"Son literalmente fiestas que cuestan un millón de dólares, con leones en jaulas, tigres y jirafas bebé en la alfombra roja y tragos de todo tipo", dice un vecino que trabaja en una norma para poner en regla a los amantes de la vida nocturna

11 de agosto de 2020, 17:54 PM
11 de agosto de 2020, 17:54 PM

Con sus discotecas cerradas por las restricciones derivadas de la pandemia, las grandes fiestas de Los Angeles se mudaron a las mansiones de las colinas de Hollywood; reuniones suntuosas, ruidosas y a veces mortales que enfurecen a vecinos y autoridades locales.

"Cuando hablo de estas fiestas, no me refiero a la barbacoa típica o una reunión familiar", describe a la AFP David Ryu, quien está trabajando en una legislación para poner en regla a estos amantes de la vida nocturna.

"Quiero decir... (son) literalmente fiestas que cuestan un millón de dólares, con leones en jaulas, tigres y jirafas bebé en la alfombra roja", subraya este impulsor de la iniciativa. "Es un espectáculo".

Las consecuencias de estas grandes fiestas "tienen repercusiones mucho más allá de estos eventos, se reflejan en toda nuestra comunidad porque el virus se puede propagar rápida y fácilmente", subrayó el alcalde de Los Angeles, Eric Garcetti.

Pero el contagio del coronavirus no es el único riesgo de estas extravagantes celebraciones.

El lunes pasado, bajo el ruido de los helicópteros de las cadenas de noticias, la policía llegó a una mansión en la famosa Mulholland Drive que estaba colmada de jóvenes juerguistas. En la confusión que siguió al operativo, se escucharon disparos y una persona murió.

Resultado: el alcalde angelino ha desbloqueado poderes de emergencia que le permiten este fin de semana cortar el agua y la luz de estas casas, anidadas alrededor del famoso letrero gigante de Hollywood, al considerar que se han "convertido esencialmente en clubes nocturnos".

La orden de confinamiento en Los Angeles se emitió en marzo a medida que la pandemia se extendía por todo Estados Unidos. Ya a mediados de marzo la ciudad había comenzado a reducir las restricciones a negocios y a las actividades al aire libre, pero los restaurantes, clubes y bares se mantienen cerrados desde entonces.

Silbando sobre las colinas 

Bajo las estrictas leyes de Los Ángeles, que ponen fin a la vida nocturna a partir de las 2 de la mañana, los juerguistas llevaban mucho tiempo yendo a fiestas en "The Hills" (las colinas) después de que sonaba el anuncio para tomar la última copa.

Si bien el confinamiento generó inicialmente una pausa en las noches agitadas de las mansiones de lujo de la ciudad, en las últimas semanas se han disparado las quejas.

Según el presidente de la asociación de vecinos local, George Skarpelos, antes de la pandemia había de 10 a 15 fiestas cada noche de fin de semana, pero "ahora hay unas 50".

"Mira, entiendo que te sientes encerrado y quieras pasar un buen rato. Pero tengo la impresión de que hay personas que están mostrando muy poca cautela", señala.

El hecho de que estas fiestas se organicen ilegalmente aumenta las posibilidades de que algo salga mal.

"Créase o no, el escándalo es la menor de mis preocupaciones", dice Ryu. "Han pasado tres años seguidos en los que hemos tenido grandes incendios... y hay gente en los balcones fumando. ¿A dónde creen que van las colillas?", afirma molesto.

Con los autos de los asistentes estacionados en medio de carreteras sinuosas, los servicios de emergencias a menudo tienen dificultades para llegar al lugar de la fiesta.

"50.000 dólares en efectivo" 

La mayoría de estos eventos no son organizados por propietarios de villas, sino por promotores de clubes nocturnos que encuentran casas en la plataforma Airbnb por 10.000 dólares la noche.

Promocionan sus fiestas como si fuera una discoteca, dice a la AFP Steve Lurie, de la policía de Hollywood. "Es exactamente lo mismo. Excepto que ahora mi club tiene una vista impresionante de Los Angeles y una piscina maravillosa", agrega.

Los organizadores a menudo cobran entrada a los asistentes y despliegan una barra con pago en efectivo, en noches que promueven a través de listas secretas y el boca a boca.

Para estos promotores, las multas de hasta 8.000 dólares simplemente se consideran como un costo operativo.

En algunos casos, los propietarios ni siquiera saben que tales eventos se llevan a cabo en sus hogares. Pero Skarpelos piensa que a menudo hay acuerdos "encubiertos". "Están en modo 'Está bien, tal vez se lo rente a este tipo turbio que me ofrece 50.000 dólares en efectivo'", opina el oficial.

Si bien la casa involucrada en el tiroteo de esta semana se anuncia como un refugio respetuoso del fengshui y amigable con la naturaleza, sus redes sociales están publicando videos de camareras ligeras de ropa que sirven champán.

Los administradores del inmueble aseguraron a la AFP que no tenían "absolutamente ninguna información previa sobre la organización de esta gran fiesta".