No hay datos que prueben que la protección lograda con la primera dosis se sostiene en el tiempo más allá del intervalo recomendado de 21 días.

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12 de mayo de 2021, 7:13 AM
12 de mayo de 2021, 7:13 AM

Por RFI

La vacunación de los niños, cuándo se llegará a la inmunidad de rebaño, el negocio de la inmunización, la peligrosidad de las variantes, cuántas veces habrá que darse la inyección: el Dr. Alejandro Cané, Jefe de Asuntos Científicos y Médicos para América del Norte de la división de vacunas de Pfizer, responde a RFI las principales preguntas alrededor de los avances del laboratorio contra el covid-19.

Acaba de ser aprobada en EEUU la vacuna Pfizer para chicos entre 12 y 15 años y se la presenta como un pasaporte al regreso al aula y a que los chicos puedan abrazar tranquilos a sus abuelos.  ¿No bastaba con vacunar a los maestros y a los mayores?

Sin dudas el grupo desproporcionalmente afectado en numero de casos y severidad fue el de los adultos mayores de 65 años, pero cada vez más -sobre todo en la segunda y tercera olas en Europa y ahora también en Latinoamérica- se ve que jóvenes entre 20 y 50 años y también adolescentes y niños tuvieron más contagios; con menor severidad, pero más casos. Aproximadamente un 15% de quienes sufrieron la enfermedad sin llegar a la muerte, pero en algunos casos graves, fueron niños. 

El virus los afecta. Por eso empezamos el estudio en chicos de 16 años en adelante y después lo expandimos a la franja de 12 a 15 y la información que tenemos es que la vacuna es 100 % eficaz en ese grupo de adolescentes jóvenes y con un perfil de seguridad completamente aceptado.

Para los chicos de entre 12 y 15 se aprobó recién en Estados Unidos, pero ya tenía autorización en Canadá y también la presentamos en Europa, África y en Medio Oriente con la meta de ampliar la cantidad de personas que se vacunan porque cuanta más gente esté vacunada, más rápido uno puede llegar a la inmunidad de rebaño, esa protección comunitaria que de a poquito nos devolverá la normalidad.

Y Pfizer también está contemplando vacunar a bebés de 6 meses…

Empezamos hace unas semanas atrás el estudio en pediatría de esta vacuna entre los 6 meses y los 11 años para ver si es eficaz y si es inmunológicamente segura en ese grupo de edad con este mismo planteo; el virus es un virus democrático y universal que afecta a todas las etapas de la vida; con mayor gravedad en un extremo de la vida que son los mayores, pero afecta a todos y más a quienes tienen factores de riesgo; asma, enfermedad pulmonar crónica, enfermedades cardiovasculares o inmunosupresión y esas condiciones pueden darse en todas las edades.

Se pensó que la vacuna contra el COVID sería un escudo infalible que iba a frenar los contagios y eventualmente desterrar el Corona Virus. Pero la realidad es que aun con la vacuna la gente se contagia aunque de una versión de COVID más leve, ¿Qué es lo que sucedió?

En Pfizer realizamos un estudio clínico donde el objetivo fue dar con una vacuna ARN mensajero que tuviese eficacia y seguridad para prevenir la enfermedad sintomática en personas que hubiesen tenido o no COVID y la vacuna mostró 95% de eficacia, no 100%. O sea que aun en el estudio clínico hubo un porcentaje pequeño de la población que siendo vacunada de todas maneras se enfermó.

Lo que vemos en países como el Reino Unido o Israel donde se está vacunando en forma masiva es que la vacuna ha sido capaz de prevenir en un 98% las enfermedades sintomáticas y las enfermedades graves, es decir las que requieren hospitalización y en un 95-96% las enfermedades sintomáticas moderadas que no necesitan hospitalización.

Lo que la vacuna ha hecho es modificar por un lado la severidad de la enfermedad y por otro lado, la enfermedad en sí misma. Si observamos el número de casos en los países donde el programa de vacunación está más avanzado, los casos se han reducido dramáticamente y en las últimas semanas son prácticamente un 1% de los casos que había hace tres o cuatro meses en el Reino Unido, en Israel y también en Estados Unidos.

La vacuna del COVID es una herramienta tremendamente importante para cambiar la evolución de la enfermedad, para prevenir la enfermedad grave y muerte pero también para reducir la circulación del virus en la comunidad y de esa manera lograr que las personas que todavía no pudieron vacunarse o que son demasiado susceptibles estén mas protegidas.

¿Usted cree que es posible lograr la inmunidad de rebaño?

La inmunidad de rebaño es un mecanismo de protección social muy importante. Está probado que vacunando a un determinado grupo de la población en un numero suficiente se disminuye la circulación del virus y de esa manera se reduce la enfermedad. Pero ¿qué pasa?, se necesita entre un 60 y un 70% de la población de un país o de una ciudad completamente vacunada para poder empezar a ver esa inmunidad de rebaño.

Creo que es la meta, por supuesto, pero hasta que no se alcance ese porcentaje en una comunidad deben seguir respetándose las medidas de distanciamiento social, de higiene de manos frecuente, el uso de mascarillas y evitar las aglomeraciones.

¿Vamos a tener que darnos un refuerzo, una tercera dosis de la vacuna Pfizer?

