Los remotos estados del noreste de India ha sufrido tensiones entre grupos étnicos y separatistas durante décadas.

8 de mayo de 2023, 10:43 AM
8 de mayo de 2023, 10:43 AM


S. Mamang Vaiphei se escondió tres noches en la selva junto a sus cinco hijos después de que una turba enfurecida atacara su pueblo en el estado de Manipur, en el noreste de India, donde la violencia interétnica ya ha dejado al menos 54 muertos.

Cerca de 23.000 personas huyeron de los enfrentamientos que se desencadenaron la semana pasada en esta zona montañosa y fronteriza con Birmania.

"El pueblo Meitei [la etnia mayoritaria en esa región] primero quemó 26 o 27 casas", contó Mamang a AFP. 

El hombre, de 54 años, duerme ahora al aire libre en un campamento del ejército junto a otras 900 personas. Todas cuentan historias similares.

"Después regresaron y terminaron [de quemar] todas las 92 casas [del pueblo], arrasaron el templo, la escuela y lo que quedaba", continuó.

Los remotos estados del noreste de India ha sufrido tensiones entre grupos étnicos y separatistas durante décadas. 

La región alberga decenas de grupos tribales y guerrilleros cuyas reivindicaciones van desde una mayor autonomía hasta la secesión del resto de India.

Los últimos choques se desencadenaron la semana pasada entre la etnia Meitei, hindúes en su mayoría, y la tribu cristiana Kuki, por una medida de discriminación positiva que garantiza a los Meitei cuotas en empleos públicos y universidades.

La violencia se desató en Imfal, la capital del estado, y otros lados, con manifestantes prendiendo fuego a vehículos y edificios. Según los aldeanos, turbas Meitei armadas con pistolas y bidones de gasolina atacaron los asentamientos Kuki situados en las colinas.

- "Disparar a quemarropa" -

El ejército ha desplegado miles de soldados, ha dado órdenes de "disparar a quemarropa" en "casos extremos", ha impuesto toques de queda y ha cortado Internet.

Mamang, que pasó su quinta noche sin hogar el domingo, es una de las 23.000 personas que el ejército asegura haber puesto a salvo.

Cuenta que huyó el 4 de mayo de su pueblo, Kamuching, que tenía más de 500 habitantes antes de los ataques. "Todo quedó incendiado (...) Nos escapamos, nos escapamos todos a la jungla y tratamos de sobrevivir", dijo.

La mayoría sólo logró huir con una pequeña bolsa con efectos personales y sus celulares.

"Todos los que estamos aquí, estamos nerviosos, le tenemos miedo a la muerte", dijo Alun Vaiphei, de 50 años, un aldeano de la tribu Kuki de Gotangkot. 

"Para salvar nuestras vidas, nos pusimos en contacto con los fusileros de Assam [el Estado vecino], para que nos rescataran de nuestro escondite", relató.

La vida se paralizó en Imfal y sus alrededores el domingo, con comercios cerrados y carreteras desiertas, aún repletas de vehículos calcinados.

Los actos de violencia disminuyeron, pero el brigadier del ejército Sandeep Kapoor señaló el domingo que seguía recibiendo "entre 50 y 60 llamadas" de ayuda.

Sus equipos rescataron cerca de 2.000 personas, tanto Kukis como Meitis, en las últimas 48 horas, informó.

"No podemos trasladarlos a plena luz del día porque siempre existe el riesgo de que los miembros de una u otra comunidad nos vean cruzar los pueblos y se pongan agresivos", declaró otro agente.

En el interior de tres camiones militares estaban acurrucados algunos hombres, bebés, mujeres mayores y niñas. Entre ellos estaba Leh Haokip, de 35 años. Su casa fue saqueada y su ganado robado. 

"No hubo ni ayuda policial ni estatal y ahora no sabemos qué hacer ni adónde ir", lamentó.