Este año en la Franja de Gaza, las concentraciones están prohibidas debido a las restricciones impuestas por el nuevo coronavirus. El cierre de las mezquitas limita en especial el iftar (comida nocturna con la que se rompe el ayuno) a los más necesitados

24 de abril de 2020, 8:52 AM
24 de abril de 2020, 8:52 AM

Para Salah Jibril, un palestino sin empleo en Gaza, el Ramadán de este año se perfila como el más duro de su vida, con la pandemia de nuevo coronavirus amenazando la ayuda destinada a los más desfavorecidos durante este periodo.

"Las mezquitas están cerradas y quienes normalmente nos ayudan también están atravesando dificultades", lamenta Jibril.

El Ramadán, el mes sagrado de ayuno musulmán que comenzó hoy en numerosos países, es tradicionalmente una época de generosidad, de compartir y de reuniones, en el que mezquitas y asociaciones caritativas se preparan con semanas de antelación para alimentar por la noche en el iftar (comida nocturna con la que se rompe el ayuno) a los más necesitados. 

Pero este año en la Franja de Gaza, las concentraciones están prohibidas debido a las restricciones impuestas por el nuevo coronavirus, aunque por el momento solo se registraron oficialmente 17 casos en el enclave palestinos de dos millones de habitantes.

El cierre de las mezquitas limita en especial el iftar a los más desfavorecidos. Y muchos creen que los donativos privados van a disminuir en un momento de parálisis de la economía local, ya de por sí muy dañada.

Con un índice de desempleo del 43% antes de la crisis sanitaria, la Franja de Gaza, dirigida por el movimiento islamista Hamas, es una de las regiones más pobres de Oriente Medio. Alrededor del 80% de su población recurre a ayudas, según la ONU.

Salah Jibri, de 47 años, vive con su mujer y sus seis hijos en un pequeño apartamento en los barrios de Gaza al Medina, la ciudad homónima en el centro del enclave.

"El Ramadán nos permite normalmente aguantar todo el año", gracias a los donativos, explica. "Pero este año será el más duro, no sabemos cómo vamos a hacer para salir de esta", insiste.

"Peor que la guerra"

Esta semana, las autoridades de Hamas otorgaron 100 dólares (unos 93 euros) a 5.000 familias del enclave para ayudarles durante el Ramadán.

Pero Salah Jibril no ha tenido acceso a esta asignación. Para vivir, su familia cuenta con el equivalente a 120 euros (unos 130 dólares) al mes de subsidios del ministerio de Asuntos Sociales de Hamas.

"No es bastante para pagar la electricidad, el agua, el gas, la comida y los medicamentos para los niños, cuando enferman", afirma este desempleado palestino.

Junto a él, su esposa Um Mohammed sostiene que no recuerda la última vez que sirvió carne a la mesa. Los tiempos son duros y la carne es cara. "El coronavirus, es peor que la guerra", suspira.