Estamos investigando si hace falta dar una tercera dosis para todas las personas que ya recibieron dos o para algún grupo de personas en particular. En febrero comenzamos un seguimiento con gente que recibió las dos dosis en el 2020 durante nuestro estudio de fase I - II de la vacuna, los volvimos a vacunar para ver cómo respondían inmunológicamente; cómo respondía el perfil de seguridad de la vacuna y si la eficacia clínica aumentaba o duraba más tiempo. Los resultados todavía no están disponibles y aún es temprano como para decir si va a hacer falta un refuerzo o no.

¿Es posible que la gente deba vacunarse contra el COVID cada año, como sucede con la vacuna contra la gripe?

Hay dos partes: Una es la situación de pandemia y otra el virus. Creo que no había salida posible a la pandemia sin una vacuna disponible; la vacuna es lo que nos permitirá controlar y eliminar la pandemia; sin vacuna todo el mundo estaría en la misma situación dramática que vimos en el año 2020 en Estados Unidos. Si ahora tenemos una luz al final del túnel y el propio final del túnel esta mucho más cerca es porque tenemos vacunas y la gente se está vacunando.

Dicho eso, creo que este virus llegó para quedarse y si bien ahora estamos concentrados en lograr que esta vacuna nos permita frenar la pandemia después evaluaremos si vamos a necesitar o no una vacunación anual para mantener la protección y evitar enfermedad grave, hospitalizaciones y muertes como pasa con otros virus respiratorios como la Influenza, el Adenovirus o el Sincicial respiratorio.

Cuando se difundió que Pfizer ganó más de 3.000 millones de dólares en los primeros tres meses del 2021, muchos dijeron “Todo esto es un comercio, un negocio; a mí no me agarran, yo no me la doy” ¿Usted qué responde?

No solamente Pfizer, sino toda la Industria farmacéutica desde el momento en que se conoció la existencia de este virus, se puso a trabajar en forma colaborativa como yo nunca vi antes para desarrollar no sólo la vacuna sino también tratamientos para esta enfermedad. El programa de Pfizer fue un riesgo que tomó la propia compañía y que desarrolló exclusivamente con fondos propios junto con BioNTech, nuestros socios en Alemania. Sin esa inversión económica hubiese sido muy poco probable lograr una vacuna en el tiempo en el que se hizo y tener una solución realista.

Entonces, creo que lejos de ser un tema de ganar dinero; acá el objetivo fundamental fue desarrollar una vacuna al costo que fuera, sin importar el monto y ahora tratar que esa vacuna que ya está disponible sea asequible para todas las personas que la necesitan en cualquier lugar del mundo, no solamente para los países más poderosos y ricos. En ese sentido, estamos trabajando desde Pfizer con la iniciativa COVAX de la Organización Mundial de la Salud y en forma conjunta con distintos Gobiernos para ayudar a que la vacuna llegue a más gente.

¿Cómo enfrentan desde el laboratorio la emergencia de nuevas variantes?

Las variantes del virus son una situación epidemiológica esperable. que a veces no generan ningún tipo de impacto clínico y otras veces hacen que el virus sea más contagioso o que produzca una enfermedad más grave. 

Hay una definición universalmente aceptada del CDC de los Estados Unidos que clasifica las variantes en tres grupos: Variantes de interés; variantes de preocupación y variantes de alta consecuencia. En definitiva se trata de identificar si es solamente “algo nuevo”, la variante de interés; algo nuevo que puede ser más contagioso y potencialmente más grave que son las variantes de preocupación o las variantes de alto consecuencia que generan mayor mortalidad. Ninguna variante de las que está circulando hoy está en esa última categoría. 

Son todas variantes de interés y variantes de preocupación y hay más de 50 o 60 dando vueltas en el mundo; cada país tiene alguna. Las más conocidas son la variante del Reino Unido que ya circula en la mayoría de los países del mundo; la variante de Sudáfrica y la variante de Brasil pero hay variantes en los Estados Unidos; en California, en New York y ahora también hay una nueva en la India. 

Nosotros tenemos que trabajar en la vigilancia epidemiológica a nivel global para entender qué variantes circulan y qué impacto tienen esas variantes en la evolución de la enfermedad y cómo las vacunas pueden o no proteger contra esas variantes. En nuestro laboratorio desarrollamos un virus artificial con las variantes en cuestión y testeamos el suero de las personas que fueron vacunadas con las dos dosis de nuestra vacuna para ver cómo los anticuerpos que la vacuna genera son capaces de neutralizar y controlar ese virus que nosotros fabricamos que incluye estas variantes. Por ahora nuestra vacuna de dos dosis es capaz de neutralizar las variantes.

Según cifras del CDC aproximadamente un 8% o más de 5 millones de personas del total que se dio la primera dosis de Pfizer decidió no regresar a aplicarse la segunda dosis. Y en muchos países de Latinoamérica, únicamente están ofreciendo la primera dosis o pasan más de 21 días entre dosis y dosis. ¿Qué tan protegidas están las personas con una única dosis y cuáles son los efectos de que el intervalo entre las dosis sea más largo que el recomendado?

Nuestros estudios demostraron que si bien la primera dosis ofrece una protección parcial que comienza luego de los 12 días de la aplicación de la primera dosis, para llegar al 95%  de efectividad y alcanzar la máxima protección contra el Covid, son necesarias ambas dosis.

No hay datos que prueben que la protección lograda con la primera dosis se sostiene en el tiempo más allá del intervalo recomendado de 21 días.  El CDC, por su lado, sostiene que la aplicación de la segunda dosis puede espaciarse de la primera un máximo de 6 semanas o 42 días pero tampoco cuentan con datos sobre cuál es la eficacia de una segunda dosis de la vacuna contra el Covid aplicada más allá de este intervalo.