Son más de 300.000 las personas afectadas, que acuden al Nilo a llenar sus recipientes con agua. La guerra por el poder en Sudan comenzó el 15 de abril.

26 de mayo de 2023, 8:55 AM
26 de mayo de 2023, 8:55 AM

Después de 40 días sin agua corriente, los habitantes de los suburbios del norte de Jartum arriesgan su vida para llenar cacerolas y otros recipientes con agua del Nilo, sufriendo la escasez bajo el calor abrasador.

Cuando los dos generales al mando de Sudán entraron en guerra por el poder el 15 de abril, la planta de tratamiento de agua del Nilo, que abastece de agua corriente a varios distritos del norte de Jartum, se vio afectada por los combates.

Desde entonces, las 300.000 personas que viven en estos barrios no vieron salir ni un hilo de agua de sus grifos.

"Al comienzo de la guerra, recogíamos agua de los pozos de las fábricas de la zona industrial, pero al cabo de una semana, los paramilitares los ocuparon", cuenta a AFP Adel Mohamed, un habitante.

Ante los tiros cruzados de los combatientes, que se enfrentan hasta en las casas y los hospitales, Mohamed tuvo que esperar varios días para poder salir a buscar agua más lejos.

Cuando los combates parecen amainar, Adel Mohamed va con sus vecinos hasta las orillas del Nilo, cuyos meandros separan Jartum de los suburbios, para llenar de agua cacerolas, barreños y otros recipientes, mientras las temperaturas superan los 40 grados Celsius.

- Mortalidad infantil -
Juntos llenan una camioneta y regresan para distribuir algunos litros a las familias que todavía viven en estos suburbios.

Ante este racionamiento, Rached Husein huyó hacia Madani, a 200 km al sur de Jartum. El padre de familia prefirió unirse a los desplazados, un millón según Naciones Unidas, antes de que sus hijos no pudiesen beber o ducharse.

"Fue la falta de agua y no los bombardeos ni los combates lo que me obligó a abandonar mi casa" ante los saqueadores y los paramilitares, que instalan a veces sus cuarteles en los apartamentos de familias que huyeron, explica a la AFP.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), las enfermedades provocadas por consumir agua insalubre o por falta de higiene son una de las principales causas de mortalidad en niños menores de 5 años.

Una amenaza presente en Sudán antes de la guerra, donde 17,3 millones de habitantes no tenían acceso a agua potable.

Salah Mohamed, en cambio, prefirió permanecer en su hogar tras encontrar cerca una fuente de agua: los pozos del hospital Ahmed Qassem, cuya agua tratan los médicos.

Pero desde hace una semana, los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) también se apoderaron del lugar, y los habitantes ya no pueden acercarse.

Rachida al Tijani encontró otros pozos, en el hospital de Jartum Norte. Para conseguir un poco de agua, solo necesita agudizar el oído. "Cuando ya no se escuchan disparos, voy lo más rápido posible", explica.

Pero "no he podido lavar ni una sola prenda desde que comenzó la guerra", lamenta.

- Muerto a tiros -
En Sudán, uno de los países más pobres del mundo tras dos décadas de sanciones, las infraestructuras y los servicios públicos siempre estuvieron en un estado decadente. Pero desde hace casi seis semanas, todo está paralizado.

Los funcionarios están de permiso "hasta nueva orden" y los combatientes ocupan hospitales, fábricas y edificios públicos.

Para reemplazarlos, los "comités de resistencia", unos grupos informales de barrio que ya organizaron un movimiento contra el poder militar antes del comienzo de la guerra, movilizaron a sus activistas.

Juntos montan hospitales de campaña, crean estaciones de reparto de comida o conducen camionetas para recoger y llevar agua a los habitantes.

"Proporcionamos agua a los habitantes desde que empezó la guerra", dice uno de estos activistas, que se hace llamar Ahmed.

"Al principio íbamos a la zona industrial, pero desde hace más de un mes tenemos que conducir siete kilómetros hacia los barrios más al norte", explica sin querer dar su verdadero nombre, ya que tanto militares como paramilitares persiguen a los miembros de estos "comités de resistencia".

Durante uno de estos trayectos, su amigo Yasin fue "asesinado a tiros". Y de nuevo, faltó agua. "Tuvimos que enterrarlo sin poder lavar su cuerpo antes".