Miles de personas están en riesgo por el humo tóxico que emana de una planta química afectada por las tormentas

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1 de septiembre de 2017, 4:00 AM
1 de septiembre de 2017, 4:00 AM

El riesgo de polución química se cernía ayer en el área del sur de EEUU azotada por la tormenta Harvey, tras explosiones en una fábrica cerca de Houston, epicentro del desastre, donde las inundaciones comenzaban a retroceder.

Casi una semana después de que Harvey impactara en la costa estadounidense del Golfo de México como huracán de categoría cuatro, funcionarios y voluntarios todavía luchaban por rescatar a las víctimas de inundaciones sin precedentes, que causaron al menos 33 muertos y decenas de miles de millones de dólares de daños. El vicepresidente Mike Pence visitó Texas ayer para evaluar los destrozos causados   por la tormenta y reunirse con las víctimas.

Aunque las aguas empezaron a descender en Houston, dando algo de alivio a sus 2,3 millones de habitantes, una preocupante humareda se produjo luego de una serie de explosiones nocturnas en una planta química inundada en Crosby, a 40 kilómetros al noreste de la metrópoli. 

El grupo francés Arkema, que opera esta fábrica de peróxidos orgánicos usados en plásticos y productos farmacéuticos, ya había alertado de este peligro por el corte de electricidad. 

Como medida de precaución, las autoridades habían ordenado la evacuación de los residentes a menos de tres kilómetros de las instalaciones. 
Más de 30.000 personas se refugiaron en albergues en todo Texas, tanto en el enorme centro de convenciones de Houston como en pequeñas iglesias. 
En Houston, bajo toque de queda nocturno para ayudar en los esfuerzos de búsqueda y frenar potenciales saqueos, los dos aeropuertos principales operaban de manera limitada. 

Por otro lado, el presidente Donald Trump anunció que donará un millón de dólares de su fortuna a los afectados por el huracán, sumándose al apoyo de otras personalidades.