Raúl Castro presidirá por última vez un congreso del partido comunista que se inaugura este viernes en La Habana.

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16 de abril de 2021, 12:26 PM
16 de abril de 2021, 12:26 PM

Por RFI

Raúl Castro presidirá por última vez un congreso del partido comunista que se inaugura este viernes en La Habana. A sus casi 90 años, el hermano pequeño de Fidel Castro debería retirarse. El actual presidente Miguel Díaz Canel debería sucederle. Una nueva generación de líderes cubanos, que no es la de la revolución de 1959, está pasando a primer plano.

En La Habana, este fin de semana, se está pasando una página de la historia. "El nuevo equipo (de Miguel Díaz Canel NDLR) tendrá que establecer su legitimidad política y popular con la población, por un lado, e inscribirse en lo que se llama 'la institucionalización de la revolución'", señala Stéphane Witkowski, presidente del Consejo de orientación estratégica del Instituto de Altos Estudios sobre América Latina (IHEAL). 

"La nueva generación tendrá que preservar un cierto número de valores. Pero al mismo tiempo será necesario actualizar el modelo económico actual y hacer una serie de reformas para satisfacer las necesidades y aspiraciones de esta generación más joven de la población, a la que habrá que dar garantías”, agrega.

La vida cotidiana de los cubanos es cada vez más difícil

Cuando la crisis sanitaria mundial debida a la aparición del nuevo coronavirus golpeó a Cuba en la primavera del año pasado, la economía de la isla caribeña ya estaba debilitada. 

Un "sistema altamente estatizado y parcialmente planificado que importa la mayoría de sus productos alimenticios", el embargo de Estados Unidos y las nuevas y drásticas sanciones impuestas por la administración Trump, así como la crisis venezolana han puesto de rodillas a la economía cubana, explica Jérôme Leleu, investigador de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS, por sus siglas en francés).

"Cuba empezó a sentir el impacto de la crisis venezolana desde finales de 2015", recuerda el economista, que subraya que "esta crisis venezolana pondrá en cuestión la estrategia económica cubana puesta en marcha desde la llegada al poder de Raúl Castro. En 2014, Venezuela representó el 40% del comercio exterior cubano. 

En 2019 este comercio sólo supondrá el 17%. Cuba está reorientando su comercio exterior, en parte hacia China y España. Pero a principios de 2020 Cuba aún no se ha recuperado de la crisis venezolana”, recalca.

Fue entonces cuando la crisis sanitaria mundial golpeó con fuerza a la economía cubana. El PIB se redujo un 11% en un año. Fue la peor crisis desde el final de la Unión Soviética. "Para Cuba, la crisis de Covid está provocando una caída de los recursos financieros obtenidos por las exportaciones y el turismo. Estos menores recursos financieros hacen que Cuba importe menos", señala Jérôme Leleu. 

"Y menos importaciones significan menos insumos, menos combustible para hacer funcionar la economía y la energía. Y esto tiene un impacto en la producción nacional, la producción agrícola y la producción de alimentos. Y esto explicará en parte la escasez que pueda haber”, sostiene.

Desde hace más de un año, los cubanos vuelven a pasar su vida en interminables colas frente a tiendas con estantes vacíos. Además de la escasez, los precios han subido mucho como consecuencia de la reforma monetaria iniciada a principios de año. La alimentación se ha convertido en la principal preocupación de la vida cotidiana.

Joe Biden o la esperanza decepcionada de los cubanos

Los cubanos esperan mucho de Joe Biden. Desde su llegada a la Casa Blanca, tanto la población como el régimen castrista quieren que el presidente demócrata flexibilice al menos parte de las 280 sanciones impuestas por su predecesor Donald Trump.

Pero ya han pasado tres meses sin que la nueva administración de Washington haga el menor movimiento. Para Stéphane Witkowski, ahora es poco probable que Joe Biden "cambie el acuerdo con Cuba antes de las elecciones de mitad de mandato del próximo año". 

El Presidente no se arriesgará a cortar su apoyo estratégico en el Congreso por el asunto de Cuba, que tampoco es un asunto político o económico importante para la Casa Blanca.

Las redes sociales: un espacio para la libertad de expresión

Mientras tanto, el contexto social es cada vez más tenso en Cuba. Y el régimen se enfrenta a una creciente protesta de los artistas, con la aparición del Movimiento de San Isidro, pero también de los jóvenes. 

La llegada en 2018 de Internet a los teléfonos móviles ha desencadenado un revuelo. Los jóvenes, en particular, son muy activos en las redes sociales, un espacio propicio para la libertad de expresión.

"Los cubanos que participan en estos foros están adquiriendo una cultura política que antes no tenían", afirma Vincent Bloch, investigador asociado del Centro Raymond-Aron de Estudios Sociológicos y Políticos. 

"Están aprendiendo lo que es discutir la validez de nuevos criterios de justicia y evaluación. Esto no puede hacerse en el marco de las reuniones impuestas por el partido comunista y menos aún en el marco del 8º congreso que, para la inmensa mayoría de los cubanos, sólo es un espacio de diálogo absolutamente inútil donde todos terminarán votando por las decisiones tomadas por un grupo muy reducido de individuos entre los que se encuentra Raúl Castro”.

Sin embargo, Vincent Bloch está convencido de que no es sólo el acceso a Internet y a las redes sociales o la retirada de los últimos Castro del aparato estatal lo que provocará el cambio ideológico y político en la isla. "El régimen castrista tiene recursos de poder para el largo plazo. E incluso si los nuevos líderes políticos contaran con más miembros reformistas en sus filas, su margen de maniobra sería escaso porque el poder real en Cuba reside en otra parte”.

Un sistema bloqueado por los militares

"El sistema está bloqueado", insiste el sociólogo. "La larga transición entre el año 2006, momento en que Fidel Castro se retiró de la vida política, y su muerte en 2016, ha permitido reforzar la estructura de la élite. Hay grandes sectores que no tienen interés en que las cosas cambien porque tienen acceso a la parte productiva y rentable de la economía cubana. Estas personas pertenecen o están asociadas al sector militar. Los militares son también la cabeza del sistema de seguridad y represión en la isla. Y así tienen en sus manos un poder que sigue siendo enorme”, enfatiza.


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