madres y niños recién nacidos de esta semana será recordada como uno de los incidentes más atroces.
Omar dice estar estresada por este ciclo de violencia en su ciudad que parece no tener fin.
"En vez de estar acunados en los brazos de sus madres, estos bebés están en un hospital, alimentados por extraños", dice.
Incluso en un país que ha visto lo peor de lo peor, este salvaje ataque contra bebés recién nacidos y sus madres ha conmocionado y sacudido la frágil esperanza de paz.
Entrenada en psiquiatría, Omar quiere tener un rol proactivo en la sociedad para sanar las profundas heridas y el dolor que sienten muchas familias afganas.
'Feliz de criar a un hijo'
Omar se ha puesto en contacto con muchos de sus amigos para recolectar dinero para comprar pañales y leche de fórmula, para cuando no sea posible amamantar a estos niños.
"Estaba amamantando a mi propio niño cuando me emocioné. Podía ver el sufrimiento de los otros bebés", dice Firooza Omar.
El martes, al menos 24 personas, incluidas recién nacidos, madres y enfermeras, fueron asesinadas en un ataque perpetrado por militantes en un hospital maternal en Kabul, capital de Afganistán.
Omar, de 27 años, se enteró del ataque por televisión.
Comprendió la gravedad de la situación después de hablar con sus amigas y ver las espantosas imágenes del atentado en redes sociales.
Ella también es madre y tiene un bebé de cuatro meses.
Mientras amamantaba a su hijo, no podía dejar de pensar en los bebés que se acababan de quedar huérfanos.
Firooza había sido madre recientemente de un niño.
Compasión y coraje
Entonces, Omar decidió ir y ayudar a los pequeños.
Lo que siguió fue un acto de compasión y coraje.
"Cuando se acercó el momento de terminar el día de ayuno (el ataque tuvo lugar durante el ramadán, el mes sagrado del Islam), le conté a mi marido mi intención de ir a ayudar a los bebés huérfanos".
Su marido estuvo de acuerdo desde el primer momento y le dijo que él se encargaría del hijo de ambos.
Para ese momento, las Fuerzas Especiales de Afganistán habían rescatado a 100 mujeres y niños del Hospital Dasht-e-Barchi, y habían llevado a muchos de los niños al Hospital Infantil Ataturk, a unos 2 km de la casa de Omar.
Al perder a sus madres muchos bebés quedaron desatendidos
Bebés en llanto
Puede que la distancia que tuvo que recorrer en auto haya sido corta, pero también fue peligrosa.
Sobre todo porque la ciudad quedó traumatizada y temerosa tras este ataque brutal.
"Cuando fui al hospital, vi a cerca de 20 bebés", cuenta.
"Algunos de ellos estaban heridos. Hablé con las enfermeras y me pidieron que alimentara a los bebés que lloraban mucho".
Aún así, la matanza de madres y niños recién nacidos de esta semana será recordada como uno de los incidentes más atroces.
Omar dice estar estresada por este ciclo de violencia en su ciudad que parece no tener fin.
"En vez de estar acunados en los brazos de sus madres, estos bebés están en un hospital, alimentados por extraños", dice.
Incluso en un país que ha visto lo peor de lo peor, este salvaje ataque contra bebés recién nacidos y sus madres ha conmocionado y sacudido la frágil esperanza de paz.
Entrenada en psiquiatría, Omar quiere tener un rol proactivo en la sociedad para sanar las profundas heridas y el dolor que sienten muchas familias afganas.
'Feliz de criar a un hijo'
Omar se ha puesto en contacto con muchos de sus amigos para recolectar dinero para comprar pañales y leche de fórmula, para cuando no sea posible amamantar a estos niños.
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